Obamanía o la adicción de Europa a la campaña electoral de EEUU

Desde los analistas del foro de Davos hasta los sondeos de opinión más reputados predicen que Estados Unidos ha entrado en un declive inevitable. Pero la campaña electoral está generando un apasionado seguimiento global. ¿Por qué atrae tanta atención un imperio considerado en decadencia? ¿Por qué cuando aún quedan nueve meses para los comicios, medios de todo el mundo, y en particular los europeos, parecen haber desarrollado una adicción por la campaña?

Una de las razones, como señala Alistair Burnett, director del informativo de radio de la BBC «The World Tonight», es que la Administración Bush ha sido un inquietante recordatorio de cuánto importa la persona que ocupa la Casa Blanca: «Dedicamos más cobertura a las elecciones de EEUU que a las de Rusia o Francia porque se trata del proceso de selección del presidente de la única superpotencia que queda en el mundo. Y la persona que encabeza esa Administración tiene un impacto enorme en el Reino Unido y en el resto del mundo. Irak y Afganistán son dos de los ejemplos más dramáticos, pero hay muchos otros», dice Burnett, quien ha tenido que justificar esta decisión ante oyentes de su programa que se quejaban de que la cobertura era excesiva.

Miguel Salvatierra, responsable de internacional del diario español ABC admite que el seguimiento informativo es «excesivo» e incluso mayor en los medios españoles que en la prensa anglosajona. «Nosotros, los jefes de internacional tenemos a veces la culpa; pero nos vemos en una suerte de inercia mediática; un efecto de contagio por el que nos cuesta mucho hacer agenda propia y nos obsesiona lo que hace la competencia. Al final, es como una epidemia, todos nos vemos arrastrados a esa vorágine».

Pero la mimetización de los medios o la fascinación de muchos europeos por el poder de Estados Unidos no son los únicos motivos. Un sector importante de la audiencia europea tiene auténtica impaciencia porque termine la «era Bush» según explica Thomas Hinrichs, subdirector de informativos de la cadena pública alemana ARD «El movimiento anti-Bush y en contra de la guerra de Irak ha sido muy fuerte en Alemania. La gente está harta del actual presidente norteamericano y quieren que se marche. La mayoría apoya el Partido Demócrata aunque, irónicamente, si le preguntas al público cuáles son las propuestas en política exterior de Barack Obama, nadie las conoce».

Nostalgia de los europeos

La denominada «obamanía», por Obama, el hombre que parece haber capturado el imaginario de muchos periodistas europeos y de las audiencias en el viejo continente, se explica según Roger Cohen, del New York Times, porque en él ven al «caballero» que puede devolver al mundo una América como lugar «de idealismo y galantería». Es una respuesta a la nostalgia que tienen muchos europeos por un EEUU como poder positivo frente a la fuerza destructiva proyectada por el centro de detención de Guantánamo, el escándalo de la prisión de Abu Ghraib o la invasión de Irak.

En los medios europeos, la «obamanía» ha arrasado desde el caucus de Iowa, un acontecimiento relativamente modesto (unos pocos miles de estadounidenses manifiestan en convocatoria de primarias sus preferencias sobre el candidato electoral) pero con un impacto mediático global inmenso. Y la obsesión ha crecido desde que familia Kennedy anunciara su respaldo por el candidato afroamericano: Obama ha dominado las páginas de los principales diarios británicos desde The Guardian, al Telegraph y The Times que proclamó que las relaciones raciales en EEUU han sido «redefinidas por el hijo de un cabrero». El Tageszeitung de Berlín tituló: «Los blancos eligen negro» bajo una enorme foto del candidato; la prensa española ha hablado de «Obama, el cambio» y «El fenómeno Obama» y la francesa, haciendo gala de su habitual relación de intensidad con EEUU -aunque ésta sea de amor-odio- le ha dedicado innumerables portadas, desde el centrista Le Monde hasta el conservador Le Figaro o el izquierdista Liberation.

Uno de los responsables de este último diario, Francois Sergent, opina que Obama es motivo suficiente para justificar el amplio seguimiento que está haciendo la prensa francesa de las primarias. «Sería como si a las elecciones presidenciales de Francia se presentara un joven y desconocido candidato de origen argelino o marroquí: ¡algo impensable!», señala este antiguo corresponsal en Washington.

Burnett de la BBC coincide en que la novedad de un afroamericano y una mujer en la contienda por la presidencia hace que haya aún más interés por estas elecciones, porque representan grupos que hasta ahora no han tenido posibilidad de llegar a la Casa Blanca, aunque admite que quizá se ha comenzado a bombardear a los oyentes demasiado pronto: «A fin de cuentas, esto ni siquiera es todavía una elección. Estamos sólo en las primarias, es decir en la fase de selección de candidatos por parte de cada partido. Yo creo que después del "supermartes", la cobertura bajará».

Fuegos de artificio

Juan Antonio Sacaluga, director del programa En Portada, de TVE, indica que es la conversión de la política en espectáculo, en fuegos de artificio, donde reside, para muchos, el atractivo de estas elecciones. «La política europea aburre, mientras en EEUU la política ha incorporado las técnicas casi cinematográficas del showbiz a la campaña. Es el «infotainment», o la mezcla de información con entretenimiento» .

Para Sacaluga la excesiva atención a la campaña de EEUU, sobre todo en la fase de primarias indica «mucha paletez informativa» especialmente cuando eso va en detrimento de temas como las elecciones argentinas, donde España tiene grandes intereses, o la crisis de Gobierno en Chile o los disturbios en Kenia, un país que atraviesa una crisis que «podría contagiar» al resto de África. «Son temas de candente actualidad desplazados más por el ruido que por las nueces; una selección que indica poco conocimiento, y una cobertura enfocada a lo que deslumbra».

Burnett de la BBC y Hinrich de la ARD coinciden en que la teatralidad de estas elecciones puede llevar a una cobertura frívola, centrada en personalidades, en la polarización de caracteres (Obama-Hillary) y no en contenidos.

«Lo curioso de este interés excesivo por las elecciones en EEUU es que tampoco van a aportar grandes novedades», concluye Sacaluga. «Las propuestas de los candidatos no son especialmente novedosas, no hay nada que verdaderamente rompa las posturas tradicionales y los índices de participación del electorado, hasta ahora, no son muy altos. No se justifica la obsesión.»

Y ¿a ti? ¿Te aburre que se hable tanto de las elecciones en Estados Unidos?