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Soy un blade runner y éste es mi blog (II)

Por FEDERICO VOLPINI* (SOITU.ES)
Actualizado 30-09-2008 19:52 CET

[A punto de arrancar el Festival de Sitges, Federico Volpini propone un juego: se convierte en un blade runner con la misión de revisar / retirar las películas estrenadas en la última edición del festival de cine fantástico.]


Festival Internacional de Sitges: en 2007, dedicado a 'Blade Runner'.

En 2008, dedicado a '2001, una odisea del espacio'.

La misión de Blade Runner: retirar películas de Sitges 2007 para hacerle espacio a '2001'.



Un delator. Un chusmeta. Un vendido, 'F.V.': (ver ayer) Federico Volpini. Canta, como un jilguero. Retiro 'Rec', la última que menciona en la presentación del Festival: ¿no es el cine español un espejismo y no es un espejismo algo que nos parece cierto y no lo es? Sigo adelante: 'Sukiyaki Western Django'. No ha aguantado un minuto. Replicante de la peor especie. Mutación. A mí el 'western' no me lo toca nadie. ¿En quién creéis que se inspira 'Harry el sucio'? ¿Me habéis visto retirar a 'Zhora'? ¿Y a 'Pris'? ¿Y a 'Leon Kowalski'?... Ah, que a 'Kowalski' fue 'Racahel'. Y que 'Harry el sucio' no es un 'western'. Entonces, ¿Clint Eastwood qué hace ahí? Lógica aplastante. 'Soy un cyborg', la siguiente en la lista. Una abuela sin dientes. Un pasado ratón. ¿Se me van resistir a mí los orientales? ¿Habéis visto 'Blade Runner'? Retiro 'Planet Terror' y 'Death Proof': en las dos se recuerda a Tarantino. Un inserto. Tampoco hay mucha duda sobre 'Km. 31': la memoria de un río donde hoy hay una carretera. ¡Huele a Tyrrell a 31 kilómetros! 'Arma fatal': Mel Gibson, 'Wicker Man', yo mismo: aquí el programador se pasa un poco de recuerdos.

Van siete retiradas.

Paso a la lista de hoy, para adelantar algo de trabajo. 'w∆z', 'Halloween: el origen', 'El orfanato', 'À l'interieur'… Quito tres por de pronto: 'Teeth', dientes. 'El territorio de la bestia', más dientes. 'Frontière(s)': sin dientes. El que nadie, fuera de Sitges, en España, recuerde haberlas visto —salvo 'El territorio de la bestia' (la coartada para hacer el recuerdo más creíble)— prueba que son recuerdos implantados.

2.1. 'Teeth', de Mitchell Lichtenstein

La sonrisa vertical en el dentista. Y el falogocitado. Mito que, según recoge 'Teeth', se repite en múltiples culturas. Como el Diluvio Universal en las fauces de los perros de Pavlov: alimento para los miedos castradores y una forma de poseer al macho que redime milenios de sumisión en la hembra de la especie. Si el matriarcado originó de verdad tanto revanchismo, el macho se lo cobra cada día. Lo que no sabe el macho es que el que paga es él. Como probablemente no sabía la hembra que el abuso sobre el hombre lo iba a pagar ella. El abuso es eso lo que tiene.

'Teeth', de Mitchel Lichtenstein, no tiene gracia para ninguno de sus protagonistas. La vagina dentada equivale al pene venenoso: es como el dedo de Midas, que te deja sin postre, sin almuerzo y sin aperitivo. Lo que tocas lo pones fuera de tu alcance.

'Teeth', que se burla de ello, igual no es una broma.

Frente a la clara opción del mundo en que vivimos a favor de la ley del más fuerte (¿para qué medicina social, educación pública de calidad, medios de comunicación independientes bajo la garantía del Estado; para qué justicia preventiva cuando podemos disfrutar de la muy saludable justicia punitiva?), frente a los violadores de cualquier condición, la vagina dentada, si la hubiera, es un consuelo.

2.2. 'Rogue', de Greg Mclean

La criatura humana considera que la Tierra es su casa. La bestia viene desde la Prehistoria a jorobar. Un viaje. Cocodrilos. Éstos, de agua salada. El cocodrilo es el más animal de los reptiles, al menos en lo que al hombre se refiere. Abre las fauces y es la estación del Metro. Lagarto, lagarto. No empezó con Tarzán, sino con Peter Pan, que no es de Disney, como creen los niños hoy en día —incluso niños de 50 años—, sino de James M. Barrie, al que muy pocos, niños o mayores, han leído. Quiero decir: aquí, donde se entiende que el papel es para envolver algo, salvo si son ideas lo que el papel envuelve, que entonces es desperdicio de papel. Igual, el cocodrilo. Muchos piensan que las patas le sirven para llevar el bolso. Les dicen "cocodrilo" y ven carteras, cinturones, zapatos: otra forma de ir con el cocodrilo a la imaginación. Capitán Garfio y un reloj que resuena en sus tripas recordándote el tiempo, que es lo que de veras te va a alcanzar un día.

'El territorio de la Bestia (Rogue)' recupera al cocodrilo para el miedo, y el miedo cotidiano: cualquiera que recuerde un suelto de periódico sobre viajero en Kenia que confundió aquello con un tronco, piensa en sus propias vacaciones y le recorre un escalofrío la espina dorsal. 'Rogue' te conduce por magníficos paisajes —el tiempo nuevamente, que acaba con la noche— a una aventura entretenida, inquietante, incómoda cuando se pone uno en el lugar del menú de la bestia, de donde se deduce —el territorio— que en ningún sitio como en el domicilio, siempre que no sea en la despensa.

Tras la sobrevalorada 'Wolf Creek', yo diría que ésta sí merece la pena.

2.3.'Frontière(s)', de Xavier Gens

(-sin dientes-)

El imaginario francés se ha visto seriamente sacudido por los disturbios en sus barrios marginales. Jóvenes descendientes de emigrantes pero ya plenamente franceses salen a la calle a quemar coches, levantar barricadas, tirar piedras, en una ola de violencia que nada tiene que ver con el 68. Entonces eran los niños de papá, mimados-reprimidos y cultos. Tras el enfrentamiento con las fuerzas del orden subían a la tribuna o aparecían en la televisión y, en un francés perfecto, defendían sus tésis con argumentos bien armados, compresibles para padres, educadores y políticos, que llegaban a verlos como lo que ellos eran a su edad: cosas del tiempo. Volverán al redil. Pedían lo imposible y como lo imposible es más fácil de otorgar que lo posible, lo obtuvieron. Lo de los jóvenes de francés descuidado y piel frecuentemente oscura es otra cosa: exigen lo posible, lo que la sociedad les debe. Como eso sí que no se lo van dar, suponen una amenaza real. El diez por ciento de la población francesa hoy son musulmanes. El 11-S en cada aparcacoches. Esta preocupación y la inmediata del auge del racismo y de la intolerancia, se refleja en el cine, incluso el cine de terror.

Lástima que en 'Frontière(s)' lo haga de una forma tan torpe, tan risible, pese a lo extremo de las imágenes. La canalla suburbial cae en manos de la canalla nazi, representada por una paródica reliquia de oficial SS, y familia. Sangre a raudales, tensión y una propuesta muy lograda para quienes gusten de estas cosas, que naufraga en lo inverosímil de su trama.

2.4. 'WAZ', de Tom Shankland

Cree el Dr. Etxea que me voy a lanzar a una desmelenada hagiografía de 'W∆Z' (él adora el cine de la experiencia cotidiana -ésa de la que con frecuencia solamente contarla resulta más aburrido que vivirla- y yo el cine de género, pero temo que ninguno de los dos logra eludir el hecho de que en uno y otro campo hay películas buenas, mediocres, malas -éstas son las mejores- y excelentes). Lo cree y se equivoca, aunque 'W∆Z' me parece una muy razonable propuesta para pasar la tarde.

Enfrentar a la persona con su debilidad, con su egoísmo; enfrentarla con lo que es y no con lo que cree ser. Y una sucesión de espeluznantes crímenes en los que se ha utilizado la tortura y en los que el asesino (madres, padres, hermanos) ama a la víctima. El desencadenante de todo ello se diría la parte menos trabajada de 'W∆Z'. Una fórmula: w∆z = Cov (w,z) = ßwzVz. Falta ahí algo de convicción o de argumento.

Película excesivamente morbosa en ocasiones, 'W∆Z' mantiene la temperatura de un 'thriller' de principio a final y es mucho más honesta con sus planteamientos que, por ejemplo, la muy celebrada 'Seven'.

Ágil, tensa, juega su mejor baza con la pareja protagonista y, sobre todo, con el personaje del detective Eddie Argo, Stellan Skarsgard: un auténtico acierto.

El final no decepciona y hay —otra muestra de honestidad— pistas a lo largo de todo 'W∆Z' que lo hacen, si no esperado, coherente: al espectador no se le engaña. Esto ya es mucho, en los tiempos que corren.

2.5. 'Halloween: el inicio', de Rob Zombie

Lo que no hay que dejar al alcance de los niños es la familia. Los niños la destapan, se la echan al coleto, y salen raros. Entonces, y si se deja la familia al alcance del niño, perpetra una masacre que es como su primera comunión. La iniciación del niño. Prueba la sangre el niño y le coge afición. De comunión diaria, luego, el niño. Todo, por la familia. La familia tiene derecho a decidir lo que el niño va a ser. Es un derecho que protege el Estado y que reclama la Santa Madre Iglesia. ¿Los papás van a misa? A misa el niño. ¿No van?: la educación religiosa en el colegio (la Iglesia, que hace trampas). ¿Los papás son unos pervertidos? ¿Mamá pega? ¿Es sádico papá? Pues el niño, en familia, mientras no tenga marcas. Allí crece. La diferencia está en que el niño te salga un asesino en serie (de padres depravados), o asesino de masas (de familia creyente, todos ellos).

Chiquitín maltratado vuelve a casa con dos metros de estatura y las mañas que tenía de pequeño. Si bien suena a todas las películas del género (no hace nada, en España, 'Negra Navidad' y antes 'Hannibal, el origen del mal', por mencionar dos sólo), ésta funciona.

2.6. 'El orfanato', de Juan Antonio Bayona

Cierto que 'El Orfanato' tiene fallos de 'raccord' (esa mano aplastada que funciona durante un rato como nueva), cierto que el guión pasa por momentos poco justificados, cierto que el grupo de parapsicólogos bajo el ala de Geraldine Chaplin parece que procediesen de una película distinta; aun así, voto entusiasta por 'El Orfanato'.

Desde hace algunos años el cine español de género se está abriendo mercado fuera de nuestras fronteras a base de servir producto fresco y bien elaborado. Producto que ignora implacablemente la 'intelligentsia', hasta que se redacten unos trasposmodernos 'Cahiers du Cinéma' y un grupo de intelectuales franceses, o ingleses, o alemanes, o rumanos (difícilmente intelectuales españoles) descubra cine de verdad en lo que la 'intelligentsia' relega al cajón del cine de consumo. Y no porque el espíritu se nutra de construcciones mentales y el cuerpo de chorizo: es que el chorizo, aspecto, aroma, sabor, también es una construcción mental y, sobre todo, es que el chorizo bueno es buen chorizo.

Vuelta atrás sobre el niño que late dentro de cada uno hasta que acaba por pararte el corazón, y sobre ese instante en el que creías estar haciendo algo y hacías otra cosa diferente, que hoy no tiene remedio.

2.7. 'À l'interieur', de Julien Mauy y Alexandre Bustillo

Particular aportación francesa en el terreno de la asistencia al parto, 'À l'interieur' nos presenta una réplica diabólica de Bourne, cuyas pestañas pueden ser armas mortales. Le vale cualquier cosa.

Mujer en avanzado estado de gestación ve interrumpida una conversación íntima con su hijo no nacido por un accidente de tráfico. Un choque frontal con otro vehículo. El coche, que sirve para que conozcamos gente nueva. En esa colisión unos pierden la vida y otros pierden las ganas de vivirla. Hasta aquí nada divertido, sino muy al contrario. La diversión empieza en la noche anterior a que una de las personas implicadas dé finalmente a luz. Se queda sola en casa. Es Navidad y ella no está para fiestas. Ni con su madre, de la que rechaza la invitación para cenar, ni con su jefe, que vendrá el día siguiente a llevarla a la clínica. Suena el timbre de la puerta. Es el terror, que viene de visita. Sigue una auténtica parada militar del arsenal doméstico: tijeras, agujas de hacer punto, cuchillos de cocina embutidos en mangos de limpieza, hasta alcanzar el previsible final, tanto por lo que se refiere al procedimiento como a la identidad y los motivos de la parte actuante.

Sanguinario menú de cuidada apariencia con emulsión de vísceras, que encantará a quienes no se atreven a perpetrarlo en casa. Da miedo.

*Federico Volpini es uno de nuestros colaboradores de cine.

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