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Fornicadores compulsivos

Por JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ (SOITU.ES)
Actualizado 09-10-2009 09:38 CET

La verdad desnuda. Eso es lo que está pasando con el Gürtel, un caso de corrupción masiva marcado por el vestuario de los protagonistas. Y es que si bien es cierto que arrancó con los impecables trajes de Camps, ahora parece que se ha aligerado de indumentaria gracias a las fiestas de Correa: "tías impresionantes y todos en pelotas".

El PP se está quedado en bolas, circunstancia que no parece favorecer la imagen pública de un Rajoy que, como todo buen deportista de sillón, es víctima de un evidente sobrepeso.

¿Por qué la derecha corrupta se siente tan cómoda tratando con putas? O 'velinas', como prefieran. La pregunta se la deberíamos hacer a esos 'blood brothers' llamados Berlusconi y Don Vito (Correa), organizadores de juergas sexuales para poner a los negocios un broche de oro y semen. Tradicionalmente las transacciones comerciales se han cerrado con comilonas, así que puede que sea el consumo masivo de marisco, jabugo y caviar lo que dispare los niveles de testosterona. Alimentos venenosos que convierten a esos políticos intachables, a esos modélicos padres de familia, guardianes de las buenas costumbres, la fe y la moral, en auténticos monstruos. Concretamente en fornicadores compulsivos. He podido conseguir las imágenes de un miembro de la derecha valenciana cuando, tras almorzar con la cúpula de la 'trama Gürtel' y calzarse su flamante reloj de 20.000 euros, rechazó la invitación para una sobremesa con fulanas y se marchó a enseñarle el peluco a su familia. Éste es el trayecto entre el restaurante y su casa...

Cuidado con las orgías de hormonas. Todo lo que sean desajustes en el organismo puede convertirnos en monstruos. Y si eso sucede, corremos el riesgo de ser invitados al programa de Ana Rosa (Telecinco). Ayer le tocó la china a una adolescente india, la pobre Jyoti Amge, que a sus 16 años está considerada la joven más pequeña del mundo: mide apenas 58 centímetros de altura y pesa sólo cinco kilos. Reproduzco, por su innegable interés antropológico, parte de la entrevista que la escritora-presentadora mantuvo con su diminuta invitada. Dado el éxito obtenido por la desclasificación dosificada del sumario del caso Gürtel, utilizaré un sistema similar. Ésta es la primera parte de la charla...

— Ana Rosa: Qué vestido tan bonito, ¿Cuántos vestidos tienes?
— Jyoti Amge: Tengo 16 años.
¿Has visto que las niñas aquí van vestidas de forma muy diferente a como vas tú?
— No, todavía no he visto a las niñas de aquí.
¿Quién te hace la ropa?
— Alguien me hace la ropa.
¿Te gusta la ropa de tu país?
— Mi madre me ayuda a elegir.
¿Con quién te llevas mejor: con tu hermano o con tu hermana?
— Con mi hermana.
¿Y es tan coqueta como tú?
— Sí, sí, sí ella es como yo, y jugamos y eso.
Me llama la atención lo sonriente que eres. Pero también tendrás mal genio, ¿no?
— Me gusta viajar y ver los sitios, y salir guapa.
Ayer estuviste de compras por Madrid con mis compañeros.
— Sí.
¿Te gusto?
— Sí
Vamos a verlo...

Y pasearon a la niña más pequeña del mundo por Madrid. La llevaron de tiendas, le pintaron las uñas, la lucieron por las calles... Tras esa pública parada de los monstruos, volvieron al plató y continuaron con la magnífica entrevista. Ésta es la segunda parte...

Tu madre es muy guapa, está por ahí...
— Gracias.
¿Estudias inglés en el colegio?
— Sí, sí.
Me encanta. La manicura es ideal, pero sobre todo los anillos. ¿Quién te los regala?
— Mi cuñado... y mi madre, mi tío también. Mi hermana mayor en mi cumpleaños.
¡Qué barbaridad! ¿Tú crees que te tienen muy mimada en tu familia?
— Sí, porque soy la más pequeña.
Con todo lo que te está pasando, que se estás cumpliendo tu sueño de ser famosa. ¿Te gustaría ser más alta?
— De momento, como mi nombre está en el Guinness, no quiero, porque quitarían mi nombre de ahí.

¡Acabáramos! La niña está encantada con su microscópico tamaño porque gracias a eso aparece en el Guinness, lo que la ayuda a salir en la tele (cobrando). Enhorabuena a Ana Rosa por su gran corazón, y por la enorme labor que hace en favor de los marginados de todo el mundo.

P.D. 1

En demasiadas ocasiones el periodista quiere ser el protagonista. Un defecto en el que cae a menudo Carlos del Amor, estrella de la sección de Cultura de TVE. Ayer mismo se propuso poner su ignorancia por delante de toda una ganadora del premio Nobel, puesto que basó la pieza emitida en el Telediario del mediodía en el hecho de que no conocía a Herta Müller. Perdone, pero ¿y a mí que me importa que usted no conozca a Herta Müller? Yo sí, y espero que su trabajo complete la información que ya poseo. O bien yo no (la conozco), y quiero que usted me cuente quién es, cómo escribe, cuáles son sus mejores libros... Ninguna de las dos cosas. En un tono de broma, que no tiene absolutamente nada que ver con el tono literario de Müller, Del Amor contó detalles absurdos, como, por ejemplo, que no encuentra documentación de la escritora. O que puede que algún periodista pudiese haber sabido el nombre de la ganadora antes de que fuera oficial. "Se nos queda la misma cara de hoy, que es la cara de la ignorancia", dijo para cerrar su lamentable pieza.

P.D. 2

En un mundo cabal, los periódicos de ayer no deberían haber incluido en sus portadas las patéticas fotos de un Rajoy absolutamente superado por los acontecimientos. No aportaban nada. En ese mundo inquieto, culto, curioso y, por tanto, utópico, los diarios deberían haber llevado a portada una foto histórica, descubierta recientemente en los archivos de la Biblioteca Nacional de Australia, que en el mejor de los casos arrinconaron en la sección de Cultura: la única imagen que se conserva de la primera expedición al Polo Sur, en 1911, liderada por el noruego Roald Amundsen. Una joya en sepia.

Un motivo para NO ver la televisión.

A bordo de La Estrella Matutina.
Autor: Pierre Mac Orlan.
Editorial: Ikusager.

Aún no he terminado de leer el libro, pero ya sé que es magnífico. Cuenta las aventuras de unos hombres miserables (ladrones, sinvergüenzas, amorales, sicópatas, degenerados...) que, pese a ser piratas y cometer sus fechorías en el siglo XVII, resultan de total y absoluta actualidad. "Voy a presentarte a un hombre honesto. Debes conocer alguno, aunque sólo sea por satisfacer una natural curiosidad", escribió Pierre Mac Orlan en 1920.

Hijo de un oficial del Ejército frances, Mac Orlan (Péronne, 1882 - Saint Cyr sur Morin, 1970) es un escritor no demasiado conocido en España que ha escrito algunos interesantes libros fantásticos y de aventuras. En esta misma colección han aparecido los excelentes 'El canto de la tripulación' y 'El ancla de la esperanza'. El título que nos ocupa es una novela marítima de corte clásico, "una Isla del Tesoro, sin loro y sin esperanza", según el editor Francis Lacassin. Mac Orlan cuenta, en capítulos cortos y rotundos, la historia de un viejo marinero que rememora su vida anterior de pirata a bordo de un buque, La Estrella Matutina, capitaneado por el terrorífico capitán Georges Merry. Magnífico.

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