La violencia del crimen organizado afecta a los niños en una semana negra en Tijuana

México.-  La ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con EE.UU., sufrió esta semana una grave escalada de violencia saldada con una quincena de muertos, entre ellos dos niños, lo que, según dijo hoy un analista, "se está saliendo de madre."

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(EFE)

Policias federales mexicanos ponen a salvo algunos niños durante un tiroteo ayer en el que participaron agentes federales y soldados contra sicarios en la ciudad mexicana de Tijuana.

La violencia llegó a su nivel más crítico el jueves con un tiroteo en plena calle que obligó a desalojar de una escuela a decenas de menores.

"Esto ya toca a la ciudadanía pacífica e inerme, que no tiene nada que ver; la violencia se está saliendo de madre por más presencia que tenga la fuerza pública en las calles", afirmó a Efe el analista en seguridad José Reveles, que consideró "gravísimo" lo sucedido.

Según Reveles, "hay un código no escrito entre las bandas criminales, que es no meterse con la familia, pero aquí parece que se está rompiendo".

El lunes pasado la hija de nueve años de un jefe policial de Tijuana fue asesinada a tiros en su casa en un ataque contra el agente en el que también murió su esposa, mientras que otro niño de nueve años y sus padres fallecieron de forma similar en la misma localidad en una aparente confusión.

Se presume que el objetivo de aquel crimen era otro jefe policial que vivía cerca de esa familia.

Las escenas de violencia en Tijuana, limítrofe con San Diego (EE.UU.), se repitieron la víspera en la colonia (barrio) La Ermita.

La policía llegó a una "casa de seguridad" del cártel de los hermanos Arellano Félix y fue recibida a balazos por los criminales, lo que derivó en un tiroteo que duró tres horas y sembró el terror en los alrededores.

Medio millar de uniformados fuertemente armados arribaron al lugar para hacer frente a los criminales en tres puntos distintos y apoyar en las labores de desalojo de los vecinos, entre ellos 120 alumnos de una guardería.

Según las autoridades, en la operación murió un delincuente, fueron detenidos cuatro criminales, dos de los cuales eran policías al servicio del crimen organizado, y resultaron heridos cuatro agentes, uno de los cuales podría haber muerto, aseguran algunos medios de prensa.

En la "casa de seguridad" fueron hallados los cadáveres de seis personas, amordazados, con los ojos vendados y con un "tiro de gracia".

Al parecer eran personas que habían sido secuestradas por los criminales, aunque se desconoce si fueron asesinados a raíz de la refriega o con anterioridad.

En opinión de Reveles "la falta de un trabajo de inteligencia de la policía, de ir hacia los lugares donde están los criminales organizados, hace que la guerra se extienda a las calles".

La lucha contra el crimen organizado ha sido uno de los principales retos que se ha impuesto el presidente mexicano, Felipe Calderón, desde que llegó al cargo en diciembre de 2006.

En una decena de los 32 estados del país ha desplegado a miles de agentes federales y militares, la mayoría en retenes en las carreteras, aunque cada vez con más frecuencia se les ve en el interior las ciudades.

Pese a los éxitos cosechados en la incautación de droga, esta medida no parece, sin embargo, haber hecho mella en las mafias criminales.

Datos de la Fiscalía General apuntan a un incremento gradual de los asesinatos por encargo o en choques entre criminales y policías que han pasado de 1.200 en 2004, a 1.600 un año después y 2.120 en 2006.

A la espera de datos oficiales, las estimaciones de la prensa sitúan en 2.700 los crímenes en 2007 y en 150 los registrados en las tres semanas de 2008.

Además de lo sucedido en Tijuana, el lunes fueron encontrados dos decapitados en el Distrito Federal, con lo que ya suman media docena de casos este año, y el jueves una madre y sus cuatro hijos, todos menores, fueron asesinados a tiros en Oaxaca en un crimen del que todavía no se conocen los móviles.

En medio de esta escalada de violencia, el pasado miércoles los fiscales generales de EE.UU. y México acordaron en la capital mexicana estrechar esfuerzos contra el tráfico de armas transfronterizo.

Ese mismo día, Calderón nombraba a su mano derecha, Juan Camilo Mouriño, como secretario de Gobernación (ministro del Interior).