Cómo 15.000 millones de euros arruinan el discurso de ZP

No es lo mismo decirle al ciudadano que la presión fiscal va a aumentar un 1,5% que desvelar que ese porcentaje se traduce en una subida de impuestos de 15.000 millones de euros. Esa ha sido la jugada maestra que le ha hecho Rajoy a Zapatero. Esta es la secuencia de los hechos.

Pasadas las 9:30 de la mañana, folio 18 del discurso del presidente: "Será un aumento que quedará por debajo del 1,5% del PIB para el conjunto de las Administraciones Públicas". Por fin, la subida de impuestos que ha sido el tema más caliente de la rentrée ya tiene cifra. De la bancada popular salta como un resorte Álvaro Nadal, uno de los jóvenes empollones economistas más rentables para Rajoy. Se arrodilla al lado del líder de la oposición y le sopla: "1,5% del PIB son 15.000 millones de euros". ¡Bingo!

Rajoy sale a la tribuna. Vuelve a la carga con su aperitivo favorito, el de que el presidente improvisa y no reconoce la gravedad de la crisis: "Hay dos cosas que nunca fallan en este tipo de debate. Primero, la situación económica siempre es peor que en el anterior. Y segundo, usted se niega a admitirlo". Rápidamente los jugosos 15.000 millones de euros que supondrá la subida de impuestos se convierten en el atizador. De dónde saldrán es la gran pregunta. Como remate final, una propuesta propia, reducir el gasto público como única opción alternativa.

Soraya Sáenz de Santamaría ya está en el pasillo, rodeada de periodistas, para redondear la idea que ha soltado su jefe. "Si hay 15 millones de familias en España y es necesario recaudar 15.000 millones de euros, la cuenta es clara: cada familia toca a 1.000 euros de subida de impuestos". La campaña mediática está en marcha mientras algunos miembros del Gobierno no se enteran de la que se les viene encima.

La ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, no admite preguntas, para variar. Consultamos con Miguel Sebastián de dónde van a salir los 15.000 millones y si es cierta la conclusión de la oposición. "No lo sé. Voy a preguntárselo a Javier Vallés (director de la Oficina Económica de la Moncloa)". Sebastián, a paso rápido, se pierde en la sala de Ministros. Mientras, el Gobierno va tomando conciencia del ruido que va a hacer la cifra envenenada. En los corrillos se aborda la contrapropuesta de Rajoy sobre recortar el gasto público racionalizándolo y el pacto que ha ofrecido al presidente para lograrlo y explicarlo a los españoles, pero con la condición de no subir los impuestos.

"No ha habido luz entre el catastrofismo popular y el 'santo grial del desarrollo sostenible' de Zapatero", Gaspar Llamazares resume con ironía el duelo entre el presidente y el líder de la oposición. "Zapatero se ha dado de bruces con la crisis y ha sido un discurso de mucho desánimo, en el que se le ha visto debilitado. Muy repetitivo por ambas partes, aunque Rajoy ha aportado el recorte del gasto público", concluye el diputado de IU. Federico Trillo trata de apuntalar la idea de contención: "Hay que insistir en un plan de austeridad. Los presidentes autonómicos del PP ya lo están haciendo. El mismo Camps ya ha reducido consejerías". Rajoy, que fuera de cámara asegura que "no se puede decir que la presión fiscal actual sea alta, lo que sucede es que han bajado los ingresos por el parón de la actividad", contesta a nuestra pregunta: ¿Seguro que sus presidentes autonómicos y sus alcaldes están de acuerdo con meter mano al gasto público? "Absolutamente". La realidad es que tanto cortar el gasto como obtener ingresos vía impuestos son dos opciones complicadas de poner en marcha.

La vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega, abandona el hemiciclo. Los 15.000 millones son el tema ineludible. No salen las cuentas. Nos responde que "hay que esperar a los Presupuestos" y que va a contrastar esa cifra. En la sala de Ministros, el ambiente está caldeado. Los periodistas interceptan a todo miembro del ejecutivo que se pone a tiro, y la mayoría debe confesar que no está muy al tanto del asunto. El ministro de Trabajo es uno de ellos: "No sé nada del tema de los impuestos, eso a Salgado, pero a mí el discurso del presidente me ha parecido sólido. En cuanto a la oferta de Rajoy, habrá que ver de dónde piensa recortar el gasto".

Es media mañana y los teletipos, las radios y las televisiones escupen que Zapatero ha anunciado una subida de impuestos de 15.000 millones de euros, sin matices. En ese momento Elena Salgado se apresura hacia las dependencias del Gobierno, en el camino nos explica bolígrafo en mano la cifra. "Es importante recalcar que la presión fiscal se situará por debajo del 1,5%. Lo ha dicho el presidente. Cuando este Gobierno llegó a la Moncloa, la presión fiscal del PP era del 34,5%, nosotros la hemos rebajado hasta el 32,8%. Aunque ahora subiéramos ese 1,5%, nos quedaríamos en el 34,3%, dos décimas por debajo de la que aplicaba el PP". Pero ¿cómo se van a recaudar esos 15.000 millones?. "6.000 millones provienen de la eliminación de los 400 euros y el resto, ya lo contaremos cuando presentemos los Presupuestos del Estado". Los plumillas se quedan echando cuentas. 6.000 millones, más entre 800 y 1000 millones que se obtendrían si se sube el tipo de las rentas del capital del 18 al 20%, suman ya 7.000. Más 4.000 millones de la eliminación de la deducción por compra de vivienda a partir del año que viene... son las cuentas de la lechera hasta que el presidente lo confirme. Pedimos a la estrella de la jornada del PP, Álvaro Nadal, que nos ayude a cuadrar los números. No es una fuente muy objetiva pero se sabe la lección. Subir los impuestos le espeluzna y ahonda en el discurso del jefe, la contención del gasto, como única salida.

Zapatero, avisado por los suyos de la bronca de los 15.000 millones de euros, encara las réplicas con la claridad por bandera. "Sí, le voy a pedir una serie de ingresos a los ciudadanos para apoyar a los más débiles, a los desempleados". El esfuerzo llega tarde. La polémica de los 15.000 se ha comido los otros mensajes: el anuncio de la reducción de un 6% en el gasto de los ministerios, los nuevos fondos aparejados a la ley de economía sostenible, de 20.000 millones para el sector privado y de 5.000 millones para inversión local o el mantenimiento de la calificación triple A por parte de Moody's a pesar del tirón de orejas.