Telekom pone fin a algo que comenzó siendo un sueño y terminó en pesadilla

Berlín.-  El consorcio Deutsche Telekom puso hoy fin a su patrocinio del ciclismo, y terminó con algo que empezó siendo una especie de sueño colectivo alemán para convertirse en una pesadilla, con continuas confesiones de dopaje de antiguos corredores y fuertes sospechas contra otros.

Telekom empezó a patrocinar el ciclismo en 1991 pero los años del verdadero despegue fueron 1996 y 1997, cuando el equipo de la camiseta magenta ganó el Tour de Francia en dos ocasiones consecutivas, con el danés Bjarne Riis y con Jan Ullrich.

Ante todo, la victoria de Ullrich en 1997 causó un delirio colectivo del que prácticamente nadie se vio exento.

El propio Franz Beckenbauer se dejó arrastrar de las emociones colectivas y le dedicó un artículo de una página entera a Ullrich en la revista "Kicker" en la que decía que su gesta incluso tenía mayor significación que el primer triunfo en Wimbledon de Boris Becker o el primer título mundial de fútbol en 1954.

Todos los alemanes, decía Beckenbauer en aquella ocasión, sabían el esfuerzo que implicaba subir una montaña en bicicleta y por eso se sentían más cerca del triunfo de Ullrich que de muchos otros deportistas.

De hecho, Alemania -tal vez después de Holanda- es uno de los países con mayor densidad de bicicletas. La bicicleta es un medio de transporte corriente y en 1997, cuando Ullrich ganó el Tour, uno de los ciclistas aficionados más famosos era el entonces jefe de la oposición Rudolg Scharping.

Scharping acompaño a Ullrich en su victoria en el Tour, como columnista del diario "Bild", y estaba a su lado cuando éste fue recibido multitudinariamente, junto con todo el equipo, en la sede de Telekom en Bonn. El entonces ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, también estaba allí y en su discurso de bienvenida dijo que Ullrich y sus compañeros eran sus mejores embajadores.

La cotización de la acción de Telekom mostraba en esos días tendencia a la alza y hubo más de un diario que sugirió una correlación entre ese fenómeno y el triunfo de Ullrich.

Después, los años fueron pasando y en Telekom -si se exceptúa un año en que Ullrich corrió por otro equipo y otro en que estuvo suspendido por positivo de anfetaminas- siempre se esperaba una nueva victoria de Ullrich, que no llegó por diversos motivos y, entre ellos, el más destacado fue el surgimiento del fenómeno de Lance Amstrong ante el que el alemán parecía estar condenado a ser un eterno segundo.

Llegó el momento de la retirada de Amstrong y muchos creyeron que había llegado también el momento del segundo Tour de Ullrich pero lo que vino fue -poco antes del comienzo del Tour de 2006- el terremoto de la Operación Pueto, en torno al médico español Eufemiano Fuentes entre cuyos clientes figuraba Ullrich.

Telekom, que le había perdonado a Ullrich el positivo de anfetaminas, que se había dado en un año en que estaba alejado de las competiciones por lesión, esta vez fue inflexible y despidió a su estrella de manera fulminante.

Este año, se inauguró con el anuncio de Ullrich de que abandonaba el ciclismo activo y continuó con una serie de revelaciones y confesiones que hacían pensar que las prácticas de dopaje habían estado ligadas de manera irremediable al ciclismo, al equipo de Telekom y a su sucesor T-Mobile.

El ex-masajista Jef D'Hont hizo una confesión en la que no sólo aceptaba haber ayudado a varios ciclistas, entre ellos a Ullrich, en sus prácticas de dopaje, sino que comprometía seriamente a los médicos de la Universidad de Friburgo, Lothar Heinrich y Andreas Schmidt, colaboradores del equipo.

Luego vinieron las confesiones de uso de sustancias dopantes por parte de antiguos corredores del equipo -Riis y Erick Zabel fueron los casos más notables- y el propósito de Telekom de seguir con su compromiso en el ciclismo pero procurando que hacer un cerco a las prácticas de dopaje.

Vino el Tour y con él un positivo de testosterona del ciclista Patrick Sinkewitz que hizo dudar a todos los que habían creído en un nuevo comienzo. La televisión pública alemana suspendió la transmisión en directo de la ronda francesa y entre los patrocinadores se empezó a pensar en tirar la toalla.

En octubre, Sinkewitz hace unas declaraciones que indican que en 2006 también había habido dopaje sistemático dentro de T-Mobile. Y lo que dicen todos los ciclistas que confiesan apuntan a que el dopaje, al menos a partir de la década de los noventa, era lo normal en el ciclismo.

En esas condiciones, que hacen que sobre el ciclismo profesional en Alemania pese una sombra de duda, ya ni Ullrich ni ninguno de sus posibles sucesores podían hacer subir la cotización de Telekom.