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El tiburón

Por JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ (SOITU.ES)
Actualizado 29-09-2009 08:48 CET

Trabaja niño no te pienses
que sin dinero vivirás.
Junta el esfuerzo y el ahorro
ábrete paso, ya verás,
como la vida te depara
buenos momentos. Te alzarás
sobre los pobres y mezquinos
que no han sabido descollar.

Me lo decía mi abuelito
me lo decía mi papá
me lo dijeron muchas veces
y lo olvidaba muchas más

'Me lo decía mi abuelito'. José Agustín Goytisolo

La Sexta estrenó anoche 'El aprendiz', un programa de televisión sobre depredadores superiores. No se confundan, no es el clásico documental de National Geographic sobre tiburones, sino un reality para triunfadores, esa subespecie humana tan abundante en la España de nuestros días. La idea es magnífica. Los ejecutivos que han diseñado el formato habrán pensado que a usted, querido telespectador, nada le gustaría más que ser como ellos. Un triunfador. Un ser superior, alguien con clase, con categoría, muy por encima de sus propios amigos, familiares y vecinos. Así podría tener su Rolex, su Visa platino, su Audi, su restaurante en el que le llamen "señor", su cuenta en las islas Caimán… Incluso, ¿por qué no?, su carné del PSOE. ¡Qué coño, usted se merece eso y más!

Supongo que los telespectadores tendrán muy claro que ese nivel de vida no se consigue trabajando ocho horas de manera humilde y honrada, ¿no es así? Bien, pues ahí es cuando aparece 'El aprendiz', un programa que le ayudará a convertirse en un miserable bastardo sin escrúpulos. Lo que es un trepa hijo de la gran puta. ¿Un aprendiz? No, un tiburón. El sueño de buena parte de los españoles de bien.

En La Sexta compraron el formato, que ha sido un éxito en diferentes países, y buscaron un empresario-presentador al nivel del archimillonario Donald Trump, anfitrión de la versión norteamericana del programa. Cuentan que no fue fácil. ¡Pero si no tenían que haber salido de casa! En el mundo de la televisión das una patada a un bote y te salen tres tiburones, seis hienas y catorce buitres. Corderos ni uno, pero pirañas, a patadas. Ahí tenían a Jaume Roures, el empresario de moda, dueño de esos atributos con lo que todos soñamos: pasta, éxito, buenos contactos, una gran imagen, facilidad de palabra, una TDT de pago… "Queremos romper con la imagen denostada del empresario, ese hombre avaro que se quiere hacer rico a costa de pagar poco a sus empleados", dijeron desde la cadena al anunciar a Luis Bassat, magnate de la publicidad, como presentador. Allá ellos…

El programa se desarrolla en una 'lujosa mansión' donde permanecen recluidos e incomunicados, en áspera convivencia, 16 concursantes de diferentes perfiles que luchan por ganar (¿les suena de algo todo esto?). Licenciados en marketing, en empresariales, ingenieros… El presentador plantea una serie de pruebas que los candidatos tienen que solventar. La primera es fascinante: vender 500 kilos de encurtidos. Y así, poco a poco, mediante un melodramático "Estás despedido", el presentador irá poniéndoles de patitas en la calle. Quedará sólo uno, que recibirá el gran premio: trabajar en la empresa de Bassat. Ser el aprendiz. Es decir, el tiburón.

Los concursantes son como los de 'Gran Hermano' pero con una carrera universitaria (algunos). Bazofia. "No son frikis, son 16 profesionales que se están jugando su carrera", asegura Sonia Barros, la directora del engendro. Bazofia, insisto. Y si no, escuchen sus pensamientos:

  • "Quiero ser no ya rico, sino millonario".
  • "Sería capaz de pisar a alguien".
  • "Éste es mi momento, y si alguien se interpone le aplastaré como a una uva".

Buena gente ¿verdad? Afortunadamente la excelente realización les aleja de la realidad y les convierte en actores. Técnicamente el trabajo que han hecho con 'El aprendiz' es impecable, pero el resultado visual es muy frío: parece que estamos viendo un gran anuncio, una promo de hoteles de lujo, el tráiler de una película de arte y ensayo, las carreras de 'Pekín Express'... Un coñazo sin alma.

¡A la mierda los triunfadores! Me he criado en la cultura de la derrota. Esos "maravillosos perdedores" a los que cantaban Elliott Murphy, Tom Waits y Baudelaire. Prefiero a Quique González que a Alejandro Sanz, a Poe que a Antonio Gala, al Atlético de Madrid que al Real Madrid. Ya lo dijo Mao: "de derrota en derrota llegaremos a la victoria final".

O no. En cualquier caso siempre nos quedará Johnny Thunders…

Un motivo para NO ver la televisión

Los canallas.
Autor: Eugene Izzi.
Editorial: Barataria.

Ambición, ausencia de escrúpulos, fajos de billetes… y putas, alcohol y drogas. No, no es otro reality para individuos que sueñan con ser empresarios de éxito. Es un libro maravilloso, titulado 'Los canallas', que cumple todos los requisitos para convertirse en un clásico de la literatura de gánsteres. Un poli infiltrado y un sicópata asesino que sale de la cárcel son los protagonistas de una historia brutal que tiene lugar en el putrefacto Chicago de los años 50.

Una pequeña delicia. Y un gran escritor, Izzi, que vivió el lado salvaje, conoció las cárceles por dentro, utilizó el seudónimo de Nick Galiano y murió con la violencia que empapa sus novelas: colgado del exterior de la ventana de su despacho en el piso 14 de un edificio de la ciudad del viento. Un perdedor.

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