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Sustitutas sexuales: ¿terapeutas o putas?

Por M. PÉREZ, J. J. BORRÁS Y X. ZUBIETA (SOITU.ES)
Actualizado 21-10-2009 21:34 CET

Los pioneros de la terapia sexual William Masters y Virginia Johnson, en su primera época, contaron en su equipo con una doctora en medicina que colaboraba en su investigación y en la terapia sexual, donde participaba como sustituta sexual en algunos casos de hombres que acudían a terapia sexual y no tenían pareja. Dado que el protocolo de intervención de estos famosos terapeutas implicaba el formato de 'pareja —de terapeutas— trata a pareja –de pacientes-', investigaron la viabilidad de recurrir a sustitutas para varones sin pareja. Múltiples polémicas suscitó esta modalidad.

Una de las cuestiones fue por qué no utilizaron también sustitutos para mujeres sin pareja. Argumentando los doctores que la mujer sólo podía acercarse al placer sexual si emocionalmente estaba también implicada, de tal manera que, a diferencia del hombre, a ellas no les servía cualquiera para practicar y aprender a orgasmar, resolver su vaginismo o una aversión al sexo. El planteamiento es compatible con la visión paternalista y machista de la época. Aunque contradictorio, ya que la sustituta era mujer y no tenía inconveniente en practicar sexo sin estar emocionalmente implicada.

En nuestra propia experiencia como terapeutas sexuales, nunca hemos recurrido a la figura de la sustituta —ni sustituto—. De hecho, el estilo de intervención terapéutica ha evolucionado mucho en los 50 años transcurridos desde que Masters y Johnson ensayaban los primeros modelos de terapia sexual. Es cierto que en algunas ocasiones nos han ofrecido la posibilidad de disponer de señoritas con instrucción y preparación para que puedan actuar como sustitutas. Es obvio que disponer de proveedores de señoritas no es otra cosa que estar en el negocio de la prostitución y las relaciones previo pago suelen tener un componente perverso difícil de asumir. Pero, aunque fueran componentes de una ONG que se dedican predicar el sexo libre y gratuito, no nos atreveríamos a utilizar sus servicios, teniendo en cuenta la complejidad de las relaciones humanas y el diverso significado que las vivencias sexuales pueden tener para cada persona. Entre otros, no podríamos correr el riesgo de que los pacientes se quedaran colgados de los sustitutos.

Por eso durante 25 años de terapia sexual hemos ido desarrollando estrategias para intervenir en problemas sexuales con hombres o mujeres sin pareja. Éstas siempre han ido encaminadas a que las personas aprendan a resolver su problema sexual desde su realidad, contemplando el deseo de buscar una relación. Lo que tiene que quedar claro, dentro de los objetivos terapéuticos, es que lo importante es aprender a gestionar el propio placer, sólo o en compañía. Si se plantean dificultades para encontrar pareja, se trabaja con la persona. En el proceso terapéutico se promueven habilidades de relación y estrategias de acercamiento: la seducción es un mundo que tiene sus claves y que también se aprende. El sexo fundamentado en relaciones honestas es clave para el bienestar.

Una vuelta de tuerca más, en este asunto del recurso a las sustitutas sexuales, la ha dado la londinense Mare Simone, que afirma estar muy orgullosa de haber sostenido relaciones sexuales con un gran número de hombres. Sin embargo, asegura que lo que hace no es prostitución, ya que lo hace con fines terapéuticos. Esta mujer declara: "Me gano la vida durmiendo con maridos o novios. Pero no soy de ninguna manera una prostituta, como subrogación el sexo es legal, siempre y cuando se haga en un ambiente terapéutico y curativo. La gente paga por el asesoramiento y para curar sus problemas, no por el sexo. Estoy ayudando a mejorar y cambiar la vida sexual de miles de hombres, lo que significa que también estoy ayudando a mejorar la vida sexual de sus esposas y novias". La terapia es una cosa muy seria, que conlleva una preparación clínica y una gran responsabilidad. La ignorancia siempre ha sido muy atrevida y entendemos que, dado el señalamiento social que pesa sobre las prostitutas, Mare Simone quiera disfrazar su función.

No se trata de denostar el oficio de puta, cada cual tiene su función. Pero no se pueden mezclar churras con merinas —como dice el consabido dicho— y menos en temas de salud. Una persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero es una prostituta, y la relación que establece tiene unas claves, por mucho que adorne su papel. La terapia sexual es otra cosa muy diferente —seguramente peor pagada— con una formación universitaria específica y con unas reglas claras. Si un terapeuta se acuesta con su paciente estaría transgrediendo los más elementales principios éticos de la profesión. Seguramente se pueden encontrar prostitutas con estudios de psicología y sexología, pero en el caso de poder ejercer las dos funciones, tendrían que optar; porque no nos equivoquemos, las funciones son absolutamente incompatibles como ya hemos explicado y así lo recogen los códigos deontológicos de los colegios profesionales de Médicos, de Psicólogos, y de la Asociación Española de Especialistas en Sexología.

Por otro lado, podemos encontrar terapeutas que se enamoran y viven relaciones con quienes hasta ese momento han sido sus clientes. Pero ésa es la clave, si cambia el tipo de relación y se convierten en novios, amantes, amigos íntimos..., debe abandonarse la relación paciente-terapeuta. Las posiciones del terapeuta y del paciente son asimétricas y están reguladas por un código ético. El vínculo terapéutico ubica al terapeuta en el lugar del supuesto saber, lo que le facilita poder manipular fácilmente la relación. Por eso, la profesión de terapeuta conlleva una gran responsabilidad y requiere una larga formación y entrenamiento para no caer en la tentación de servirse del paciente para favores sexuales u otros menesteres, en lugar de ocuparse de ayudarle a resolver su problema.

Las relaciones humanas son muy complejas y la conducta sexual no suele vivirse de manera intrascendente. Por eso la sexología clínica no se rige por un planteamiento mecanicista —como si de llevar el coche al taller se tratara—, se plantea desde una perspectiva integradora que incluye aspectos físicos, psicológicos y sociales.

¿Te pondrías en manos de un/una terapeuta que ofrece su experiencia sexual en el sentido más práctico? ¿Te gustaría que resolviera el problema sexual de tu pareja una terapeuta que te sustituyera sexualmente?

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