Cuando le leo o le oigo a alguien decir que no ha cambiado nunca, inmediatamente me entra un ataque de risa. Después pienso que esa persona es un mentecato, un mentiroso y alguien sin nada de eso tan imprescindible llamado autocrítica. A mí mismo, que me moví de Málaga a Madrid y de allí aquí, Edimburgo, me lo han llamado infinidad de veces: cómo has cambiado desde que te has ido... Normal.
Cuando uno pretende ir al bar a desayunar y no hay ni un sitio donde comerse unas tostadas, cambia aunque no quiera; a recargar el móvil a una tienda en Princes Street (la calle principal de Edimburgo) y le atiende un minusválido abriendo y cerrando baterías con una sola mano, cae en la cuenta de que eso sería imposible en su país, y cambia; cuando va al supermercado y coge tres paquetes de ibuprofeno de doscientos miligramos (sí, en el supermercado y doscientos, en España vamos a la farmacia a por seiscientos) y el de la caja le dice que nanai, que sólo dos paquetes porque así previenen el suicidio, no puede hacer otra cosa que carcajearse e inmediatamente, y sin quererlo de nuevo, cambiar otro poquito. Igual que cambia el semblante, aunque sea de tedio, de los que deciden quedarse para siempre en un sitio viendo las mismas caras y te increpan que has cambiado.
Los puristas, los fieles, los coherentes (¡ésta es otra palabra que, no un artículo, merecería un tratado!) le echan los perros a Rosa Aguilar desde hace una semana: ha cambiado, les ha traicionado (este verbo también precisa atención aparte), es deshonroso y se ha ido a la competencia. Esos mismos que también la criticaron cuando decidió dejar de pagar las cuotas del Partido Comunista para darse así de baja, comparan ahora el servicio al ciudadano con una cadena de consumo y a los partidos con una marca: o compras uno o el otro. La lealtad para ellos consiste en pasarse toda la vida haciendo lo mismo y les resulta realmente horrible que el tiempo le haya insuflado a esta mujer realismo y, con más de cincuenta años, no tenga ya ganas de imitar a Juana de Arco levantando una fuerza política en ruinas. Encima, aún les parece casi peor llevar a cabo una labor casi imprescindible en Andalucía: ¡entrar como independiente en un gobierno que no pasa de manos desde hace treinta años!
Lo que ninguno menciona, empezando por esos compañeros que lo califican de "error personal injustificable", es que desde las elecciones del 96 a estas últimas Izquierda Unida ha pasado de tener veintiún escaños en el Congreso a dos. ¿Eso no es cambio?
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Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
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