Corría finales de los 70. En España había dos festivales de la canción con gran importancia que se retransmitían por televisión: el de Mallorca y el de Benidorm. En este último habían terminado de cantar los concursantes, entre los que se encontraba un jovencísimo Tino Casal, cuando el jurado se retira a deliberar. Mientras, en el escenario se anuncia la atracción invitada para el broche de gala. Es la sensación del momento en todas las discotecas. Se apagan las luces, se oye un rugido y en el escenario irrumpe encima de una motocicleta de gran cilindrada un ser andrógino con mirada desafiante. Su nombre, Grace Jones.
Está arrasando en todas las pistas de baile con su particular versión del clásico de Edith Piaf 'La vie en rose', más de seis minutos de un ritmo hipnótico e insinuante donde la diosa de ébano va desgranando poco a poco la popular canción francesa. Su pelo cortado como un hombre, su aspecto fiero de dominatrix cabreada y su exótica figura no dejan a nadie indiferente.
Durante toda la década de los 80, la figura de Grace Jones se hará popular e indispensable. Asidua al Dancetería y al Studio 54, a las fiestas de alta sociedad y los garitos más lumpen, pero más cool. Sus discos son una obra de arte más que rodajas de vinilo llenas de canciones. Todo en ella es concepto. Portadas, espectáculos y vídeos diseñados y dirigidos por Jean Paul Goude, ropa de Gaultier (¡ella llevó trajes con sujetadores cónicos años antes que Madonna!), apariciones en el cine como malvada en James Bond, vampira con el cuerpo decorado por el grafitero Keith Haring en Vamp, luchadora invencible en Conan y dueña del número uno de las listas de éxitos con temazos como 'I need a man', 'Do or die' o 'Pull up to the bumper'...
Grabó con los mejores. Su debut y sus primeros lps en el sello Island la llevaron a Jamaica, donde trabajó con los más importantes productores y músicos de reggae, que le hicieron el colchón musical perfecto para sus canciones. Sly and Robbie hicieron un gran trabajo con su música y gracias, entre otros, a sus éxitos con Grace Jones, pronto fueron requeridos por otros artistas. Para entender el maridaje de Sly and Robbie con Grace Jones, es indispensable acudir al doble recopilatorio 'The compass point sessions', que reúne las remezclas dub y las maquetas que grabó en el pequeño estudio jamaicano de la pareja. En sus discos, incluía versiones a su manera de temas conocidos y se atrevió con todo. Canciones de Roxy Music, Joy Division o el mismísimo Johnny Cash fueron devoradas y transformadas por la incansable mente creativa de Grace Jones y su equipo. A destacar la particular versión que hizo del célebre 'Libertango' de Astor Piazzola convertido en 'I've seen that face before', que llegó a editar en single para España con el recitado de la canción en un perfecto castellano.
Modelo y musa, en España pudimos ver cómo su tupé se transformaba en la silueta del nuevo modelo de Citroën, que promocionó en un anuncio que es casi una obra de arte conceptual, y en el que terminaba devorando el automóvil con su boca extensible de diosa ciborg.
Tras su paso por ZTT, el sello de Propaganda o Frankie Goes to Hollywood y producida por Trevor Horn, uno de sus últimos éxitos fue 'I'm not perfect but I'm perfect for you', y a partir de ahí, la decadencia.
En España, participó en el especial Ibiza 92 con una desafortunada versión del 'Amado mío' de la película Gilda. Entrevistada por Mikel Erentxun en el backstage y a la pregunta de "¿cómo te gustan los hombres?", con mirada desafiante, la Jones le respondía a un acobardado Erentxun: "Desde luego como tú, no". Lógico. ¿Cómo se puede fijar alguien en un niñato disfrazado con una casaca militar de aspecto Sargent Pepper, cuando hasta poco antes te paseabas por el Studio 54 con un chulazo alemán rubio en pantalón de cuero ceñido y torso de culturista descamisado que era tu novio y respondía al nombre de Adolph? Sí, el mismo que poco después triunfaría en el cine con el nombre de Dolph Lundgren.
Los últimos años para Grace Jones no han sido fáciles. Encarcelada por escándalos y adicciones varias, numeritos en platós de televisión, desvaríos en aviones y trenes de alta velocidad con agresiones a azafatas que querían impedir que se colara en clase business con un billete inferior... Su carrera musical se ha resuelto a alguna colaboración en producciones house de djs poniendo la voz y el intento de resucitar su carrera, al estar uno de sus temas remezclado por Funkstar de Luxe, en el exitoso disco donde el dj incluía la revisión del 'Sun is shining' de Bob Marley, que tanto bailamos hace varios veranos.
Y por fin buenas noticias. Grace Jones vuelve a la música y por la puerta grande. El disco se llama 'Hurricane' y va con el sello de uno de los grandes de la música de cultura de clubs, Wall of Sound, el sello de éxitos como Propelerheads.
El avance llegó después del verano. Un vídeo y un single que anunciaban el retorno más esperado. 'Corporate cannibal' se presentaba con una pieza de videocreación que nada tiene que desmerecer a las expuestas en muchos museos. Una canción dura, difícil para entrar en listas, arriesgada pero valiente.
'Hurricane' llega a primeros de mes a las tiendas. El antiguo fan de Grace Jones no se va a encontrar con éxitos fáciles para las pistas de baile como antiguamente, ahora todo es más elaborado, sereno. Se trata de crear un disco de ambientes, de sensaciones. 'Hurricane' es un trabajo para dejarte llevar por los infiernos y los paraísos de Grace Jones.
Con el retorno en los mandos de Sly and Robbie, 'Hurricane' es sinónimo de éxito. Las nuevas danceterías o studios 54 son los restaurantes temáticos de menús de autor con dj incorporado donde se come recostado en enormes camas. Para ellos va destinado 'Hurricane', porque Grace Jones ni vive ni se regodea en el pasado. Ella no se apunta al futuro, porque ella es el futuro.
Ambient, experimentos sonoros, algo de ragga del siglo XXI en el atrayente 'This is', techno y el guiño al 'Libertango' con el que comienza 'Love you to life'. 'Hurricane' es un disco para estar en un marco en medio del salón en vez de en la estantería con el resto de los discos. Si Grace Jones actuara, tendría que hacerlo en museos de vanguardia en vez de discotecas o estadios. Eso se lo dejamos a viejas divorciadas sin talento. Grace Jones es otro estilo de vida. Es lujo. Es moda.
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