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Merkel abre su segundo gobierno con riesgos económicos y continuidad en la política exterior

EFE
Actualizado 28-10-2009 14:14 CET

Berlín.-  Angela Merkel inició hoy su segunda legislatura al frente del Gobierno alemán tras salir reelegida en el Bundestag con la abultada mayoría que le proporciona la nueva coalición de centro-derecha y prestar posteriormente juramento en el cargo.

"Juro dedicar mis esfuerzos al bien del pueblo alemán, trabajar en su provecho, apartar de él los percances, defender la Constitución y las leyes, cumplir cabalmente mis obligaciones y ser justa con todos. Con la ayuda de Dios", dijo Merkel.

Con esta fórmula predeterminada, de la que únicamente se puede excluir la coletilla referente a Dios, Merkel tomó definitivamente posesión de su cargo, tras cumplimentar todos los trámites previos.

Merkel había recibido previamente las cartas credenciales del presidente federal, Horst Köhler, y el respaldo de 323 de los 612 diputados que depositaron su voto, diez menos de los que conforman el nuevo pleno y nueve más de la mayoría absoluta que necesitaba.

Durante su primera legislatura al lado de los socialdemócratas Merkel se ganó un gran respeto en el plano internacional -"todos le escuchan"- como dijo recientemente el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Su estrategia de mando en el terreno nacional, en cambio, se basó fundamentalmente en dejar que pasaran las tormentas por sí solas, evitando intervenir directamente en los choques dentro de la gran coalición.

En principio, su segunda legislatura debería aparecer como más cómoda, pues su socio es esta vez su aliado "natural", el Partido Liberal (FDP) que ha co-gobernado durante el mayor periodo de la historia de la República Federal de Alemania (RFA). El último gobierno de centro-derecha se desarrolló durante los dieciséis años que duró la era del canciller Helmut Kohl, desde 1982 hasta 1998.

Sin embargo, la crisis económica y financiera y unos socios políticos poco cómodos, por sus patentes ansias de recuperar protagonismo, plantean difíciles los próximos cuatro años.

Merkel, de 56 años, entra en su nuevo gobierno con una apuesta considerada arriesgada hasta por ella misma, la de capear la crisis mediante rebajas fiscales y un mayor endeudamiento.

La fórmula de incentivar el consumo interno mediante alivios fiscales es sobre todo una concesión al Partido Liberal, cuyo líder, Guido Westerwelle, venía recalcando desde hace años que su formación sólo entraría en un gobierno que baje los impuestos.

También la canciller había apostado por alivios tributarios pero su receta era menos ambiciosa que la de los liberales, lo que hubiera erosionado menos el déficit público de lo que se prevé ahora: casi 90.000 millones de euros en 2010.

Fue la propia Merkel quien al presentar el pasado lunes el pacto de coalición a sus bases cristianodemócratas reconoció que "no hay garantías de éxito" para este instrumento económico, si bien lo defendió como una alternativa más útil que la del ahorro, utilizada -subrayó- sin resultados en la primera gran crisis de 1929.

La nueva línea gubernamental preocupa no sólo a los barones regionales, incluidos los de su partido, que temen que serán los estados federados los que deberán correr con la mayor parte de la factura, sino también a la Unión Europea (UE).

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha emplazado al Gobierno de Berlín a no abandonar la senda de la solidez financiera si no quiere poner en juego el Pacto de Estabilidad Europeo.

Pese a los problemas internacionales que puedan derivarse de esta política, si es que acaba llevándose a cabo a rajatabla -algo que no sólo Juncker cuestiona-, la política exterior del nuevo Gobierno seguirá marcada por la continuidad.

El nuevo ejecutivo volverá a contar con 15 ministros, de los que siete provienen de las filas cristianodemócratas, tres de los socialcristianos bávaros y cinco de los liberales.

El nuevo ministro de Exteriores Westerwelle tiene ante sí el desafío de ganarse un nivel de reputación similar al de antecesores liberales como Hans-Dietrich Genscher.

Aunque no tiene experiencia en política exterior ni destaca por tener una especial sensibilidad diplomática, se le considera un político inteligente y versátil capaz de adaptarse a su nuevo papel. Merkel iniciará su nueva legislatura con un viaje exterior que se producirá esta misma tarde.

La flamante canciller se desplazará, tras un breve primer Consejo de Ministros, a París, donde preparará con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, la cumbre de la Unión Europea que se celebra mañana en Bruselas.

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