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McCain no puede con Obama en el tercer y último debate electoral

Por CRISTINA F. PEREDA (SOITU.ES)
Actualizado 16-10-2008 07:56 CET

WASHINGTON.-  Los ataques personales acompañaron a la economía como tema central del último debate presidencial entre Barack Obama y John McCain, celebrado anoche en la Universidad de Hofstra, en el estado de Nueva York. Al término del debate, Barack Obama vencía por más de 20 puntos en las encuestas de las cadenas CNN y CBS.

Necesitado de una clara victoria, John McCain protagonizó la primera parte del debate con ataques directos a las posturas del candidato demócrata. Pero también atacó a los culpables de la actual situación económica, buscando una diferenciación de Bush que dejaría una de las frases de la noche y quizás su mejor golpe.

"No soy Bush. Si usted quería enfrentarse a George Bush, debería haberse presentado a las elecciones hace cuatro años", le dijo a Obama. Ante la afirmación por parte del demócrata de que la crisis deja claro que hace falta un cambio en Washington, McCain insistía así en el mensaje de que él también significa cambio.

McCain buscaba la imagen de líder responsable que puede liderar a Estados Unidos, con dos guerras pendientes y en su peor crisis económica desde la Gran Depresión. La impresión que dejó fue la de un candidato a veces desesperado que interrumpió al contrario en varias ocasiones, incluso con risas o poniendo gesto de sorpresa.

Obama buscaba no fallar, no salirse del guión ni romper la imagen tranquila que ha inspirado durante las últimas semanas. No protagonizó ningún momento espectacular, arrinconado al principio incluso por McCain, pero tampoco se equivocó.

El formato del debate dio más juego ayer que en cualquiera de los otros tres celebrados anteriormente. El moderador Bob Schiefer, periodista de la cadena CBS desde hace 40 años, dirigía las preguntas a uno y otro candidato y éstos también podían preguntarse mutuamente. "Si ustedes no aprovechan la ocasión para preguntar al contrario, lo haré yo", advirtió al comienzo del cara a cara.

La agria campaña de las últimas semanas

El tema acordado para el debate era la economía. Las primeras respuestas de los candidatos se enredaron en el plan de rescate de Wall Street y la propuesta de cada uno para rescatar la llamada 'Main Street': los ciudadanos de a pie. Scheifer decidió entonces cambiar de rumbo para que la audiencia escuchara "algo distinto".

Y lanzó una pregunta clave. ¿Se retractaban los candidatos de los ataques lanzados esta semana por ambas campañas? ¿Estaban dispuestos a repetir las mismas palabras a la cara del candidato enemigo?

Ninguna de las contestaciones escurridizas de los candidatos respondió la pregunta.

La 'relación' de los republicanos con Bill Ayers

McCain buscaba desesperadamente el golpe de efecto de la noche y aprovechó para lanzar un nuevo ataque. Quería un gesto de victoria que puede salirle caro entre los votantes más indecisos. El republicano mencionó al congresista John Lewis, quien condenó los ataques de la campaña republicana esta semana acusando a McCain peligrosamente de racista. McCain dijo sentirse "herido".

"Si vamos a hablar de ataques específicos", contestó Obama, "esta semana se han podido escuchar en actos de tu candidata a la vicepresidencia cosas como que hablo con terroristas o que deberían matarme, y la gobernadora Palin no ha hecho nada por condenar esos ataques".

Obama también optó por "dejar clara" su relación con Bill Ayers, ex-radical (cuando el demócrata tenía 8 años) con el que coincidiría hace 10 años en una fundación educativa en Chicago. Entre los detalles que la campaña de McCain se ha dejado atrás, según Obama, están varios miembros republicanos de la misma fundación.

Obama transmitió una imagen más "presidencial"

McCain, nervioso hasta llamar a Obama "senador Gobierno" en un despiste, aprovechó todos y cada uno de los temas de la noche, desde la crisis económica a la educación, el aborto o el acceso a la sanidad, para atacar la postura de Obama. Sin embargo, las respuestas pausadas, el semblante tranquilo —aunque no tanto como en anteriores debates— y los detalles ofrecidos por el candidato demócrata, le dieron una vez más la apariencia "presidencial" que puede arañar votos entre los indecisos.

Incluso en el momento de regatear los ataques de McCain, el senador demócrata quiso acordarse del electorado. "Dos de cada tres votantes piensan que la campaña republicana ha ido demasiado lejos. A mí no me importa que me ataquen otras tres semanas, pero creo que los americanos quieren que hablemos de lo que a ellos les afecta", afirmó Obama.

Al cerrar la noche, Scheifer eligió un consejo materno para dirigirse a los espectadores: "Ahora a votar, te hará sentir bien, te hará sentir fuerte". Si los votantes condenan los ataques de uno u otro candidato en las urnas, se verá en menos de tres semanas: el 4 de noviembre.

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