Secciones bajar

¿Era Isabel I de Inglaterra un hombre?

  • A raíz del libro 'Famosos impostores', los Infames reflexionan sobre grandes falsedades
Por TIPOS INFAMES* (SOITU.ES)
Actualizado 19-10-2009 09:57 CET

La impostura siempre ha sido un tema de interés y es probable que los impostores de una u otra especie proliferen mientras la naturaleza humana siga siendo tal y como la conocemos y la sociedad siga prestándose al engaño.

No podía estar más en lo cierto Bram Stoker (1847-1912) cuando comenzó con estas líneas su 'Famosos impostores', libro recientemente rescatado gracias al singular empeño de la editorial Melusina. El padre de 'Drácula' (sí, hay más, mucho más, tras la historia del 'chupasangres' universal...) nos ofrece en este libro una variada galería de personajes que hicieron de la impostura todo un arte, alcanzando, en no pocas ocasiones, una insospechada sofisticación.

Son muchos los ejemplos recogidos por el irlandés. En algunos fue la ambición lo que movió a pícaros rufianes a hacerse pasar por monarcas dados por muertos, delfines defenestrados o príncipes perdidos. Entre este grupo de timadores me quedo con el caso de nuestros vecinos y quienes se hacían pasar por el fallecido rey Sebastián de Portugal (que alguno de estos impostores no hablase portugués no era importante para quienes creían en el 'derecho divino') una costumbre que se cimentaba en la creencia del futuro retorno del monarca y que dio origen a un culto seguido, entre otros, por Fernando Pessoa (gran aficionado al ocultismo como Stoker).

A medida que nos adentramos en este muestrario de mistificadores comprobamos que, tal y como sucede hoy, la impostura se situaba a menudo del lado de la ley. Así lo demuestran el repaso a la trayectoria de los llamados 'defensores de la fe', que llevaron a la hoguera a miles de inocentes en los procesos contra la brujería, esa macabra moda que se extendió a lo largo del XVII y el XVIII. En otras ocasiones, como en el caso de mujeres que se hicieron pasar por hombres, fue la búsqueda de una escapatoria a las estrechas posibilidades que les ofrecía su sexo en aquellos tiempos lo que las movió a la suplantación. Estos casos de ocultación sexual ofrecen una cara de la moneda que se completa con otra: la de aquellos varones que se hicieron pasar por bellas y delicadas damas hasta que llegaba la hora de desenvainar el florete (por favor, no busquen un doble sentido en esto...). Sin duda, el más extraordinario entre estos casos es el recogido por Stoker, según el cual podría llegar a impugnarse la identidad de su Graciosa Majestad, la reina Isabel I de Inglaterra, quien en realidad habría sido... un hombre. Si en algunos ejemplos anteriores el autor se pierde en la minucia, en ésta, por contra, se agradece su fidelidad al detalle, su atención a los jirones de la historia para recabar toda la información posible sobre este caso, que de ser cierto, nos enfrentaría a la mayor impostura de la historia.

El libro de Stoker nos ha hecho reflexionar sobre el universal arte de la impostura, el engaño y la falsificación, disciplinas al alcance de todos nuestros lectores. Y no lo decimos porque sea de gran facilidad ejercitarlas (que también), sino por lo sencillo que resulta hacerse con ejemplos para quien así lo desee. Aquí van algunos ejemplos de lo que ha dado de sí la suplantación en el campo de las letras:

  • Impostura racial. La conmemoración del centenario del nacimiento de Boris Vian, Infame donde los haya, no se agota con las canciones de Andy Chango. Así que si todavía no han leído 'Escupiré sobre vuestra tumba' (Edhasa) sepan que podrían estar incurriendo en un delito. Si quieren presentar atenuantes no tarden en conocer la cruda historia de Lee Anderson, un negro de piel blanca y raudales de mala baba.
  • Impostura religiosa. Hacerse pasar por otra persona tiene un pase... pero aparecerse como la nueva reencarnación de Dios Padre Todopoderoso ante los miembros de la Iglesia del Cristo Fuertemente Armado es otra cosa muy distinta. 'Quién fuera Dios' (Tusquets) nos devuelve en plena forma a Tibor Fischer, el más vitriólico de los humoristas ingleses.
  • Impostura social. Aprovechando que están reeditando todas las obras del último premio Cervantes es el momento para acercarse a uno de los mejores libros de uno de nuestros autores favoritos. 'Últimas tardes con Teresa' (Lumen) narra la impostura del ínclito Pijoaparte, un charnego agitanado que decide medrar en la Barcelona progre de los años sesenta.
  • Impostura sexual. Los Tipos Sexuales... perdón, Infames, somos muy dados a la impostura —por exageración— en el campo de lo erótico, pero no hablaremos de nosotros en esta ocasión (¡no por lo que nos pagan!) sino de otro tipo de impostura, la que relata Jeffrey Eugenides en 'Middlesex' (Anagrama), o lo que es lo mismo: eso que se ha dado en llamar 'la gran novela americana', pero contada por un hermafrodita. Genial.
  • Impostura literaria. Efectivamente, amigo lector, el engaño es práctica habitual en el mudo de las letras. Y la última viene firmada por Stoker, pero no por el bueno de Bram, sino por su bisnieto, quien acaba de publicar al alimón con el supuesto escritor Ian Holt la infumable secuela 'Drácula. El no muerto' (Roca). Si estuviera ante un vampiro y Dacre Stoker a un mismo tiempo y sólo tuviera una estaca no dudaría a quien clavársela... ¡menudo impostor!.

*Alfonso Tordesillas, Gonzalo Queipo y Francisco Llorca forman el colectivo literario 'Tipos Infames'.

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.

Di lo que quieras

Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.

Volver a tendencias Volver a portada
subir Subir al principio de la página