¿Qué esperar de la presidencia francesa de la UE que empieza el 1 de julio?

El rechazo de los irlandeses al Tratado de Lisboa y sus consecuencias para el futuro de la Unión Europea no dominarán el semestre de presidencia francesa que se inicia el 1 de julio próximo. El gobierno francés está decidido a que el desplante irlandés a Bruselas no determine sus estrategias y seguirá empujando las prioridades de su agenda política con el respaldo de España.

Nicolas Sarkozy, en el último Consejo Europeo

Ese es el mensaje que los políticos galos y españoles, desde Pierre Sellal, Representante Permanente de Francia ante la UE, a Diego López Garrido, Secretario de Estado español para la UE, han venido remachando estos últimos días. "La maquinaria europea no está paralizada. Sigue ocupándose de los problemas de los ciudadanos", ha señalado López Garrido ante los medios a pocos días de una cumbre bilateral que ambos Gobiernos celebrarán en Zaragoza. "Debemos asegurarnos de que Europa responde a las necesidades de la gente. Sea cual sea la crisis o la catástrofe que nos afecte, habrá que reaccionar como sea necesario", ha afirmado por su parte Sellal.

Bajo el lema, 'hacia una Europa más protectora' , Francia quiere articular su presidencia en torno a la inmigración, la energía y el cambio climático, la defensa europea y la política agrícola. Y cuenta con el apoyo español en muchas de esas áreas.

En inmigración ambos países favorecen una gestión controlada de los flujos y se disponen a firmar en Zaragoza el borrador de un pacto migratorio que, según López Garrido, no será solo una lucha contra la entrada ilegal de personas ni se planteará "como una carga que soportar, sino un fenómeno positivo".

El documento descartará un contrato de integración que obligue a los inmigrantes a conocer la lengua y los valores del país de acogida, como reclamaba Francia en un principio. En cuanto a las regularizaciones, otro punto de potencial fricción con Francia, Madrid rechaza amnistías "masivas y arbitrarias" que no tengan en cuenta el mercado laboral, pero quiere dejar abierta la puerta a normalizaciones caso por caso. El acuerdo sobre inmigración, que será solo un texto político y no jurídico, constituirá la base de las negociaciones que se llevarán a cabo en el resto de los Estados de la UE bajo la presidencia gala.

En energía y cambio climático, París quiere ir hacia un modelo de bajas emisiones de CO2, utilizando su poder para influir en el resultado de la conferencia sobre cambio climático que se celebrará en la localidad polaca de Poznan a finales de año y en la que se decidirá sobre el sucesor del Protocolo de Kioto.

Francia también quiere impulsar el uso de la energía nuclear como recurso clave en la lucha contra el calentamiento global. La seguridad energética preocupa también a España, y Madrid respalda la propuesta de mantener un diálogo al máximo nivel entre la UE y los productores, importadores de crudo y las compañías petroleras para encontrar una solución a la subida del precio de los carburantes, que López Garrido califica de "incontenible y totalmente injustificable".

En defensa, tercera prioridad en la que ambos países buscan la convergencia, París desea aumentar la competencia militar de la UE, en especial su capacidad de reacción rápida y fortalecer una política de defensa común sin que eso implique debilitar a la OTAN. España está a favor de adoptar un papel activo en operaciones militares y ya se ha ofrecido para liderar el primer despliegue internacional para combatir y prevenir la piratería en aguas próximas a Somalia.