Muere Marcial Maciel, fundador de los 'Legionarios de Cristo', sin haber sido juzgado

Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, siempre envuelto en acusaciones de pederastia, ha muerto en Estados Unidos a la espera de ser juzgado por la justicia terrenal.

(REUTERS)

Marcial Maciel y Juan Pablo II

"Indudablemente se trata de un momento que, aunque ya sabíamos que habría de llegar, nos causa a todos humanamente una profunda tristeza. Su partida nos duele en lo más hondo del alma". Éste es un fragmento del mensaje del padre Álvaro Corcuera, actual director general de los Legionarios de Cristo, tras la muerte del "fundador".

El mexicano Marcial Maciel fundó la congregación en enero de 1941, cuando era un seminarista de 20 años. Un año después nacería el Regnum Christi, el cuerpo de miembros laicos de la orden, ya que Maciel pensó que eran ellos quienes podían realizar mejor labores de captación y evangelización en el seno de la sociedad civil. Desde entonces, los Legionarios de Cristo y el Regnum Christi se extendieron hasta asentarse en unos 40 países del mundo, adquiriendo gran fuerza en países como México y en España.

Han sido muy célebres porque su nombre ha estado ligado al de personas muy influyentes y poderosas en la vida española. Un artículo de Alfonso Torres en la revista Tribuna relacionó a Alicia Koplowitz, una de las mujeres más ricas del país, con el grupo religioso. También Ana Botella y dos ex ministros, Ángel Acebes y José María Michavila, han sido relacionados con la congregación. Los 'Legionarios' han llegado a acaparar grandes cotas de poder, como universidades (la Francisco de Vitoria de Madrid es una de las más representativas).

Acusaciones de abusos a menores

¿Y cómo reaccionan todos los poderosos ante las acusaciones de pederastia contra las que tuvo que combatir durante toda su vida Marcial Maciel? El propio Alfonso Torres nos explica que, sencillamente, no se lo creen. Y ello a pesar de que ya en los años cincuenta una comisión investigó a Maciel y le separó del sacerdocio durante una temporada. Y ello a pesar de las denuncias y las persistentes investigaciones de abusos sexuales contra seminaristas. Han existido dos vías de investigación contra Maciel:

• La vía judicial. Maciel no pudo ser condenado por la Justicia terrenal porque, en algunos casos, las denuncias tardaron demasiado en llegar y los delitos habían prescrito. En otros casos, el proceso se ralentizó en demasía, o el propio sacerdote eludió los requerimientos legales, hasta el punto de que Marcial Maciel ha muerto sin ser juzgado, como recuerda Pepe Martínez de Velasco, autor de un libro sobre los Legionarios de Cristo.
• La vía eclesiástica. El 19 de mayo de 2006 el papa Benedicto XVI exigió al fundador de los Legionarios, investigado por abusos sexuales durante décadas contra seminaristas, que renunciara "a todo ministerio público" de su actividad sacerdotal y que llevara una vida retirada. Sin embargo, el Vaticano nunca publicita las razones que le llevan a tomar esta serie de resoluciones. De esta forma, nadie pudo relacionar, de forma directa y papel en mano, a Maciel con la pederastia. Además, Torres recuerda que el anterior Papa, Juan Pablo II, cubrió las espaldas en cierta medida de Maciel, porque siempre prefirieron que no cobraran relevancia pública este tipo de situaciones. "La Iglesia ha preferido ponerse del lado de los sacerdotes antes que del de las víctimas", afirma Torres.

¿Se ha resentido la organización por las acusaciones y el dictamen de Benedicto XVI? Alfonso Torres piensa que de ningún modo: "Son gente muy poderosa y tienen el poder muy bien agarrado". De hecho, la muerte de Maciel es un varapalo pero a la vez un respiro para la congregación. Y es que con la muerte de Maciel ha desaparecido uno de los mayores quebraderos de cabeza de la organización, recuerda Torres, al haber arrastrado a los Legionarios a una popularidad de la que siempre huyeron. Además, por unas razones tan oscuras como el abuso de menores.

"Quienes ahora os escribimos somos varios hombres cristianos, doblemente víctimas en dos claras épocas de nuestra vida: primero durante nuestra adolescencia y juventud y, luego, en nuestra madurez, por parte de un sacerdote y religioso muy allegado a Vos, que repetidamente abusó sexualmente y de otras maneras de nosotros, indefensos, lejos de nuestros padres o tutores, en países diversos y lejanos del nuestro". Éste es un fragmento de la emblemática carta que un grupo de seminaristas dirigieron en 1997 a Juan Pablo II para denunciar los abusos sufridos, según ellos, por parte del Marcial Maciel. Uno de los seminaristas es José Barba, quien hoy ha recordado que Maciel "ha muerto sin dar la cara".