Existe un fenómeno muy frecuente en la utilización de placebos: Los resultados beneficiosos se perciben de forma exagerada o incluso se aprecian mejorías cuando, en realidad, éstas no existen. Un engaño autoinducido del que pocas personas se libran.
La percepción de los resultados de un placebo se vuelve idílica al depositar fe en él.
Hace ya un tiempo, estando en consulta de dermatología y aprovechando algún descanso entre pacientes, me puse a curiosear un panfleto sobre los resultados de las investigaciones de un fármaco muy conocido contra la calvicie en hombres. Lo que más me llamó la atención fue la forma en la que realizaron parte del estudio y sus correspondientes resultados que puedes ver en la foto inferior.
Y es que parte del estudio era subjetivo, a través de la autoevaluación del paciente con respecto a la evolución de su precaria cabellera. Dicho de otra forma, el enlentecimiento de la caída del pelo y la mejoría en su crecimiento se basaban en opiniones personales. Que, como veremos más adelante, tenían la misma fiabilidad que una predicción meteorológica para dentro de un año.
Tras un rápido análisis de los susodichos resultados, es fácil darse cuenta de por qué cosas como lociones capilares, champús y demás potingues contra la calvicie se vendieron tan bien durante bastante tiempo. ¿Alguien de aquí recuerda a Jesús Puente (que en paz descanse) anunciando uno de ellos? Tengo el nombre de la famosa loción anunciada en TV en la punta de la lengua.
Autoevaluación de la evolución del cabello con placebo y con fármaco.
Ya me diréis los resultados que iban a dar toda esa variedad cosmética cuando aún no se conocía lo que desencadenaba la calvicie. De hecho, es un descubrimiento de hace no muchos años. Toda la vida se sabía que había una causa genética, pero lo que no se sabía era que la dihidrotestosterona o DHT (una hormona sexual masculina) era la que determinaba la caída del pelo. Aún así, no penséis que está muy claro el mecanismo por el cual la DHT provoca la desaparición de los folículos pilosos.
Como iba diciendo, resulta interesante la gráfica, sobre todo en la muestra de 15 individuos que tomaron placebo, es decir, una sustancia que no tenía ningún efecto. Algo que no fue ningún inconveniente para que un 67% de ellos pensara que el pelo se caía más lento y que incluso un 40% creyera que el pelo crecía mucho mejor. ¡Tomando algo que no funcionaba para nada!
Seguramente alguien dirá que será el poder de la mente que es una maravilla y que todo funciona mucho mejor en el cuerpo cuando hay optimismo y expectativas al tomarse algo para combatir un problema. Para el que esté pensando eso, debe saber que también se hicieron fotografías seriadas en el tiempo donde los médicos SÍ valoraban objetivamente los progresos tanto en los que habían tomado placebo como los que habían tomado el Fármaco X. Los resultados fueron que sólo el 7% de los que tomaron placebo mejoraron el estado de su pelo. Y no creo que fuera por el placebo sino por los caprichos de la madre naturaleza y el estado hormonal del paciente.
Los porcentajes restantes (60% y 34%) vivían en una ilusión que se habían creado ante las expectativas de lo que tomaban. Ilusión que me imagino que se destrozaría cuando vieran las crudas fotografías de sus cabecitas en el tiempo.
Y si esto ocurre con un placebo, no lo dudéis ni por un momento, también ocurrirá con productos "milagro" y gran cantidad de cosméticos inútiles, llamémosle lociones, tónicos capilares, cremas o estafas, lo que prefiráis. Y, en los casos donde se aplican esos productos, la situación favorece aún más la fe en ellos. Básicamente porque:
-Se ha gastado un dinero.
-Hay una confianza previa que lleva a comprar el producto.
-Hay famosetes que lo anuncian.
-A nadie le gusta reconocer o sentir que le han estafado.
Vamos, que la cantidad de autoevaluaciones inmersas en el mundo de la fantasía daría miedo por su alto porcentaje en la vida cotidiana. Son los riesgos de las expectativas. Aunque una cosa no funcione, el engaño que se ha montado sobre sí misma la persona le impide ver lo que tiene delante de sus narices: Que lo que está tomando no le sirve absolutamente para nada y está perdiendo el dinero y el tiempo. Y cuanto más desesperada esté la persona por solucionar su situación más proclive será a caer en engaños.
Y no creáis que todo esto del placebo sólo tiene su importancia en estudios clínicos. Aparte de otras muchas cosas, a veces, el placebo se utiliza para conformar y deshacerse de algunos pacientes cuya tolerancia a la frustración es similar a cero. Son esos pacientes que se niegan a aceptar que la medicina no tiene una cura para sus problemas ("Con lo avanzada que está, en pleno Siglo XXI"). Un caso llamativo son las estrías en la piel que aparecen en embarazadas. A día de hoy, todos los médicos saben que no hay ninguna crema o fármaco que las solucione. Pero, y cito las palabras de algún médico: "Se recomienda recetar placebo cuando la paciente se niega a aceptar que no se puede hacer nada por sus estrías". Con eso, y el mecanismo de autoevaluación en el mundo de fantasía que hemos mencionado anteriormente, muchos de esos pacientes quedarán conformes y felices durante mucho tiempo.
Lo que no quita que sea un engaño y que estás haciendo que el paciente se gaste dinero inútilmente (no entran en la seguridad social). Pero claro, es mano de santo. Es como decirle a un niño que si se porta bien se le va a comprar tal regalito.
Lo que sucede, al final, es que el niño se convierte en un malcriado pensando que se pueden aceptar todas sus exigencias. Con los pacientes, igual. Si no pueden tolerar la realidad de un problema y afrontarlo como adultos, que maduren un poco. Porque los médicos no están tampoco para engañar ni para aceptar exigencias imposibles. Lo que necesitan no son placebos sino alguien que les recuerde que la frustración forma parte de la vida y que no todo en nuestra realidad está como a nosotros nos gustaría.
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si el placebo, por definicion es inocuo y el paciente cree que le mejora, creo que se debe prescribir; para educar a un niño, sus padres, no el doctor. +
Puede que el efecto placebo no sea más que sugestión: sin embargo, en este caso, la sugestión fue más eficaz que los fármacos. +
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