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Todt pilotará la FIA con su programa de "cambio constructivo"

EFE
Actualizado 23-10-2009 18:30 CET

París.-  El francés Jean Todt fue elegido hoy con una amplia mayoría como nuevo presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), lo que supone la victoria del candidato continuista que anunció un programa de "cambio constructivo" al frente de la organización.

El ex patrón de Ferrari, el fino estratega que ayudó a Michael Schumacher a ganar cinco de sus siete Mundiales, recogió el testigo del británico Max Mosley, que dirigió el automovilismo mundial durante 16 años no exentos de polémicas.

Su victoria fue neta sobre el ex piloto finlandés Ari Vatanem, que finalmente no pudo aglutinar la coalición de pequeñas federaciones con la que aspiraba a derrotar a Todt, que contaba con los votos de las grandes.

El francés amasó 135 sufragios frente a los 49 de su rival y las doce abstenciones o nulos, una diferencia muy superior a lo que auguraban las apuestas previas.

Con la legitimidad de ese apoyo, Todt tendrá ahora que pacificar una organización que ha vivido años convulsos, fruto de las polémicas que han rodeado a su competición más visible, la Fórmula Uno.

"Hay que trabajar para unificar la FIA", aseguró el recién elegido presidente que envió un mensaje de "armonía" a los equipos de la Fórmula Uno agrupados en la FOTA, auténtico quebradero de cabeza de Mosley.

Bajo la amenaza de éstos de crear un Mundial paralelo fuera de la égida de la FIA, el británico tuvo que comprometerse a no postular a un nuevo mandato y abandonar una organización que ha dirigido con mano de hierro.

La influencia de Mosley entre los delegados de los 132 países miembros se dejó ver en la elección de Todt, al que había designado como sustituto natural.

El conocido como "pequeño Napoleón" asumió el legado de Mosley pero no renunció a un "cambio constructivo" que le permita aplicar su programa, que pasa por introducir transparencia en una organización a menudo acusada de opacidad.

Todt se ha comprometido a delegar parte de sus funciones como presidente de la FIA en un comisario que dirija cada competición y a crear un comité de disciplina que dirima los posibles conflictos y escándalos y aligere la presión sobre el Consejo Mundial, obligado muchas veces a emitir dictámenes políticamente correctos para contentar a todas las familias que lo componen.

El hombre que durante años dirigió la mastodóntica Ferrari es favorable a reducir los costes de la Fórmula Uno, proyecto clave de los últimos años del mandado de Mosley y fuente de enfrentamiento con la FOTA.

Para afrontar esos "grandes retos" que precisa "esta gran máquina compleja" que es la FIA, Todt tendrá que tirar de toda la habilidad que le llevó a reinar durante quince años en Ferrari.

El francés llegó al puesto más importante del automovilismo mundial tras una carrera de 43 años ligada al deporte del motor, primero como co-piloto de rallys y, posteriormente, como director de los equipos Peugeot y Ferrari.

Los rallys fueron su escuela, y con ellos logró su primer gran éxito: el sub-campeonato del Mundo en 1981 como copiloto de Guy Frequelin, relegado a la segunda posición por un coche conducido por Vatanen.

Al año siguiente se pasó a la dirección y comenzó a exhalar su talento de gestor. Hizo de Peugeot una máquina de ganar: cuatro Mundiales, dos de pilotos y dos de constructores (1985 y 1986), dos ediciones de las 24 horas de Le Mans (1992 y 1993), cuatro Dakar (1987, 1988, 1989 y 1990).

Cuando en 1993 dio el salto a la Fórmula Uno tenía ya un palmarés impresionante. Pero su encuentro con Schumacher hizo florecer nuevos éxitos.

El alemán ya había ganado dos veces el Mundial, pero con la estructura y el bólido que puso en sus manos Todt sumó otros cinco (2000, 2001, 2002, 2003 y 2004) y entró de lleno en la leyenda, que se agrandaría en 2007 con un nuevo título de la mano del finlandés Kimi Raikkonen.

Además, el "pequeño Napoleón" llevó en siete ocasiones a la escudería de Maranello a alzarse con el título de constructores (1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004 y 2007).

Pero el vínculo con Schumacher siempre ha sido especial. Todt considera al alemán "como un hijo". El germano le acompañó a su último reto, alzarse al primer escalón de la FIA.

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