El historiador Domingo Rodríguez ultima su primer estudio sobre el sistema penitenciario franquista de España

Ourense.-  El historiador de la Universidad de Vigo Domingo Rodríguez Teijeiro ultima el primer estudio teórico sobre el sistema penitenciario implantado en España tras la Guerra Civil, basado en documentos conservados en la actual prisión y en el archivo histórico, según explicó en una entrevista a Efe.

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(EFE)

El historiador de la universidad de Vigo Domingo Rodríguez Teijeiro, durante la entrevista que concedió a Efe, ante el edificio que albergó una prisión provincial en Orense hasta los años 80.

El autor señaló que la investigación es la primera de este tipo y comentó que Ourense es un "oasis" de documentación de esa época, concretamente en el ámbito penitenciario, ya que se conservan los escritos oficiales de la década de 1940, a pesar de que la prisión provincial cambió de sede.

"Esta conservación documental no es habitual ni en Galicia ni en el resto de España, y a pesar de que los papeles son circulares oficiales de diferentes centros penitenciarios de Ourense, representan al sistema implantado en todo el país por los sublevados, ya que se recibían de los organismos centrales", dijo.

El estudio se basa en documentos de la actual prisión de Pereiro de Aguiar, del Archivo histórico de la ciudad y de datos elaborados por Rodríguez Teijeiro para su tesis doctoral concluid hace un año, en la que se centró en espacios de reclusión gallegos.

Según el autor, existen memorias de presos del periodo franquista y libros que las recopilan sobre todo en Cataluña, pero dijo que el uso que él hizo de las fuentes oficiales es novedoso y muy difícil en otros lugares porque los documentos están deteriorados o incluso "desaparecidos, ya que en la década de 1940 hubo ayuntamientos que reutilizaron el papel oficial ante su escasez".

La provincia de Ourense es un ejemplo representativo de todo el sistema penitenciario franquista ya que, según Rodríguez Teijeiro, tenía elementos de toda su tipología como campos de concentración, prisión provincial, prisiones de distritos, provisionales, de mujeres, depósitos de presos en ayuntamientos y campos de trabajo.

Ninguna de las provincias gallegas tuvo una prisión central pero por el resto de los espacios pasaron, desde 1936 hasta finales de la década de 1940, unos 50.000 reclusos, en su mayoría de Galicia y Asturias.

Ese sistema penitenciario, según el historiador, fue el primero que funcionó de forma unificada tras la sublevación de julio de 1936, ya que aprovechó parte de la estructura y de las instalaciones republicanas.

Además, se crearon infraestructuras para la nueva situación como los campos de concentración destinados a acoger a los prisioneros del bando republicano capturados en los frentes de guerra.

Galicia contó con 14 campos de concentración repartidos por toda su costa, excepto el de San Clodio (Leiro) en la provincia de Ourense, del que apenas hay documentación salvo un acta y una orden de retirada de los militares que lo custodiaban, previa a su cierre en 1939, comentó.

Una parte de los presos integraba los batallones de trabajo que se destinaron al campo de trabajo de O Cumial, a la reconstrucción del monasterio de Oseira, la construcción de las primeras viviendas sociales de la ciudad en el barrio de O Polvorín, la limpieza del "campo de la feria" después del mercado de ganado y a obras en la catedral, indicó.

La documentación estudiada por Rodríguez Teijeiro incluye toda la legislación de la época entre la que se encuentra el inicio de los talleres penitenciarios y la asignación de un sueldo a los presos de 2 pesetas diarias, de las que 1,50 pesetas se embargaban para pagar su manutención.

El estudio indica que hubo además prisiones de mujeres en Tui (Pontevedra), Betanzos (A Coruña) y Bande (Ourense), que se abrieron tras la masificación de reclusos registrada en los primeros meses de la Guerra Civil.

Eso también conllevó que el monasterio de Celanova se convirtiera en centro de reclusión de las mujeres, pero de forma provisional, ya que cerró como tal a mediados de 1938.

La cárcel de Bande, instalada en la planta baja del actual Ayuntamiento, abrió en 1937 y registró el ingreso de 180 mujeres en los diez primeros meses de funcionamiento.

Las reclusas vivían con sus hijos, tal como muestran los libros de cocina y las listas de "cartillas de socorro", que eran los libros de cuentas que enviaban las prisiones al organismo central para cobrar los gastos.