El obispo Uriarte afirma que la iglesia "paga caro" la debilidad en el acompañamiento de la fe

Zamora.-  El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte Goiricelaya, ha asegurado hoy en Zamora que la iglesia ha "pagado caro" el que en las últimas décadas se haya producido un "debilitamiento" en el acompañamiento en la fe de los cristianos y ha abogado por reforzar la figura del acompañante.

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Así lo ha señalado a los medios de comunicación el prelado de la diócesis vasca y ex obispo de Zamora durante una rueda de prensa ofrecida esta mañana minutos antes de impartir una conferencia incluida en las jornadas diocesanas sobre educación organizadas por el obispado de Zamora.

Uriarte ha declarado que a partir de la segunda mitad del siglo XX ha habido "un debilitamiento y un oscurecimiento" del acompañamiento, lo que ha provocado que algunos cristianos hayan diluido su fe y la iglesia haya perdido "efectivos importantes que hubieran podido hacer mucho".

En una comparecencia en la que no admitió preguntas que no estuvieran relacionadas con su conferencia sobre "el acompañamiento personal", ha precisado que la figura del acompañante no solo tienen por qué ejercerla los sacerdotes, sino que también pueden desarrollarla los religiosos e incluso algunos laicos.

La mujer es especialmente indicada para ser acompañante espiritual por su "sensibilidad" y su cualidad para "captar la globalidad", de ahí que a lo largo de los siglos el papel de acompañamiento también lo hayan realizado maestras de novicias y formadoras de religiosas.

Uriarte se ha remontado a los primeros siglos del cristianismo y a épocas como los siglos XVI y XVII para subrayar las virtudes que entonces tenían los acompañantes espirituales, que carecían de dos "defectos" que luego han tenido, como son el moralismo y el dirigismo.

Estos defectos han dificultado la dirección espiritual durante los siglos XVIII, XIX y principios del XX hasta tal punto que entonces ir al director espiritual era "como ir al dentista".

Ha asegurado además que hoy en día las condiciones para vivir en la fe y ser creyentes, tanto en la vida personal y familiar, como en la laboral y en la vida pública, no son favorables.

Este ambiente desfavorable puede hacer de los creyentes "un híbrido de cristianismo y determinadas formas de indiferencia religiosa e incluso de paganismo".

Ha agregado que el acompañamiento en la fe es "un catalizador", que acelera y reactiva la fe, la esperanza y el amor, lo que a su vez favorece la "madurez espiritual".

El obispo de San Sebastián ha intervenido esta mañana en las jornadas diocesanas sobre la educación que ayer abrió el teólogo Olegario González de Cardenal y en las que esta tarde está previsto que intervenga el presidente del foro español de la familia, Benigno Blanco.

Mañana las conferencias previstas las impartirán el delegado diocesano de Enseñanza de la Archidiócesis de Madrid, Avelino Revilla Cuñado, y el arzobispo madrileño, Antonio María Rouco Varela.