Mirtha Ibarra cumple un "compromiso amoroso" con el documental sobre Titón

San Sebastián (España).-  San Sebastián (España), 23 sep (EFE) - La actriz cubana Mirtha Ibarra ha traído al Festival Internacional de Cine de San Sebastián su documental "Titón, de La Habana a Guantanamera", una forma de saldar deudas sentimentales, un "compromiso amoroso" con su marido, el cineasta Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996).

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(EFE)

La actriz cubana Mirtha Ibarra.

Un documental para el que Ibarra se ha puesto por primera vez tras las cámaras, en un homenaje al que fuera su pareja durante 23 años, el más grande director cubano, el más conocido, "una figura, no sólo del cine cubano, sino del cine universal", explica la actriz en una entrevista con Efe.

"Me siento como cuando uno tiene deudas sentimentales y amorosas, que pesan más que todas las otras", señaló una espléndida Ibarra, que hace dos años sintió la necesidad inmediata de llevar a cabo este proyecto, que se estrena en la ciudad española y que en diciembre se podrá ver en el Festival de Cine de La Habana.

Un recorrido por toda su filmografía pero también por "la parte íntima de Titón (Tomás)", en el que él habla de sus películas, aunque lógicamente también está el punto de vista de la actriz y entrevistas con algunos amigos y familiares del cineasta.

Una labor de ardua búsqueda de material de archivo -parte inédito hasta ahora-, con el que ha querido dar a conocer al gran público a quien la revista Times situó entre los 20 mejores directores del mundo.

Gutiérrez Alea se dio a conocer internacionalmente por "Fresa y chocolate" (1994), pero hay muchas otras películas a destacar en su filmografía, como "Una pelea cubana contra los demonios" (1972), o "La muerte de un burócrata" (1966), que sólo se pueden ver en filmotecas o cineclubs, explicó Ibarra.

"Mi deseo es que quien vea el documental se plantee quién era este hombre y sienta la necesidad de conocer mejor su trabajo", agregó Ibarra, que reconoció que ha pasado por algunos "momentos difíciles" mientras lo realizaba aunque lo dice sin restos de tristeza o de nostalgia.

El trabajo de Ibarra se exhibe en San Sebastián junto a la película más emblemática de Gutiérrez Alea, "Memorias del subdesarrollo" (1968), que 40 años después, "desgraciadamente, sigue estando muy vigente".

La actriz está también en el Festival de San Sebastián como presidenta del jurado que premiará a la mejor de las 14 películas latinoamericanas presentadas en la sección "Horizontes Latinos", una labor que no le gusta especialmente.

"No me gusta el personaje de presidente", dijo Ibarra, aunque al final decidió aceptarlo y está satisfecha del nivel de las películas que están viendo.

Todas las que han visto hasta ahora -10 de las 14 en competición- "presentan una factura muy buena" y son duras, de denuncia social en su mayoría, porque "esa es la realidad latinoamericana, que es muy lacerante".

Y el cine latinoamericano está "muy comprometido con su realidad y eso me parece interesante", dijo Ibarra, que precisó que le parece válido cualquier tipo de cine "siempre que sea de calidad" y que "no haya nada superficial".

"Lo que América Latina debe de ser consciente es de que no puede competir con la supertecnología de las películas americanas", opinó la actriz, que consideró que "se trata de contar historias de manera honesta y con calidad. Y trabajando bien el guión".

Al respecto resaltó que el cine en Latinoamérica "se hace con dos centavos" pero con mucha honestidad.

Un cine no muy conocido fuera hasta hace unos años porque, en general, "ha sido muy marginado" y "se veía muy poco en Europa".

"Una marginación que ha existido en muchos sentidos, no sólo el cinematográfico", pero es una situación que ha cambiado mucho.

La película "Fresa y chocolate" "ayudó mucho a cambiar las cosas" y ahora las "las nuevas generaciones están haciendo su propia búsqueda", según Ibarra.

Sobre su carrera de actriz, con interpretaciones tan fantásticas como las de "Fresa y chocolate", "Guantanamera" (1995) o "Carta del parque" (1989), dijo que le gustaría estar siempre trabajando en el cine pero que, cuando no hay oportunidades, se centra en el teatro.