La difícil tarea de ligar en Pakistán

ISLAMABAD (PAKISTÁN).-  Salía de la ducha en el gimnasio de un hotel lujoso de la capital paquistaní hace unos días, cuando, mientras me secaba con la toalla tal y como vine al mundo, un hombre se dirigió a mí y me gritó: «¡Cúbrase por favor, ésta es otra cultura y mi hijo va a salir ahora de la ducha!».

Acepté a regañadientes, pues hubiera entendido esta petición en cualquier otro ámbito del país, excepto en uno de los pocos oasis para aquellos occidentales «descarriados» que no suelen ducharse en bañador. O en neopreno. Como se bañaba en la piscina, a cuarenta grados, la hermana de aquel niño al cual, según su buen progenitor, le hubiera supuesto un trauma enfrentarse en los vestuarios a mi cuerpo desnudo.

Aunque Islamabad quiere creerse a veces algo moderno, lo cierto es que en este país, Pakistán, creado en 1947 por y para el Islam, los «guardianes de la moral» aparecen por todos lados como champiñones. Y más aún cuando lo que nos ocupa son las relaciones entre los dos sexos, el destape y otras cuestiones tan peliagudas.

«Para nosotros es muy complicado acceder a las chicas. Por eso nos gustan los entornos occidentales, más abiertos», me comenta un periodista local.

Al ganar confianza, lo curioso es que muchos paquistaníes se abonan a bombardearte con preguntas sobre sexo y, como es mi experiencia, a no pocos les caracteriza una fascinación por los chistes verdes, en un país con un alto índice de descargas pornográficas a través de Internet.

«Te bombardean con mensajes diciéndote que te aman, que eres preciosa. Y a lo mejor te conocen de un día porque vinieron a arreglarte una estantería a casa», me explica una amiga, que asegura haber recibido numerosas cartas de amor en los últimos años.

Pero tal explaye amoroso es siempre de puertas adentro... porque de puertas afuera hay una «dignidad» y una imagen que transmitir. Desafortunadamente, la separación de sexos está presente casi en cada esfera de la sociedad. Aunque quizás 'separación' sea optimista porque es más bien una segregación de las mujeres de cualquier cuestión pública, sea festividad, manifestación, debate... y eso que Pakistán puede presumir de haber sido el primer país islámico en tener una primera ministra: la asesinada Benazir Bhutto.

En las universidades, atentos vigilantes se encargan de que no haya parejitas despistadas acercando sus sentimientos a escondidas. Quizás por eso se estima que para muchos hombres sus primeras experiencias sean homosexuales. Es corriente ver parejas masculinas abrazadas o agarradas de la mano al caminar, sin que esto sea mal visto. Pero si en su lugar fuera un hombre y una mujer eso sería un escándalo. Cuestiones de la moral, será.