Cañizares dice que la Iglesia seguirá luchando contra el aborto y la eutanasia

Toledo.-  El cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, dice en una entrevista que publica hoy el diario italiano "Corriere della Sera" que la Iglesia no se opone al Gobierno, pero advierte que luchará contra la ampliación de la ley sobre el aborto y contra la eutanasia.

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(EFE)

Antonio Cañizares, cardenal arzobispo de Toledo.

Por su interés, reproducimos la entrevista que el periodista Aldo Cazzullo le hizo al cardenal en Toledo:

"Antes de hablar, al cardenal Antonio Cañizares, primado de España, arzobispo de Toledo, le gusta mostrar su catedral. "Aquí nació España. En el 593, con la conversión del rey visigodo Recadero. De hecho, (el papa) Benedicto XVI me dijo que en Toledo nació Europa, con el encuentro en el catolicismo entre alemanes y latinos, dos siglos antes de Carlomagno. Entonces, la iglesia fue destruida y convertida en mezquita. Luego, la mezquita fue destruida y se reconstruyó la iglesia..." Lo llaman (a Cañizares) el pequeño Ratzinger, por su pelo blanco, el trato cortés, y la firmeza.

Pregunta.- Cardenal, ¿ha perdido las elecciones? ¿La victoria de Zapatero es la derrota de los obispos españoles?

Respuesta.- No. Felicito a Zapatero. Estamos dispuestos a cooperar con él, siempre y cuando se mueva en la estela de la Constitución y persiga, como lo hace la Iglesia, el bien común. Nosotros no estamos en contra del gobierno. Por supuesto, los conflictos con el poder establecido para la Iglesia son una condición histórica. (En Italia -escribe el periodista- nos parece lo contrario, a veces hasta el punto de identificar a la Iglesia con el poder). Quizás en el pasado. Hoy la Iglesia no es el poder, a pesar de que se pueda tener la tentación; en el fondo incluso Cristo fue tentado. Y nosotros no dejaremos de oponernos a ciertas cosas que el gobierno ha hecho o pueda hacer.

P.- Usted ha hablado de una "revolución cultural laicista" de Zapatero. ¿Qué se pretende con ello? ¿Continuará esta revolución?

R.- Sí, hay en marcha una revolución cultural. No sólo en España; en todo Occidente. La denuncia Benedicto XVI, cuando habla de la dictadura del relativismo. España representa la punta más avanzada de esta revolución, con sus leyes 'de género', que van mucho más allá del feminismo tradicional, esta suerte de lucha de clases entre el hombre y la mujer. El gobierno español ha aprobado leyes que niegan la evidencia de la naturaleza y la razón, que dejan en manos del Estado la formación moral de los jóvenes, que se proponen fundar una nueva cultura sobre una concepción falsa de libertad.

P.- Una revolución que continuará. ¿Qué deberá hacer la Iglesia?

R.- Lo que ha hecho hasta ahora. La izquierda habla de ampliar derechos. Pero los derechos no se crean en el Parlamento. La Iglesia quiere colaborar en la construcción de una sociedad de la convivencia y la paz. Pero, ¿qué convivencia puede haber fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer? ¿Qué convivencia puede darse si se pretende eliminar a Dios de la sociedad? ¿Qué convivencia puede haber si se niega el derecho a la vida? No tenemos nada que reprocharnos: sería una traición si renunciáramos a defender la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Nosotros no estamos en contra de la democracia, sino a favor; pero quien niega el derecho a la vida está contra la democracia y conduce a la sociedad al desastre. Nosotros defenderemos los valores en peligro. Y lucharemos contra la ampliación de la ley sobre el aborto, y contra la eutanasia.

P.- El aborto en Italia está de nuevo en la agenda política. En España, la ley es más restrictiva que en Italia. ¿Teme que Zapatero intente cambiarla?

R.- Hay personas y grupos de la izquierda que lo piden. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha reconocido los derechos del niño aun por nacer. En primer lugar, hemos de pedir la plena aplicación de la ley en vigor: estamos convencidos de que muchos de los cien mil abortos que se producen cada año en España podrían evitarse. Conozco la batalla de Giuliano Ferrara en favor de una moratoria, y la suscribo. De cara al futuro, voy a luchar por la abolición del aborto, que es la peor degradación de la historia de la humanidad.

P.- Zapatero ha polemizado con los obispos durante la campaña electoral. ¿Qué efecto ha tenido?

R.- No lo entiendo. Y todavía, después de su triunfo, sigo sin entenderlo. Sus ataques verbales se basaron en palabras manipuladas, como las del cardenal Rouco Varela, o reflejadas de modo incompleto por los medios de comunicación, como las del cardenal García Gasco. Sin embargo, no tengo nada en contra de la persona. Él mismo dice que no quiere repetir los errores. Rezo por él para que vaya en la dirección correcta.

P.- Esto significa que puede comenzar una nueva era en las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia?

R.- De nuestro lado no existe, no puede existir ninguna nueva era. En los últimos años la Iglesia española no ha cometido ni un solo acto de injerencia. El Cristianismo es la única religión que separa la fe y la política: a Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César. De Dios son la vida, la verdad, el hombre.

P.- La derecha no se ha apropiado de la batalla cultural de la Iglesia. ¿Qué debe hacer ahora, en su opinión, la oposición a Zapatero, en el Parlamento y en la sociedad?

R.- No me permito dar indicaciones a un partido. Solo digo que el futuro de nuestra sociedad se juega en una gran batalla cultural, y que ningún católico, cualquiera que sea el partido en el que milite, puede desertar. Por el contrario, el parlamentario, el médico, el profesor universitario, todos deben hacer su parte. Y la Iglesia debe evangelizar España. No queremos ser un factor de división, sino del progreso auténtico, no del que encierra la razón dentro de la ciencia.

P.- La confrontación entre el Estado y la Iglesia es también un tema electoral en Italia. ¿Cuál es la diferencia entre la Iglesia española y la nuestra?

R.- La Iglesia italiana tiene más espacio en los medios de comunicación. Cuando se produjo el Día de la Familia, todos los periódicos dedicaron varias páginas a la manifestación en la plaza de San Giovanni, y media página a la laicista en la plaza Navona. En España muchos diarios habrían hecho lo contrario. De ahí la impresión de que la Iglesia italiana es más escuchada. Pero mire que en España hay personas que escuchan. Cuando estoy en la estación o en el aeropuerto, los transeúntes me animan: 'Adelante, Don Antonio'. Cuando el Cardenal Rouco invita a los madrileños a acudir a la plaza, han venido dos millones. Hasta ahora ha habido ausencia de católicos en la vida pública, pero las cosas están cambiando, y el futuro será diferente.

P.- ¿Está en peligro la unidad nacional española?

R.- La unidad de España es un bien moral que pertenece a todos, y que todos deberían defender. Por ejemplo, evitando cualquier negociación, cualquier reconocimiento político del terrorismo.

P.- ¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica? ¿No le parece justo eliminar de las iglesias las lápidas, inscripciones y símbolos del franquismo?