Tres historias de trenes con bicicleta

Ciclistas de todo el país han participado este fin de semana en un curioso experimento: han intentado viajar desde sus ciudades en tren hasta Madrid llevando una bici. Todos ellos han sido convocados por la organización ConBici, dentro su campaña 'Bicis al tren', para comprobar qué pasa realmente cuando uno quiere combinar estos dos medios de transporte.

Para esta organización en defensa de las dos ruedas y los pedales, las bicicletas son especialmente interesantes cuando se pueden subir a otros sistemas de transporte colectivos, como el ferrocarril, dado que esto permite realizar desplazamientos muy largos y contar luego con un vehículo portátil no contaminante en la ciudad de llegada. Hoy en día, las normas de Renfe dejan llevar una bici en los trenes de media distancia que cuenten con un espacio reservado para ellas, en los trenes de grandes líneas que dispongan de plazas acostadas y en todos los trenes de cercanías en determinados horarios y bajo determinadas normas. ¿Qué supone esto realmente a la hora de viajar de un punto del país hasta otro? Éstas son tres historias muy diferentes de varios de los ciclistas que han participado en el experimento:

Carmina Gisbert. Punto de salida: Benidorm. Llega con bicicleta.

Cuando Carmina bajó al andén de la estación Puerta de Atocha de Madrid el sábado al mediodía podía sentirse satisfecha pues había conseguido llegar en tren desde Benidorm con su bicicleta. Prueba conseguida. Eso sí, lo suyo había sido toda una odisea, dado que su viaje había comenzado el viernes a las siete de la tarde: 19 horas antes. "Como no hay tren directo tuve que coger primero un regional hasta Valencia y hacer noche allí hasta que saliese otro al día siguiente a Madrid en el que pudiera subir con mi bici", cuenta la valenciana. Esto ocurre así porque Renfe permite viajar con bicicleta sólo en determinados trenes regionales (como aquellos que no son TRD). Cuando Carmina consultó los horarios desde Valencia sólo encontró uno que cumpliera los requisitos. Uno que tardaría seis horas, casi el doble de tiempo que emplean los muchos otros que cubren este mismo trayecto a lo largo del día. "En Valencia tuve además otro contratiempo y es que cuando fui a salir hacia la estación estaba lloviendo mucho y no te dejan meter la bici en el metro", cuenta la valenciana, "por suerte no me encontré con nadie que me hiciera bajar del vagón". Ya sólo quedaba meter la bici en el tren regional, pasar un poco de apuro molestando por los pasillos a los pasajeros para llevarla hasta el cuarto contiguo a la cabina del conductor y dejar pasar las seis horas de viaje sentada en su asiento. "La verdad, se me ha hecho muy, muy largo".

Alfaro Alegre. Punto de salida: Teruel. Llega en autobús y sin bicicleta.

El objetivo era llegar a Madrid en tren y con bici. Pero cuando Alfaro Alegre llegó el viernes a esta ciudad ni tenía bici ni se bajó de ningún tren. "Es lo que ocurre cuando uno se propone dos retos tan complicados a la vez: meter en el tren tu bicicleta y viajar desde Teruel", nos cuenta. Sobre el mapa Teruel y Madrid están separadas por menos de 300 kilómetros, pero cuando este aragonés se puso a planificar su viaje en ferrocarril descubrió que el único modo de unir las dos ciudades era pasando antes por Valencia, lo que además de incrementar el viaje hasta cerca de los 500 kilómetros le obligaba a buscar un hotel para pasar allí la noche. Conclusión: se iba en autobús. "Si llevar la bicicleta en tren es complicado, en autocar todavía lo es más, pues ahí sí que no existe ninguna norma", explica Alfaro, "cuando quieres informarte en taquilla lo único que te dicen es que preguntes al conductor". Las opciones entonces son dos: o te presentas con tu bici para ver con qué autobusero te encuentras, arriesgándote a que tu bici se quede en la estación de autobuses de Teruel, o desistes finalmente de viajar con ella. Así pues, Alfaro se despidió de su querida bicicleta en casa y se subió a las cinco de la tarde del viernes al autobús dirección Madrid. "Llegué a la Estación Sur a las nueve menos cuarto, después de recorrer 50 kilómetros en dirección contraria hasta Monreal del Campo y tomar luego el camino bueno a Madrid en un trayecto con más de 30 paradas".

Javier Lajusticia. Punto de salida: Cuenca. Llega con bicicleta.

A diferencia de los anteriores, Javier Lajusticia no salió el viernes, sino el mismo sábado en el que tenía que estar en Madrid. Cogió un tren a las siete de la mañana en Cuenca con su bicicleta y a las diez menos cuarto estaba ya en la estación de Atocha. Tuvo un viaje normal, sin problemas. ¿Es la demostración de que también se puede viajar de forma cómoda con bicicleta usando el ferrocarril? "Yo lo tuve fácil, pero estamos tan poco acostumbrados a esto que se nos olvidan otros inconvenientes", destaca el conquense. Dice esto porque ya no le suele dar importancia al hecho de que tenga que buscar al interventor cargado por todo el tren para que le abra el cuarto donde dejar las bicis (que puede estar en un extremo u otro del tren), o el que este cuarto sea un espacio pequeño sin ningún sistema para fijarlas. "Es un espacio residual que no está preparado para esto, así que cada uno tiene que buscarse la vida para llevar consigo algunos pulpos o algo con lo que sujetar las bicis", comenta. Aún así, Javier prefiere que se quede todo como está ahora. Como cuenta, a partir de 2010 se prevé que comience a funcionar la línea de AVE Madrid-Cuenca-Valencia y eso sí que le preocupa. "Nos tememos que pase lo que ha ocurrido en otras líneas de alta velocidad, donde se han reducido las estaciones intermedias y se han eliminado muchos regionales que van por las vías normales", explica. Además, en el AVE sí que no se puede subir con la bici. "No se puede ni siquiera con la bici con las ruedas desmontadas y embolsada como se permite en el TGV de Francia", detalla el de Cuenca, que incide: "En ese caso tienes una bolsa no más grande que muchas maletas que se suben al tren, pero si ven que dentro llevas una bicicleta entonces no te dejan".

Has tenido alguna vez problemas para viajar con tu bici en un tren. ¿Cuéntanos tu experiencia?

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