Castella recibe dos orejas y Rincón magistral en la última de la Feria de Quito

Quito.-  El francés Sebastián Castella cortó dos orejas y salió por la puerta grande en la última corrida de la Feria de Quito Jesús del Gran Poder, en la que el maestro colombiano César Rincón se despidió con una actuación magistral.

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El ecuatoriano Juan Francisco Hinojosa apenas cumplió con la lidia de sus dos ejemplares, ante una afición que llenó la plaza del barrio de Iñaquito hasta la bandera.

Para la última corrida de la feria quiteña se habían anunciado sólo toros de las divisas de Huagrahuasi y de Triana, pero al final ambas sólo contribuyeron con tres toros, por lo que se remendó con otros tres de las dehesas de Carlos Manuel Cobo y de Cobo Albornoz, mansos que buscaron tablas.

El colombiano Rincón, que se despidió hoy de la afición ecuatoriana, dejó confirmado su arte torero, por lo que muchos aficionados calificaron su actuación como la mejor de la Feria.

En su primera aparición, ante Mariposo, Rincón hizo gala de consentimiento al toro, con verónicas jaleadas, mientras prosiguió la faena de muleta con derechazos a media altura y en series, naturales con la izquierda a media altura y muletazos ovacionados.

En la suerte suprema el colombiano pinchó y acudió al descabello, pero la magia de su toreo fue premiada con una sola oreja, aunque la afición pidió la segunda, que no fue concedida.

En su segundo enemigo, Gobernador, Rincón se hizo aplaudir con el percal por verónicas, pero en la suerte de varas el toro sufrió el desprendimiento de su pezuña, no fue cambiado, por lo que el diestro abrevió y mató de estocada entera y escuchó palmas.

César Rincón obsequió al público quiteño un séptimo toro, "Lanudo", de Huagrahuasi, con el que estuvo torero con el percal por verónicas y con la muleta puso la tela por alto, en tablas, derechazos en series y naturales a media altura, para terminar de estocada y descabello, con una ovación de lujo.

Castella con su primero, Labrador, suelto y corretón, ejecutó verónicas y la faena con entrega por derechazos y naturales, pero el toro se rajó, obligando al francés a matar con una estocada caída, que tardó en hacer efecto, pero se escuchó una ovación.

Con Retoñito, su segundo, Castella ejecutó capotazos sobre las piernas, mientras que la faena comenzó sentado en el estribo, por alto y con doblones, para luego ir a los medios y ofrecer derechazos a media altura, naturales y derechazos invertidos a un toro aplomado, al que mató de estocada entera, para recibir dos orejas.