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La autora de 'Persépolis' no quiere que le cuenten más películas sobre Irán

  • Satrapi, siempre activa fuera y dentro del cine, denuncia el fraude en las elecciones
  • Ella no es la única: desde la Revolución otros directores han dado una visión crítica
Por ALBERTO MORENO (SOITU.ES)
Actualizado 17-06-2009 13:53 CET

La obra de la autora Marjane Satrapi no se entiende sino estudiando detenidamente su biografía. Descendiente de la dinastía Qajar, siempre estuvo en contra de la radicalización religiosa derivada de la revolución del 79 y que terminó con la formación de la República Islámica que ahora es Irán. Dolida como estaba su familia por el recorte de libertades, decidieron enviarla a estudiar a Austria para que pudiera completar una educación plural. Y así se convirtió en una de las máximas referencias del país como activista intelectual contra el radicalismo teocrático. Su censurada autobiografía 'Persépolis', tanto en formato cómic como cinematográfico, recoge todo ello.

Por tanto, a nadie sorprendió que ayer se personara en el Parlamento Europeo —invitada por el diputado 'verde' Daniel Cohn-Bendit— para clamar contra la actual crisis iraní cargada de fotos de las revueltas de Teherán y documentos supuestamente procedentes de su Ministerio de Interior que apuntaban a la victoria del reformista Mir Hosein Musavi en vez de a la del proclamado vencedor Mahmud Ahmadineyad. Las cifras que expuso concretaban que "el número de votos para Musavi fueron 19.075.723, para Mehdi Karubi, 13.387.104, y para Ahmadineyad, 5.698.000, lo cual representa el 12% de las papeletas, no el 62%" que se dio como cifra oficial.

Ante el relativo silencio de Obama, cuya apuesta por uno u otro candidato corre el riesgo de situarle en una comprometida situación diplomática durante los tres años y medio que aún le restan de mandato, al menos resulta prometedor que alguien haga ruido de fondo en el Parlamento. La revuelta popular es evidente —con al menos siete muertos contabilizados hasta la fecha—, pero no parece que vaya a servir de mucho y por ello, Satrapi, desesperada, no ha dudado en izar la bandera de la denuncia:

Lo que ha pasado en Irán no es un fraude, es un golpe de Estado. Reconocer la legitimidad de Ahmadineyad significaría no reconocer la legitimidad del pueblo iraní. Es necesario que apoyen el movimiento democrático del pueblo que quiere vivir en paz, ser capaz de soñar y definir su lugar como una gran nación en el seno de la comunidad internacional [...] Los iraníes no queremos armas nucleares, sino paz y democracia.

Una familia concienciada... desde Afganistán

La artista, que pronunció su ponencia en inglés, acudió acompañada de otro de los mayores apasionados de la relajación del régimen, el director Mohsen Makhmalbaf —que ofreció la versión en persa de las palabras de Satrapi—, padre (y productor) de las realizadoras Hana y Samira, multipremiadas por sus películas en contra de la violencia que se vive en la zona.

Conforman los tres Makhmalbaf una estirpe de cineastas valientes adheridos al cine New Wave iraní, pues así se llamó el movimiento artístico surgido en 1969 cuya prioridad era abrir la cultura de su país al resto del mundo. Samira, la mayor, galardonada en San Sebastián 2008 por la película 'El caballo de dos piernas', es una joven cultivada y educada fuera de sus fronteras tal como lo fue Satrapi (quien reside actualmente en Francia). Nacida hace 29 años, estudió Psicología y Derecho desde los 20 en la londinense universidad de Roehampton. Hana, más precoz, debutó en la dirección a los 15 años con el documental 'Joy of Madness' y se consagró a los 18, en 2007, con 'Buda explotó por vergüenza', potentísima metáfora de la brutalidad inculcada a los más pequeños de la zona desde su nacimiento. La nacionalidad afgana de la cinta responde a la residencia establecida por toda la familia desde hace ya varios años, lo que no quita para que ejerzan de adalides del cambio en cada una de sus presencias internacionales.

Otras luchadoras iraníes

Pero no son las hijas de Mohsen las únicas artistas que luchan por la flexibilización del régimen de Ahmadineyad. En el artículo titulado 'Una mujer para defender a otra mujer en un país de luchadoras', ya os ofrecimos una muestra del paulatino levantamiento de algunas mujeres que no temen al régimen. Recordamos que la premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi tomó a finales del pasado abril la determinación de defender la causa de la periodista iranoestadounidense Roxana Saberi, acusada de ser espía para Occidente, condenada a ocho años de cárcel y liberada finalmente hace poco menos de un mes. Depuesta Ebadi de su cargo de jueza cuando la instauración de la República Islámica impidió que las féminas ostentaran tales cargos, su nombre suena desde entonces como sinónimo de la lucha por los derechos humanos.

Del mismo modo que Satrapi vive en el exilio francés, otra reputada artista, Monir Shahroudy Farmanfarmaian, virtuosa de la creación de montajes conformados a partir de espejos, vive en Nueva York después de que el ayatolá Jomeini confiscara el grueso de su producción en los 70. Ahora, la crítica internacional está rendida a sus pies. El suyo es el caso de quien para no ser despojada de lo suyo tuvo que salir del país, igual que le ocurrió a la cantante pop Googoosh, vetada desde el 79. Ella, no obstante, pudo quitarse su espinita dando un concierto en Emiratos Árabes en 2005 (a 150 kilómetros de la costa sur de Irán) en el que se llegaron a pagar 1.300 dólares por una entrada

El cine 'New Wave' busca el cambio

Son situaciones que los cineastas de la citada 'New Wave' han querido combatir desde hace ya cuatro décadas. El primero de los directores en dar el pistoletazo fue Dariush Mehrjui, quien con su película titulada 'The cow' (1969) reflexionó lúcidamente sobre las condiciones de pobreza y atraso de Irán. Muy crítico con el sistema que gobernaba Jomeini, se hizo sin embargo con su respeto. El heredero y prolongación natural de Mehrjui es hoy en día Abbas Kiarostami. De momento el director de 'El sabor de las cerezas', que situó en el mapa del planeta cinematográfico a su país con la Palma de Oro en Cannes 97, no se ha pronunciado acerca de la controvertida reelección de Ahmadineyad , pues parece centrado en la promoción festivalera de 'Shirin', su última obra, un canto a la libertad femenina, pero sólo dentro de la pantalla. Quién sabe si con su apoyo, la enérgica Satrapi y el patriarca Mohsen Makhmalbaf podrían hacer acaso un poco más de ruido.


Para entender mejor el panorama gracias al cine:

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