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No todo son piropos para Bolt

Por SOITU.ES
Actualizado 21-08-2008 23:28 CET

Usain Bolt se ha convertido en el mayor protagonista del atletismo olímpico en Pekín por sus victorias y récords del mundo en las pruebas de 100 y 200 metros lisos. Sin embargo, no todo son piropos para el campeón jamaicano. Las críticas de Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional, y las continuas sospechas de dopaje empañan los triunfos del velocista.

Las dos carreras en las que se impuso el jamaicano tuvieron un desarrollo bien distinto, pero también un aspecto en común. En los 100 metros, Bolt levantó el pie del acelerador en el último tramo y atravesó la línea de meta golpeándose el pecho, como restregando su superioridad ante el esfuerzo desesperado de sus rivales por sumarse al podio. En los 200 metros, por su parte, el campeón olímpico tuvo que apretar los dientes y sufrir para ganar el oro. Pero una vez acabada la carrera, el velocista volvió a calzarse su traje de 'showman', de velocista marciano, de personaje vanidoso como un cantante de rap, y prolongó una vuelta de honor eterna mientras se señalaba a sí mismo voceando: "¡Soy el número uno!".

El presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge ha arremetido contra las celebraciones del doble campeón y su actitud hacia los rivales: "Esa no es la manera de proceder de un campeón", ha dicho Rogge. El belga ha añadido que, desde su punto de vista, Bolt "debería mostrar más respeto a los otros participantes y darles la mano o una palmada en el hombro después de la carrera". Las maneras de Bolt atentan, desde este punto de vista, contra uno de los clásicos lemas deportivos, aquel que afirma que hay que saber perder, pero también hay que saber ganar.

En algunos deportes se intenta poner coto a ese tipo de actitudes, que algunos consideran de menosprecio hacia los rivales. Por ejemplo, en la NFL, una actitud tan soberbia como la del velocista jamaicano hubiera sido penalizada, según reconoce 'The New York Times'.

Otra de las manchas que tiene la actuación de Usain Bolt son las sospechas de dopaje. Y es que muchos desconfían del éxito de los atletas jamaicanos en las pruebas de velocidad, al imponerse en los 100 metros masculinos y femeninos, así como en los 200 metros masculinos y femeninos. De hecho, el fenómeno de Bolt alcanza tal magnitud que ha derribado uno de los récords del mundo que se antojaban inalcanzables: el de los 200 metros, conseguido por Michael Johnson en Atlanta 96, y que ni siquiera atletas dopados hasta las cejas lograron batir.

La superioridad de Bolt sobre la pista es tal que algunos de sus rivales han denunciado un posible fraude. El velocista alemán Tobias Unger, que no llegó a la final e hizo un registro de 10,36 segundos, afirmó que "en las carreras clasificatorias Bolt ni siquiera se molestó en entrar en calor. Llegó con su bañador y sus zapatillas, tomó carrerilla, probó la salida y se hizo cien metros en 9,92 segundos. Para mi, todo esto es una gran tomadura de pelo".

Desde que la palabra dopaje entró de lleno a formar parte del vocabulario del atletismo, hay algunos elementos que invitan a la sospecha en el caso de Usain Bolt, como se han encargado de subrayar algunos medios de comunicación estadounidense (según resume Santiago Segurola en un artículo para 'Marca'). Y es que Jamaica es un país que hasta hace una semana no contaba con una agencia contra el dopaje independiente. Sin embargo, hay otros datos que despejan cualquier duda: ningún atleta jamaicano ha dado positivo en una gran competición (a excepción de Ben Johnson, de origen jamaicano, pero que competía con los colores de Canadá). Además, Usain Bolt ha pasado seis controles desde el uno de agosto y, hasta el momento, ninguno de ellos ha dado resultado positivo.

En su defensa, los jamaicanos argumentan que, ahora que muchos estadounidense han caído en los controles antidopaje, las fuerzas se han nivelado y está aflorando la superioridad jamaicana en la velocidad, un país con gran tradición, en el que miles de espectadores abarrotan las gradas cada vez que hay un evento de velocidad, tal y como cuenta el 'Guardian' en un reportaje.

Michael Frater, quien fuera sexto en la final del pasado sábado de 100 metros, aseguró que Jamaica es un país demasiado pequeño y que, si alguien toma drogas y es descubierto, se moriría de la vergüenza. No ocurre lo mismo en Estados Unidos, según el velocista, porque el país es demasiado grande y uno puede mudarse con facilidad. En todo caso, el laboratorio de Pekín, centro de los controles durante los Juegos, mantendrá congeladas durante ocho años las muestras tomadas, de forma que, lo que en estos días quizás no sea detectable, pueda serlo en un futuro próximo.

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