La defensa del conductor que mató a dos hombres en Cajo alega que no superaba los 70 km/h

Santander.-  La defensa del conductor que atropelló y mató a dos hombres en Cajo ha alegado que la velocidad a la que circulaba el vehículo está "mal calculada" en el atestado policial, de modo que en el momento del impacto rondaría los 70 kilómetros por hora, y que el siniestro pudo deberse a una avería previa.

ampliar foto

Durante el juicio que se ha celebrado hoy en el Juzgado de lo Penal número 4 de Santander, la defensa del conductor de 29 años ha basado parte de su argumentación en el testimonio de Juan Carlos Iribarren, perito especializado en accidentes de tráfico, quien ha cuestionado los datos recogidos en los atestados de la Policía Local tras el suceso.

En opinión del perito de la defensa, en el momento del impacto el coche que conducía David V. no podía circular a 115 ó 120 kilómetros por hora, tal y como indica el atestado policial, sino que la velocidad era de unos 68 ó 70 kilómetros por hora.

Iribarren ha opinado que los policía locales que inspeccionaron el lugar del accidente y redactaron el atestado cometieron un "error" al calcular la velocidad a la que circulaba el turismo.

"Chocó a unos 65 ó 68 kilómetros por hora, no a 110 ó 120 kilómetros, porque si hubiera sido así este hombre (en alusión al conductor) no estaría hoy aquí", ha dicho el perito de la defensa, mientras que los policías locales que redactaron el atestado han ratificado su contenido.

Ha apuntado la posibilidad de que el accidente se produjera como consecuencia de la rotura de una pieza de los amortiguadores, lo que habría dado lugar a la pérdida del control del vehículo por el conductor.

"No puedo ser categórico al 100 por cien de que fuera así", ha subrayado Iribarren, quien ha reconocido que no inspeccionó el turismo en el lugar del accidente, sino que lo hizo en un taller al que fue trasladado con posterioridad.

En su declaración, el acusado, que está en prisión provisional desde el pasado 3 de febrero, ha explicado que el día del accidente, el 1 de febrero, volvía de su trabajo, en un viñedo de Esles de Cayón, y que únicamente había bebido "cuatro vinos" en un bar del pueblo, al que fue con su jefe.

Ha destacado que conoce "perfectamente" la zona en la que se produjo el accidente y que, aunque no recuerda a cuánto iba, era "una velocidad adecuada para esa vía".

"Sólo recuerdo que perdí el control del coche y di volantazos, vi un coche que se cruzó y después vino el impacto", ha aseverado David V., que se negó a contestar a las preguntas de las dos acusaciones particulares.

El acusado no ha explicado el motivo de que el coche estuviera en quinta marcha, ni tampoco por qué no había huellas de frenada en la carretera ni en la zona del atropello.

Varios testigos que presenciaron el suceso han resaltado que el vehículo "iba fuerte" y comenzó a "hacer zig zag" y "dar volantazos" hasta que se salió en la curva, chocó con un muro y mató a los dos hombres, de 67 y 80 años.

La perito forense ha señalado que, tras el accidente, el acusado dio positivo tanto en la prueba de la alcoholemia como en los análisis de orina que se le practicaron para detectar el consumo de opiáceos.

Ha subrayado que los fallecidos sufrieron un impacto "muy importante", lo que les provocó numerosas fracturas y lesiones internas, de forma que las heridas "recordaban más a las de las personas que se precipitan de grandes alturas".

En la sesión de hoy del juicio, la Fiscalía ha mantenido una petición de pena de cuatro años de cárcel y seis de prohibición de conducir y ha pedido una indemnización de 30.155,43 euros para cada una de las hijas de una de las víctimas y de 51.695,03 euros para la hija del otro fallecido.

Las acusaciones particulares han pedido cinco años de cárcel por conducción temeraria y dos homicidios por imprudencia; una multa de 24 meses con cuota diaria de seis euros en el caso de uno de los letrados, y de 30 euros, el otro; y privación del derecho de conducir.

Han solicitado 100.000 euros de indemnización para cada hija de uno de los fallecidos, y 51.864,53 euros para la hija del otro fallecido.