Pero, ¿no habían abolido la esclavitud?

Al margen de consideraciones morales acerca de las actuales condiciones de trabajo en los países en vías de desarrollo, que en muchas ocasiones se aproximan a la esclavitud, en la última semana se ha hablado de dos casos de explotación. Y ambos han ocurrido en Estados Unidos, uno de los países más desarrollados del globo. ¿Qué puede estar pasando, entonces, en otros países con menos control sobre las libertades de los individuos?

(EFE)

Un grupo de inmigrantes es transportado en una camioneta

El año pasado se cumplió el 200 aniversario de la ilegalización de la trata de negros por parte de Gran Bretaña, uno de los grandes pasos en la carrera por la abolición de la esclavitud. Sin embargo, dos siglos más tarde, una familia de origen latina ha sido acusada de esclavizar a inmigrantes mexicanos y guatemaltecos en Florida, para obligarlos a trabajar en labores agrícolas.

Immokalee, la localidad donde se produjo el supuesto abuso, es un lugar con un amplio historial de explotación y falta de respeto a los derechos humanos. Allí se da una gran campaña de recolección de tomate, una actividad que sirve como imán a un gran número de inmigrantes. Entonces, hay individuos que aprovechan la afluencia de trabajadores en situación irregular para abusar de ellos y obligarles a trabajar en condiciones infrahumanas.

La familia Navarrete parece estar compuesta por este tipo de personas, aunque ellos han negado cualquier abuso ante las cámaras de la televisión local. Cesar Navarrete y Geovanni Navarrete, dos de los integrantes de la familia, de la que hay seis acusados, golpeaban, amenazaban y encerraban a los trabajadores en camiones para obligarlos a trabajar en el campo, según las autoridades estadounidenses.

El caso salió a la luz a raíz de que tres inmigrantes lograran escapar por la ventanilla de ventilación de la furgoneta en la que permanecían retenidos. Cuando la policía llegó al lugar de los hechos encontraron indicios de grandes palizas y lesiones. Además, pudieron corroborar que los inmigrantes irregulares permanecían encadenados en su lugar de cautiverio. De ser encontrados culpables, Geovanni y Cesar Navarrete, dos de los miembros de la familia, afrontarían las condenas más elevadas: más de 200 años de prisión cada uno. Más años de los que han transcurrido desde la ilegalización de la trata de negros por Gran Bretaña.

Las acusaciones por este caso llegan días después de que un matrimonio de famosos perfumistas fuera detenido en Nueva York por tener a dos esclavas de Indonesia en su lujosa mansión de Estados Unidos. Diariamente castigaban a las mujeres por sus "fechorías", como comer las sobras que encontraban en la basura (prácticamente no les daban de comer).