Yohimbina o yumbina, ¿droga del deseo?

Mezclada con alguna bebida alcohólica oscura se ofrece a una mujer. Minutos después, ésta comienza a clamar por sexo, a pesar de apenas conocer al muchacho que está con ella. De esta forma se describen en algunos foros las propiedades de la Yohimbina o yumbina (en países hispanoparlantes). Incluso se llega a afirmar que la Yohimbina la consumen parejas de swingers y mujeres que se inician en la práctica de sexo grupal, como una manera de 'perder la vergüenza'. Quienes desde luego no pierden la vergüenza son los traficantes de yohimbina, que no dudan en intoxicar a la población tanto química como informativamente, deslizando falacias sobre las propiedades afrodisíacas de esta sustancia en las mujeres.

Cual serpiente de verano, ha vuelto a surgir el mito de la acción afrodisíaca de la yohimbina. Precisamente en medios de comunicación argentinos —allí es ahora verano— se vuelve a especular sobre 'la droga del sexo'. Una consecuencia de la rapidez y calidad de las comunicaciones que disfrutamos hoy en día es que los temas rápidamente pueden sobrepasar el ámbito local, así que la serpiente, montada en Internet, ha cruzado el charco y aquí la tenemos. En foros se debate sobre las propiedades de la yohimbina, mezclándose información veraz y contrastada con mitos de larga tradición sobre la misma. En el capítulo de las fantasías sobre sus propiedades como droga del sexo, es sospechosa la atribución sobre su "capacidad de aumentar al extremo la excitación en las mujeres, que desesperadamente, piden sexo". Seguramente no se refieren a los hombres porque, ya se sabe, de por sí, claman por sexo. La mezcla de tópicos machistas con el mito del afrodisíaco universal, aquel que administrado a una persona la convierte en esclava de un deseo sexual irrefrenable e indiscriminado, rezuma en todo este interesado rebrote de comercio con la yohimbina.

La yohimbina es un antagonista alfaadrenérgico que en terapia sexual fue un recurso farmacológico más, al que los terapeutas recurríamos en algunos casos de disfunción eréctil, con modestos resultados que, además, nunca han sido demostrados con ensayos clínicos concluyentes. Con la comercialización de Viagra en 1998, prácticamente dejó de utilizarse en terapia sexual. Si a esto añadimos sus posibles efectos adversos: palpitaciones, aumento de la tensión arterial, temblores y náuseas, queda claro su escaso interés como fármaco prosexual. En la actualidad, únicamente se continúa utilizando en algunos casos para revertir los posibles trastornos orgásmicos, en pacientes tratados con antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina o en los pacientes aquejados de eyaculación retardada o aneyaculación. Hay que aclarar que también en estos casos, son pobres los resultados y tampoco hay ensayos clínicos concluyentes al respecto.

Lo que si es destacable es el poder de la yohimbina como inductor de ataques de pánico. Precisamente se utiliza como modelo de inducción de la ansiedad en estudios sobre ésta. En definitiva, muy poco recomendable es el uso abusivo de la yohimbina, puesto que como mínimo, se corre el riesgo de vivir —o hacer vivir— una de las experiencias más desagradables: el ataque de ansiedad con crisis de pánico, que supone experimentar la sensación de muerte inminente.

¿Has oído hablar la yohimbina como droga del deseo? ¿Crees que existe alguna «droga del deseo», que induzca un deseo sexual intenso e indiscriminado? ¿En qué circunstancias utilizarías una sustancia que creyeras con poder afrodisíaco?