Las agendas: el gusto por el papel y un negocio con futuro

Dueñas (Palencia).-  Dueñas (Palencia), 5 ene (EFE).-La empresa de artes gráficas Simancas Ediciones, situada en el polígono industrial de Dueñas, en Palencia, trabaja desde hace 34 años en la fabricación y venta de agendas, un articulo que dejó de ser de lujo y ahora sobrevive a la competencia de las nuevas tecnologías.

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(EFE)

La empresa de artes gráficas Simancas Ediciones, situada en el polígono industrial de Dueñas (Palencia), trabaja desde hace 34 años en la fabricación y venta de agendas, de las que distribuyó en 2007 cerca de tres millones y medio por toda España, Francia, Portugal y Marruecos.

Se convierten en protagonistas al principio de cada año y son algo más que recordatorios de unas cabezas cada vez más ocupadas y por ende olvidadizas, algo más que trozos de papel con anotaciones y tachaduras, forman parte de una cultura en la que la utilización del papel está presente desde hace siglos y no sucumbe a la invasión de las nuevas tecnologías.

El gusto por escribir, pasar páginas, tachar, añadir, corregir o almacenar, augura un buen futuro al mercado de las agendas, que a partir de ahora recorren caminos paralelos y complementarios con ordenadores, PDAs y demás inventos.

Y para evitar la extinción de este artículo, antes de lujo y ahora cada vez más popularizado, porque cualquiera puede tener hoy sus pensamientos ordenados, solo hay que adaptarse a las necesidades del mercado.

Así que coloquemos soportes para el teléfono móvil y brújulas, pongamos música a nuestras tareas y demos formas geométricas al calendario, hagamos agendas de bolsillo con el tamaño de una cartera y con espacios para innumerables tarjetas, de crédito, comerciales y de visita.

Que desaparezcan los mapas, que por algo se inventó el GPS y que las agendas telefónicas ocupen espacio en las memorias de los móviles, todo, con tal de que este artículo que se popularizó gracias a las tecnologías con las que ahora convive, perviva por los siglos de los siglos.

Fernando Mata, un militar metido a empresario, tuvo clara esta visión y hace 34 años fundó una empresa de artes gráficas que hoy da trabajo a 160 personas en su plantilla fija y contrata cada año a más de 200 trabajadores eventuales en la temporada alta del negocio.

Desde entonces, siempre a su lado, su gerente, Ricardo Sainz Rojo, ha peleado para convertir aquella iniciativa que en 1976 vendió poco más de 35.000 agendas en lo que es hoy Simancas Ediciones, una empresa que en 2.007 ha facturado 13 millones de euros y ha fabricado en torno a los tres millones y medio de agendas.

Y eso, sin contar que en este negocio, que va un año por delante, el ejercicio se cierra a finales de marzo y que a día de hoy todavía están pendientes de hacer unas 200.000 agendas, por supuesto de clientes españoles y "haciendo honor a nuestra merecida fama, porque los clientes europeos -dice Sainz Rojo- ya han encargado el pedido de 2009".

Lo de ir un año por delante también tiene sus cosas, porque a veces hay que aventurarse para poner en rojo algunas fiestas del calendario antes de que cada comunidad autónoma haya decidido cuales serán sus días festivos.

Entre mil y mil doscientas agendas suele situarse el pedido del cliente medio de esta empresa de artes gráficas que no teme la competencia del gigante asiático, porque Simancas Ediciones fabrica agendas personalizadas, versátiles y a la carta, para un cliente que muchas veces hace su pedido tarde.

Simancas Ediciones trabaja para un mercado doméstico en el que se cubren las necesidades de cada cliente, algo que es posible cuando se habla de una empresa integrada verticalmente que se encarga de todo el proceso de fabricación.

Un mercado que se extiende por toda España, donde copan más de la mitad de la producción nacional, Francia, Portugal y Marruecos, donde poco a poco se va introduciendo esta pieza simple de un negocio cuyo futuro, asegura Sanz, "no es nada incierto".