El pregonero de Valladolid pide a los cristianos que no adulteren el sentido de la Semana Santa

Valladolid.-  El sacerdote y periodista Antonio Pelayo, desde el estrado catedralicio donde esta tarde ha oficiado como pregonero de la Semana Santa de Valladolid, ha instado a los cristianos a que no se dejen arrebatar el "sentido profundo" de la Semana Santa y les ha invitado a no profanarla ni adulterarla.

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"No os dejéis arrebatar la Semana Santa, no hagáis que se adultere su sentido profundo, no la mercantilicéis porque, como las cosas más profundas de la existencia, no tiene precio ni se compra con dinero", ha demandado el pregonero, corresponsal de Antena 3-Televisión en Roma y el Vaticano, y colaborador de la Cadena Cope.

Pelayo ha insistido en la necesidad de no "frivolizar" la Semana Santa "convirtiéndola en un espectáculo más entre otros mundanos", ni de "profanarla" en función de los intereses "aún más respetables", y ha animado a conservarla "como lo hicieron vuestros mayores" y a transmitirla "intacta" a las nuevas generaciones.

Las celebraciones del tiempo de Pasión y Pascua que en toda España se avecinan estos días entre el Viernes de Dolores (14 de marzo) y Domingo de Resurrección (23 de marzo), "son espléndido exponente de las tradiciones cristianas de nuestras gentes", ha dicho el pregonero durante su intervención.

No obstante, ha lamentado, existen en la actualidad "muchos de nuestros compatriotas, una o dos generaciones acunadas y educadas de espaldas a esa tradición, a quien les parece que la experiencia religiosa es la síntesis de nuestros peores defectos nacionales, que la consideran incompatible con la modernidad y con el progreso".

El sacerdote y periodista ha achacado buena parte de esa situación a los "potentes altavoces que casi a diario les repiten que la Iglesia es una institución anticuada, reaccionaria y poco respetuosa de las libertades individuales".

Cientos de personas, entre ellas una nutrida representación de la autoridades civiles, eclesiásticas y de las diecinueve cofradías vallisoletanas, han escuchado a Antonio Pelayo, quien ha pregonado el venidero tiempo de Pasión desde el altar principal de la catedral de Valladolid.

Lo ha hecho delante de una composición escultórica formada por el popular Cristo de los Carboneros, de Francisco del Rincón, y de sendas tallas, también de madera policromada y cinceladas por Gregorio Fernández, de San Juan y la Magdalena, todas ellas cedidas para la ocasión por la cofradía penitencial de Las Angustias.

Un evocador, lírico y autobiográfico pregón ha desgranado Pelayo, de 64 años, delante del arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez; del alcalde de la ciudad, Francisco Javier León de la Riva; del presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano; del delegado del Gobierno, Miguel Alejo, y del presidente de la Junta de Cofradías, José Miguel Román Vaquero, entre otras autoridades.

Con tres citas -una de San Pablo, otra de Juan Pablo II y la última de Benedicto XVI- ha iniciado su proclama el sacerdote y periodista antes de realizar un canto a la vida: "nacer es un divino don porque la vida es un inefable regalo que Dios nos hace a través del amor fecundo de nuestros padres".

Al observar en la Semana Santa una dimensión popular y colectiva "que ha impregnado la vida de los pueblos y ciudades" como Valladolid, Antonio Pelayo no ha considerado extraño que en su misma esencia y raíz figuren otros acontecimientos como la serie de exposiciones de Las Edades del Hombre, iniciada en 1988 en la catedral de Valladolid y que ha elogiado.