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Los hombres que llevaron el sistema a la ruina ¿deben pagar con su fortuna?

Por ANA R. CAÑIL / MIGUEL MORENO (SOITU.ES)
Actualizado 22-09-2008 17:06 CET

MADRID.-  El Gobierno de EEUU se gastará medio billón de euros o 700.000 millones de dólares en salvar Wall Street, según los lacónicos; en salvar la economía americana, según los moderados; en salvar el capitalismo, según los más dramáticos. La frase de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, puede resumir la catástrofe: "La crisis de Wall Street es para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo".

¿De dónde sale esa ingente cantidad de dinero que el Gobierno Bush va a meter en los mercados? Del bolsillo de los contribuyentes. Pero eso ya trató de contestarlo el mismo viernes Henry Paulson, el secretario del Tesoro, quien dejó claro a los ciudadanos que se llevaban las manos a la cabeza que más caro hubiera sido no intervenir para salvar tanto descalabro.

Bien, pero, ¿quién tiene la culpa de que esos bancos y empresas estén mal gestionados? En primer lugar serán sus gestores ¿No? Ah, pues puede ser. Pero de momento y que se sepa, todos los gestores y directivos máximos de esos bancos y empresas que van a costar esos 700.000 millones de euros, la intervención más grande de la historia de EEUU, la peor desde la Gran Depresión de 1929, siguen teniendo enteros sus bonus salariales. Su patrimonio personal, multimillonario, no está amenazado y algunos, con menos de un año de gestión en la empresa que se ha ido al garete, van a llevárselo todo crudo si alguien o algo no lo remedia.

Estos son algunos señores del dólar, que guiados por la ambición se tomaron a coña las advertencias. Incluidas las de alguien tan sólido y experimentado como Warren Buffet, cuando en agosto del año pasado, tras la crisis de las subprime, ya advirtió de que la marea estaba bajando, y "cuando la marea baja, ya se ve quién esta en pelotas". Y en pelota picada se han quedado, hasta ahora, los siguientes señores:

  • Richard S. Fuld, número uno de Lehman Brothers durante 15 años. En abril de este año, la revista estadounidense Forbes clasificaba a Fuld en el puesto once entre los CEO (Chief Executive Officer -presidente ejecutivo-) mejor pagados. El máximo gestor de la quiebra del cuarto banco más importante de Estados Unidos, durante las última navidades y cuando Lehman banco ya prometía pérdidas, cobró -como el resto de consejeros- un bono de 215 millones de euros.
  • Como los americanos no son idiotas, el debate ya está en la calle. No en vano Urban Collectives ya se ha molestado en explicar que cuando el lunes pasado se declaró la bancarrota de Lehman, 25.000 empleados se quedaron en la calle, mientras que Fuld mantiene su mansión de 20 habitaciones en Greenwich (Connecticut), con sala de squash incluida. Por supuesto, recuerdan que el matrimonio Fuld tiene una de las más interesantes colecciones de arte moderno.

  • John A. Thain no ha pasado ni un año en Merrill Lynch antes de que Bank of America tuviera que comprarla para evitar su bancarrota. Eso sí, tiempo suficiente para mantenerse en la lista de Forbes de los CEO mejor pagados, en el puesto 113. Sólo por gestionar Merrill Lynch un año puede embolsarse unos 200 millones de dolares si Bank of America no lo remedia. Pero además, los chicos de Urban Collective denuncian que cobrará 15 millones de dólares como bonus cuando firme la entrega de Merrill e invitan a comprobar si Thain, joven, alto y atractivo, no tiene una casa en Rye (estado de Nueva york) con 14 habitaciones, piscina, campo de tenis... En fin, todas esas cosas que los ricos y acomodados denuncian que son acusaciones "demagógicas".
  • Robert Willumstad, el consejero delegado de la aseguradora más grande del mundo, AIG, también está en esta lista de millonarios privilegiados, malos gestores que mantendrán su estatus y su patrimonio. Willumstad llegó a la cumbre de AIG en junio de este año, sustituyendo a Martin Sullivan que desde que estalló la crisis de las hipotecas estaba siendo investigada por la Securities and Exchange Commission (SEC) y el departamento de Justicia. Si Robert es ahora despedido, se llevará siete millones de euros. Aunque en este caso, puede que el auténtico responsable, al que habría que seguir, sería a su antecesor, Sullivan.
  • James Cayne abandonó su cargo al frente de Bear Sterns después de que en 2007 las acciones de este banco de inversión perdieran la mitad de su valor. Cuatro años después de asumir su cargo como director en esta empresa, en 2005 Forbes le incluía entre los 400 hombres más ricos en Estados Unidos. El 'Wall Street Journal' le acusó de estar jugando al bridge mientras Bear Sterns se arruinaba.

Pero no todo son malas noticias. El pasado martes, la Federal Housing Finance Agency comunicó a Danniel Mudd, presidente y consejero ejecutivo de Fannie Mae y a su colega, Richard Syron, el jefe supremo de Freddie Mac que no cobrarán -de momento- los aproximadamente 24 millones de dólares que deberían llevarse según recoge su contrato y de acuerdo con la famosa 'golden parachute', las cláusulas de blindaje en caso de despido.

La cláusula de oro

'Golden parachute' es un término clave para quien aspire a alto ejecutivo estadounidense. Puede sonar a simple nombre simpático, pero le ha dado a Thain 11 millones de dólares (unos 7.700.000 euros). Como indemnización por despido, no está mal. Es verdad que ha conseguido lo que no logró Fuld para Lehman Brothers -evitar la bancarrota-, pero también es verdad que desde que entró en Merrill Lynch en diciembre de 2007 las acciones de la empresa han caído un 70%. Pero la 'golden parachute' es ajena a los resultados. Es una cláusula que se utiliza en los contratos de altos ejecutivos, y según la cual se acuerda una indemnización en caso de que la compañía sea absorbida y el ejecutivo pierda su puesto.

Ése ha sido el problema para Fuld, que Lehman no ha sido absorbida: ha desaparecido. Tal y como explica Daniel Harris, del bufete Harris&Moure, la 'golden parachute' no se suele aplicar en casos de bancarrota. Harris asegura que lo normal sería que Fuld no se llevara ninguna indemnización.

Así que sin compensación, pero sí es probable que Fuld se vaya de rositas. Aunque Harris cuenta que "se está hablando de cargos criminales". Aclara que el derecho mercantil en Estados Unidos tiene particularidades para cada estado, pero en general los empresarios y ejecutivos actúan protegidos bajo la propia compañía, de forma que es ésta la que responde por ellos. Salvo que se pueda demostrar que han actuado de mala fe, es decir, que medie culpa.

Si se demuestra que un ejecutivo ha conducido a la empresa a la ruina a propósito, que ha actuado buscando el beneficio particular o que ha utilizado información privilegiada, por ejemplo, el empresario sería acusado de delito y, por tanto, "perseguido por la legislación criminal", confirma Harris. No obstante, también asegura que son meros rumores a los que, por ahora, no da mucha credibilidad. Otra opción que baraja Harris es una demanda civil contra los ejecutivos de las empresas arruinadas, lo cual no sería muy sorprendente dada la tradición litigiosa de Estados Unidos. "Pero las denuncias tendrían que basarse en algo más, aparte de que la empresa haya hecho perder a mucha gente mucho dinero".

¿Y aquí, que pasaría?

Está por ver. La pasada primavera, la UE abrió el debate sobre los sueldos de los altos cargos y su supuesta contribución a la crisis financiera. Países como Alemania y Holanda preparaban medidas contra los pluses y las primas multimillonarias, y fue la primera vez que los ministros de economía de los 15 abordaron el asunto.

En España, y a la espera de que el Ejecutivo pueda tomar alguna medida en este sentido, en los últimos diez años se ha dado todo tipo de moralina con "la responsabilidad social corporativa de las empresas", por no hablar sobre todos los códigos del buen gobierno para todo -el más famoso, el del ex de la CNMV, Manuel Conthe-, pero al final, mientras los gestores no hayan cometido delito probado -es decir, quedarse con las pelas de los accionistas o los clientes- poco o nada se puede hacer. ¿Es la mala gestión punible, sobre todo cuando lleva a situaciones como la actual, a esos diez días que cambiaran al mundo y con unas consecuencias aún por ver? ¿Deben llevarse sus indemnizaciones salvajes todos estos tipos, por mucho que sus golden parachute estén en sus contratos?

Cuando el tsunami llegue a nuestro país ¿qué pasará? Pues no hay respuesta, pero sólo valga el último ejemplo conocido. Hace dos meses hacíamos esta pregunta : ¿Debe Fernando Martín (y otros) responder con su patrimonio?. Porque aunque abogados y demás juristas mantienen lo peligroso que es confundir la moral y la ética con la ley, a veces conviene preguntarse si no habrá que cambiar la ley. Por lo pronto, Gordon Brown ya ha anunciado que están estudiando poner un límite a las primas que se dan en banca a quienes asumen riesgos excesivos.

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