Hong Kong, la que fuera joya del imperio colonial británico hasta 1997, es una jungla de cemento, de rascacielos de acero y de cristal, pero también un corazón verde, es china, es británica, es ruidosa, destartalada, cultivada, elitista, pobre, casa de los mejores concesionarios y mucho más. En la imagen, un zapatero del barrio de Wan Chai trabaja en su puesto improvisado en una acera.
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