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Crecen expectativas para que Obama eche a andar reforma migratoria este año

EFE
Actualizado 29-04-2009 00:46 CET

Washington.-  La reforma migratoria no tuvo mucho protagonismo durante los primeros 100 días de la presidencia de Barack Obama, pero líderes del Congreso y de la comunidad inmigrante esperan que la Casa Blanca siente las bases para reactivar el debate este mismo año.

Los partidarios de legalizar a los doce millones de inmigrantes indocumentados que hay en Estados Unidos se han sumado a las múltiples evaluaciones de la gestión de Obama frente a la minoría hispana desde que llegó al poder, el pasado 20 de enero.

Obama y el Partido Demócrata tienen una deuda con los hispanos, que debido a la percepción -injusta o no- de que los republicanos son antiinmigrantes, se decantaron por él en noviembre de 2008.

En general, los activistas dan buenas calificaciones a Obama, quien llegó a la Casa Blanca gracias en parte al apoyo de 67% de los votantes hispanos, según el Centro Hispano Pew.

Dentro y fuera del Congreso, hay señales esperanzadoras. Los demócratas, entre ellos el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, la impulsan entre sus prioridades legislativas para este año.

Mientras el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés) continúa una revisión exhaustiva de sus políticas migratorias, no han surgido más noticias sobre redadas en sitios laborales.

Y el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, que en el pasado destacó la contribución de los inmigrantes al crecimiento económico del país, comparecerá el próximo jueves ante un subcomité del Senado para analizar las perspectivas de la reforma.

Todo esto es, según los activistas, causa de celebración.

El legislador demócrata Luis Gutiérrez, en las postrimerías de una gira nacional por 21 ciudades para promover la reforma, reiteró hoy que espera ver un "firme" liderazgo de Obama en estas lides mediante algún tipo de pronunciamiento público desde la Casa Blanca.

Eso sí, los indocumentados tendrán que "ganarse" el derecho a la legalización porque, según Gutiérrez, el proyecto de ley que anticipan repetirá los requisitos de pagar una multa, ponerse en cola detrás de los demás solicitantes de visas permanentes y aprender inglés e historia del país.

Su colega demócrata Mike Honda señaló que espera que el asunto permanezca en el radar político en Washington porque, pese a que la crisis económica ha opacado otras prioridades legislativas, el problema de la inmigración ilegal "no va a desaparecer".

La Casa Blanca está inmersa en una gran operación de imagen para destacar los logros de Obama y ha destacado los pasos que él ha tomado hacia la reforma: en marzo discutió el tema con los congresistas demócratas hispanos, así como durante una asamblea popular en Costa Mesa (California) y durante su viaje a México hace doce días.

Algunos grupos, sin embargo, esperan más acciones solidarias de la Casa Blanca y no parecen bastarles las demostraciones de apoyo de Obama hasta la fecha.

La Agenda Nacional de Liderazgo Hispano (NHLA, por su sigla en inglés) considera, por ejemplo, que persiste la baja representación de los latinos en las principales 16 agencias gubernamentales y que existe, a su juicio, la necesidad de designar a más hispanos a puestos de alto rango.

Todos los grupos por igual también han dejado en claro que continuarán las medidas de presión para que a Obama no se le olvide su promesa electoral de impulsar la reforma migratoria durante su primer año de mandato.

Los activistas de todo el país, apoyados por grupos cívicos, religiosos y sindicalistas, tienen previsto realizar una movilización nacional el próximo viernes para exigir una respuesta integral al maltrecho sistema migratorio.

Si bien los detractores de la reforma también harán lo propio para impedir que ésta llegue a buen puerto, las encuestas de opinión siguen reflejando un amplio apoyo al cambio en la ley migratoria.

Según un sondeo divulgado este mes por el diario The New York Times y la cadena televisiva CBS, 44% de los estadounidenses apoya que los indocumentados permanezcan en EE.UU. y algún día consigan la ciudadanía.

Otro 21% apoyó la idea de otorgarles únicamente un permiso de trabajo temporal, y sólo 30% respaldó la expulsión de los extranjeros clandestinos.

Un 59% de esos encuestados consideró "posible" que Obama aborde este mismo año el polémico asunto.

Mientras tanto, la comunidad inmigrante espera.

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