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El gobierno chino indignado por la concesión de la ciudadanía parisina al Dalai Lama

EFE
Actualizado 09-06-2009 12:45 CET

Pekín.-  El gobierno chino consideró hoy de "acto de provocación contra el pueblo chino" la concesión de la ciudadanía de honor por París al Dalai Lama, líder espiritual tibetano en el exilio, y dijo que el galardón "dañará gravemente" la relación entre ambos países.

El acto del Gobierno de París "ha despertado una gran indignación en el pueblo chino" e inevitablemente "causará un grave daño a la cooperación entre París y las ciudades chinas relevantes, y a las relaciones entre China y Francia", señaló Qin Gang, portavoz de la Cancillería, en rueda de prensa.

El pasado domingo, el Dalai Lama, considerado un enemigo acérrimo por Pekín desde que su revuelta fallida contra el poder comunista finalizó con su exilio en la India en 1959, recibió dicho reconocimiento por parte del alcalde de París, Bertrand Delanoe.

Ante las advertencias de Pekín de que el gesto podía volver a dañar las relaciones con Francia, tanto Delanoe como el Dalai Lama dejaron claro que el acto era una iniciativa municipal, no estatal, y que no revestía ningún significado político.

A pesar de estos matices, el gobierno del Partido Comunista de China (PCCh) reaccionó hoy con la crispación habitual cada vez que el Dalai Lama, premio Nobel de la Paz en 1989, se reúne con cargos extranjeros o recibe algún reconocimiento internacional.

"A pesar de nuestra oposición, París ha concedido de forma obstinada al Dalai la así llamada ciudadanía de honor, ante la que expresamos nuestra rotunda insatisfacción y firme oposición", añadió el portavoz Qin.

Ese reconocimiento, prosiguió, "ha dañado los sentimientos de mil trescientos millones de chinos".

El año pasado el consejo municipal de París decidió conceder el galardón por votación, cuando las relaciones bilaterales pasaban por enormes tensiones después de que la antorcha olímpica de Pekín 2008 sufriera interrupciones de grupos pro-tibetanos a su paso por la capital francesa.

La crispación entre Pekín y París creció cuando en diciembre el presidente galo, Nicolas Sarkozy, mantuvo un encuentro con el líder tibetano, lo que provocó una fuerte reacción en Pekín, que acusa al monje de promover la secesión del Tíbet.

Como medida de protesta, Pekín canceló una cumbre con la Unión Europea, y en abril París tuvo que firmar un documento que reconocía la pertenencia del Tíbet a China para que Sarkozy pudiera reunirse con su homólogo chino, Hu Jintao, en la cumbre del G20 en Londres.

El portavoz chino no especificó hoy el tipo de represalias que su gobierno tomará en esta ocasión contra lo que considera un nuevo insulto a su soberanía.

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