Tras dos meses de coma y con un pronóstico muy grave, Neira no sólo despertó sino que hace pocos días que volvió a hablar. En la incertidumbre de este estado de inconsciencia son muchos los casos en los que, cuando casi nadie lo espera, la sorpresa aguarda.
El coma es uno de los estados de inconsciencia del ser humano que nos recuerda lo poco que sabemos sobre el funcionamiento del cerebro humano. Un tóxico, una infección o un golpe (entre otras muchas causas) dañan de repente el "interruptor" que nos mantiene despiertos, el sistema reticular activador ascendente. A partir de ese momento, la persona queda sumergida en un estado de inconsciencia del que no puede salir ni con estímulos dolorosos (un pinchazo, un pellizco...). Aunque la población general a menudo considere el coma como un único estado de inconsciencia, lo cierto es que tiene diferentes niveles de profundidad.
En los comas más leves, por ejemplo, aunque hay inconsciencia, existen respuestas primitivas ante el dolor (se dan ciertos reflejos), en cambio, en aquellos más profundos, no existen estas respuestas y muchos de los reflejos que se dan normalmente pueden estar desaparecidos. La forma más frecuente de valorar la profundidad de un coma es a través de la escala de Glasgow.
Esta valoración del coma no es sólo importante para saber qué cuidados van a ser necesarios para mantener estable al paciente mientras el estado de inconsciencia persiste, también nos va a indicar las probabilidades de supervivencia. Cuanto mayor sea la persona y más largo y profundo sea el coma, menores serán las posibilidades de sobrevivir.
Aún con los criterios anteriores y teniendo en cuenta la causa del coma, lo cierto es que es prácticamente imposible saber con seguridad si la persona despertará y, en el caso de hacerlo, cuándo lo hará. En los casos de coma por traumatismo craneoencefálico (como le ocurrió a Neira) la mitad de las personas termina muriendo, un 30% llega a sobrevivir pero con cierto grado de incapacidad y alrededor de un 20% termina recuperándose prácticamente por completo.
Una vez que el coma ha aparecido y el paciente está estable (dentro de la gravedad), el tiempo es el principal enemigo. Cuanto más tiempo pase mayores serán las probabilidades de empeorar debido al encamamiento prolongado y a la ventilación asistida (en comas profundos). Las consecuencias son, por un lado, las terribles úlceras de decúbito, el deterioro por inactividad y la aparición de trombos por estar en cama de forma prolongada sin tomar medidas al respecto; por otro, la aparición de infecciones respiratorias que tanto favorecen la ventilación asistida cuando se usa de forma constante.
En el caso de Neira, fueron las infecciones respiratorias las que empeoraron tanto su pronóstico cuando cumplía dos meses de coma, hasta el punto de que los médicos se temían lo peor. Por suerte, y contra todo pronóstico, no sólo se recuperó de la infección, sino que se despertó y ha vuelto a hablar. Aún le quedará una larga y dura rehabilitación pero, sin lugar a dudas, la recuperación va por buen camino. Los dos meses de inactividad le han llevado a un deterioro muscular que tendrá que combatir con una buena alimentación y mucho ejercicio.
Aunque dos meses de coma puedan parecer mucho tiempo, lo cierto es que no son raros los comas que duran uno o más años. De hecho, el récord de permanencia de coma lo tiene una americana que estuvo 37 años y 111 días. Desafortunadamente, el coma no terminó porque se recuperase sino porque falleció. El récord de permanencia de coma con recuperación posterior está en alrededor de 19 años. Aunque tras tanto tiempo en ese estado de inconsciencia, suelen existir prácticamente siempre secuelas neurológicas importantes.
También entra dentro de lo frecuente que, tras un tiempo prolongado de coma, la persona despierte (abra los ojos) pero no se muestre ningún signo de consciencia debido al importante daño cerebral. Es lo que llamamos estado vegetativo. Otras veces, la persona sale del coma, permanece así unas horas o días y después vuelve a entrar en coma como si nada hubiera ocurrido.
Si bien resultan sorprendentes los casos de coma prolongados que terminan despertando después de más de una década, no lo son menos las distintas y variopintas formas y casualidades que han llevado a una persona a salir de ese estado. Se han documentado varios casos de gente que ha despertado del coma tras recibir pastillas para dormir (ironías de la medicina), también otros casos que han logrado recobrar la consciencia tras estimular el cerebro a través de electrodos implantados y, otro, muy entrañable en que una abuelita despertó del coma tras oír los gritos de su nieta. Varios ejemplos que nos muestran lo poco que sabemos sobre cómo activar el interruptor de la vigilia en aquellas personas que permanecen en un "sueño" profundo.
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Muy clarificador el artículo porque muchos pensábamos que eran iguales todos los estados de coma. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
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