¿Compensa realizar los trámites necesarios para disfrutar del bono social sabiendo que el ahorro mensual es de 70 céntimos de euro? La medida más publicitada por Miguel Sebastián como gran regalo social se está revelando un bluf. El baile en las condiciones establecidas para optar al famoso bono social eléctrico parece no tener fin. Al final la niña bonita del ministro de Industria, está repleta de remiendos para contentar al máximo de población y a las eléctricas, lo que parece haberse convertido en una máxima del Gobierno de Zapatero.
Este caramelito era el contrapeso de la nueva tarifa de último recurso (TUR), con que se inauguró el mercado libre eléctrico. Un popular aliciente al que pueden acogerse unos 6,5 millones de potenciales consumidores. Sin embargo, en las eléctricas aún no han notado una gran demanda. El bono social supone una congelación en la tarifa. Es decir, una vez que la nueva tarifa única, que corresponde a casi 25 millones clientes, se supo que subía un 2%, el cálculo realizado por el propio ministerio de Industria cifraba en 70 céntimos la diferencia entre la TUR y el bono social. Las familias numerosas al margen de su renta per cápita, los jubilados perceptores de la pensión mínima, los consumidores de menos de 3 kW y las familias con todos sus miembros en paro eran los colectivos elegidos para gozar del descuento.
Sin embargo, el requisito de que todos los miembros de la familia en paro tuviesen que estar registrados en el INEM también ha cambiado. Padre sin trabajo, madre ama de casa e hijos mayores de edad y estudiantes no podían pedir el bono sin presentar sus tarjetas de desempleados. Así que se corría el peligro de aumentar la tasa de paro, ya de por sí bastante abultada, artificialmente. El temor a que se repitiera la misma historia que a principios de los años noventa, cuando multitud de amas de casa que querían acceder a los cursos de formación del INEM —que se pusieron en marcha en 1989— tuvieron que apuntarse al paro como condición indispensable para asistir a clase alimentando la fatal estadística, ha pesado en la rectificación. Una resolución de última hora, publicada en el BOE el 29 de junio, ha subsanado el error. Se introduce el concepto de 'no ocupado' en lugar del de desempleado. Con este criterio, el riesgo de que el medio millón de familias en esta situación generara nuevas inscripciones se esfuma. Los más de 4 millones actuales de parados, según la EPA, no crecerán a base de población activa.
Quienes se frotaban las manos pensando en el privilegio que Miguel Sebastián les había preparado no han tenido ocasión de presumir. Los 70 céntimos son una cantidad tan modesta que muchos ni tan siquiera se han molestado en levantar el teléfono o reunir la documentación exigida. "La cifra es ridícula pero en la Federación de Familias Numerosas estamos muy satisfechos porque hemos logrado que no se tenga en cuenta la renta per cápita familiar para poder pedir el bono y eso sienta un precedente. Por experiencia sabemos que los límites siempre dejan fuera a un elevado número de familias y es muy importante que no exista esa discriminación. Los primeros días hemos percibido mucho caos en las comercializadoras porque no estaban claras las condiciones pero ya se va resolviendo", asegura un portavoz de la asociación que calcula que un millón de familias con más de tres hijos tienen garantizado el bono durante los dos próximos años.
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