El novillero español Salvador García corta una oreja en la feria venezolana de San Cristóbal

San Cristóbal (Venezuela).-  El novillero español Salvador García y el venezolano Alexander Guillén cortaron sendas orejas en la novillada que abrió hoy el abono de la XLIV Feria de San Sebastián que se festeja en San Cristóbal, 840 kilómetros al oeste de Caracas, en la frontera con Colombia.

ampliar foto

(EFE)

El español Salvador García cortó una oreja en la novillada que abrió la XLIV Feria de San Sebastián que se festeja en San Cristóbal, Venezuela.

El también venezolano Sebastián Castañeda derrochó valor con los dos novillos que le vinieron grandes.

Se lidiaron novillos-toros nacionales de Jerónimo Pimentel, bien presentados que en general dieron juego. Destacaron el primero, que fue resaltada su bravura con vuelta al ruedo en el arrastre, y el cuarto, aplaudido cuando era arrastrado al desolladero.

Los pesos de los animales fueron de: 395, 400, 370, 340, 330 y 400 kilogramos, que hacen una seria corrida en Venezuela.

Bajo un cielo gris de muy tímido sol, la plaza registró la asistencia de un tercio del aforo. Destacaron en varas Luis Quintana y William Hidalgo; en banderillas Salvador Moreno y José Enzo Antequera y en la brega Gerson Guerrero.

Guillén: palmas y oreja.

García: tres avisos y oreja.

Castañeda: silencio en ambos.

Guillen abrió plaza con el boyante primero al que recibió con lances variados con la capa. Le cambiaron después de un puyazo y un par de banderillas. Trasteó con la zurda al compás de la música a un novillo que embistió con nobleza, pero malogró con la espada. El astado fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Con el segundo, lidiado con luz artificial, se gustó en verónicas y ejecutó compuesta faena con pases de todas las marcas. Mató de pinchazo y estocada y fue premiado con una oreja.

El debutante malagueño Salvador García hizo lo más destacado de la tarde al segundo de su lote, al que toreó recibiendo con templados lances de capa, rematado con media verónica. Asentada faena por los dos pitones, gustándose en largos pases con la diestra al son de la música. Mató con decisión de pinchazo y media estocada. Fue premiado con una oreja y fuerte petición de la otra que no atendió la autoridad. No se pudo lucir con su primero, difícil y complicado.