El Raval recupera la apariencia de normalidad bajo un síndrome de incredulidad y miedo

Barcelona.-  Sacudido aún por la detención de los presuntos terroristas islamistas que supuestamente preparaban un atentado suicida en Barcelona, el barrio del Raval recupera poco a poco la apariencia de su normalidad cotidiana, aunque todavía bajo el síndrome de la incredulidad de unos y del miedo de otros.

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(EFE)

Fachada de la panadería-pastelería sita en la calle Hospital, en el barrio barcelonés del Raval, que regenta Nadim Ayub Begum, hijo de Muhammad Ayub, uno de los 14 detenidos el pasado sábado presuntamente relacionados con el terrorismo islamista.

Como muestra de que el Raval se esfuerza por recobrar su estampa habitual, la pastelería del número 95 de la calle Hospital, donde trabajaba uno de los supuestos cerebros de la trama terrorista, Mohammad A.E., ha subido hoy su persiana y ha vuelto a llenarse de clientes.

El hijo de Mohammad A.E., Nadeem, ha defendido en declaraciones a Efe la inocencia de su padre, ha destacado que lleva más de cuarenta años en el barrio y ha afirmado que muchos vecinos de toda la vida se han acercado a la pastelería para expresarle su apoyo.

"La verdad es que con la situación de mi padre no tenía ganas de venir a trabajar y abrir el comercio, pero como ayer ya tuve cerrado, he abierto para evitar que la gente piense que nos escondemos de algo", ha señalado.

Padre de cuatro hijos y propietario del local, Nadeem, mostrando su DNI español, dice que quien les conoce sabe que es "imposible" que su padre planeara y dirigiera un atentado terrorista. "Pero si no sabe ni utilizar el teléfono móvil", ha subrayado.

A pocos metros de esta pastelería, en el número 10 de la calle Sant Rafael también ha abierto con normalidad la mezquita Tariz Bin Ziyad, otro de los puntos neurálgicos donde supuestamente se reunían los presuntos terroristas.

Como cada viernes, la mezquita se ha llenado de fieles, algunos de ellos recelosos ante la presencia de periodistas. Tras la oración, los responsables del centro han declinado posicionarse.

Quien hoy ha podido comprobar en primera persona cómo el barrio se esfuerza por recuperar la confianza en sí mismo ha sido el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que ha acudido a almorzar con varios de sus colaboradores en el histórico restaurante "Casa Leopoldo", situado en la misma calle Sant Rafael.

Hereu, que llegaba a la zona cuando un río de fieles salía de rezar de la mezquita, ha paseado un rato por el barrio acompañado por Efe y ha afirmado que su objeto ahora es "trabajar para que no exista riesgo de fractura social" en el Raval.

"No es un tema fácil", ha admitido Hereu, si bien se ha mostrado convencido de que los "cimientos de la convivencia en el barrio son sólidos" y además se cuenta con "muchos aliados", gracias al tejido asociativo y a la labor integradora del pequeño comercio.

El alcalde ha destacado que los vecinos del Raval ya saben que mantener la cohesión "no es fácil, pero es posible, y se hará". "Este es el reto, y Barcelona lo logrará", ha sentenciado el alcalde, convencido de que el terrorismo global no podrá resquebrajar la convivencia en la capital catalana.

A pocos metros de la mezquita, el presidente de la Asociación de Trabajadores Pakistaníes de Cataluña, Javed Ilyas, no ha dudado en subir la persiana medio cerrada de la sede de su organización para atender a Efe y asegurar que pese a que su comunidad está "triste y dolida" los catalanes de origen les siguen tratando bien.

"La actitud de los catalanes hacia nosotros no ha cambiado", ha celebrado Ilyas, que ha pedido a los terroristas "que nos dejen en paz".

Ilyas ha dicho que su organización confía en la justicia española, pero ello no es reparo para que haya defendido a Mohammad A.E., de quien ha asegurado que es un abuelo inofensivo, y a Qadeer M., quien le pidió no hace ni un mes que le ayudara en los trámites administrativos para facilitar la llegada de su esposa. "Estaba esperando a su esposa, no preparando bombas", ha señalado.

En cambio, María, la dependienta de una panadería de la calle Hospital, ha admitido que se siente "más insegura" y tiene "más miedo" tras las últimas informaciones que apuntan a que los supuestos terroristas islamistas estaban preparados para atentar.

Sin embargo, ha indicado que nunca ha tenido problemas con los inmigrantes pakistaníes que viven en el barrio, pese a que cree que este tipo de situaciones dificultará la convivencia en el futuro.