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¿Soy o no soy una mujer?

  • Cómo se practica una prueba de control de sexo
Por MELONYCE MCAFEE* (SLATE)
Actualizado 21-08-2009 11:16 CET

Ayer miércoles, la atleta sudafricana Caster Semenya se hizo con la medalla de oro de 800 metros femeninos en el Campeonato Mundial de Atletismo. Semenya, sin embargo, no ha tenido ocasión de celebrarlo por lo alto: "Ha sido blanco de cuchicheos e insinuaciones sobre la masculinidad de su figura y sus facciones". Como resultado, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ha pedido a la atleta que se someta a una prueba de ‘verificación de sexo’. En 2006, Melonyce McAfee explicó que no es tan fácil distinguir a un hombre de una mujer. Aquí tenemos una copia del artículo que escribió.

Podría despojarse al atleta indio Santhi Soundararajan de su medalla de plata de los Juegos Asiáticos tras el anuncio por parte de la Asociación Olímpica India el pasado lunes de que no había superado una prueba de feminidad poco después de competir. ¿Es tan simple como parece determinar el sexo con una prueba?

No. Echar un simple vistazo a los genitales de un atleta no basta para saber si es hombre o mujer. Los órganos genitales de algunas personas presentan ambigüedades desde que nacen, y otras lucen una anatomía que no cuadra con sus cromosomas sexuales. El recelo de que los atletas olímpicos varón se hicieran pasar por mujer en las competiciones motivaron que se sometiera a examen médico obligatorio a mujeres en los años sesenta, lo que a su vez pronto abrió paso a que se practicaran pruebas de determinación de sexo. Los jueces tomaban muestras de raspado lingual y llevan a cabo una simple prueba buscando la presencia de dos cromosomas X. El método resultó ser poco fidedigno puesto que biológicamente es posible que un varón tenga un cromosoma X de más (XXY) o que una mujer tenga únicamente un cromosoma X.

El sexo de un embrión se determina en su desarrollo temprano. Si tiene determinados genes que determinan la condición sexual, el feto desarrollará testículos, que a su vez producirán testosterona. Es la testosterona lo que hará de un feto un niño varón. Los genes decisivos para que se produzca este cambio se encuentran por lo general en el cromosoma Y. En los juegos olímpicos de invierno de 1992, los jueces comenzaron a practicar pruebas para dar con uno de estos genes, denominado SRY (del inglés sex determining region Y, región determinante del sexo en el cromosoma Y): si lo tenías, no podías competir como mujer.

Esta prueba tampoco sirvió. Tener material genético SRY, o incluso un cromosoma Y, no siempre te convierte en un hombre. Algunos individuos que nacen con un cromosoma Y desarrollan todas las características físicas de una mujer salvo sus órganos femeninos internos. Esto puede ocurrir por un defecto en uno de los genes que permite al cuerpo procesar la testosterona. Alguien con este síndrome, (conocido como ‘insensibilidad a los andrógenos’ (SIS) ) podría ser XY y a su vez desarrollar testículos. Pero acabaría siendo una mujer, puesto que su cuerpo nunca respondería a la testosterona que estuviera produciendo. Otros síntomas de SIS son la carencia de vello púbico y la falta de menstruación. (Hay informes médicos según los que Soundararajan "no había alcanzado aún la pubertad".)

Puesto que la testosterona favorece el desarrollo de la musculatura y la fuerza, un caso de insensibilidad a los andrógenos no daría a una atleta XY-mujer ningún tipo de ventaja competitiva; si acaso, sería un handicap. Siete de cada ocho mujeres que dieron positivo en una prueba de detección de material cromosómico Y durante los juegos olímpicos de Atlanta de 1996 padecían SIS en alguna de sus formas. Se les permitió competir.

A finales de los años noventa, el Comité Olímpico Internacional puso en práctica una evaluación más global para explicar todas estas ambigüedades, que llevaría a cabo un comité de expertos. Actualmente integran el comité ginecólogos, endocrinos, psicólogos y expertos en cuestiones transgénicas. Se sigue examinando el cromosoma Y: los ginecólogos examinan a los atletas y los endocrinos diagnostican anomalías genéticas y las características hormonales resultantes. Y los atletas pueden solicitar apoyo psicológico para manejar mejor su situación.

El control obligatorio de la condición de hombre o mujer dejó de practicarse a atletas olímpicos en 1999, pero las normas olímpicas internacionales y de la IAAF permiten que se someta a pruebas de control de sexo si éste es cuestionado por otro atleta o equipo, o, en su caso, los jueces del evento. (Se dice que la exploración médica de Soundararajan se originó por protestas de ese tipo). Se somete a algunos atletas a un examen médico completo una vez han dado su muestra de orina durante un control de dopaje. Los jueces observan el proceso de principio a fin para asegurarse de que los atletas no cuelan la orina de otro, así que pueden señalar a cualquiera cuyos genitales no tengan un aspecto acorde con el sexo al que hayan declarado pertenecer.

A los atletas a quienes se les reasigna su condición sexual se les permite competir en la categoría de su nuevo sexo, siempre que cumplan las normas.

*Artículo originalmente publicado en el medio digital estadounidense Slate.

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