Pobre Kate Winslet, que ya ni siquiera intenta huir del cliché de eterna aspirante al Óscar. Es de esa raza de actrices que ya nacen con el cartelito de "For your consideration" en el escote. De ésas que presumen de llevarse el papel a casa. Mientras prepara la cena a sus dos hijos, tan pronto puede sentirse ama de casa de los años 50 anclada en la desidia de la gran ciudad como ser una eficaz exterminadora de judíos. Esos son los dos roles que le van a convertir en la estrella cinematográfica del año 2009. De momento ya le quitó el Globo de Oro a Pe el pasado domingo.
¿Convertirá sus Globos de Oro por 'Revolutionary Road' y 'The reader' en sendos Óscares?
Y ella, y sólo ella, sería la razón que separara a Penélope Cruz de ese sueño hecho de oro con nombre de tío de secretaria. Sin fuegos de artificio ni ilusiones ópticas, Kate Winslet se propuso hacer las cosas a su manera. Y sus años de esfuerzo le ha costado, pero ya ha llegado el momento de gloria para la seducción discreta y el talento tenaz: doblete en los Globos de Oro como mejor actriz principal por 'Revolutionary road' y como actriz de reparto por 'The reader'. Un honor con el que no hace tanto coquetearon otras dos "For your consideration" como ella, Meryl Streep y Cate Blanchett. La protagonista de 'Titanic' ha sido la que al final se lo ha llevado al huerto.
Cuando la Academia de Hollywood decidió rendir tributo al esfuerzo fílmico —y sobre todo al logro económico— de James Cameron, ella fue una de las pocas que no recibió recompensa en forma de estatuilla. Era su segunda candidatura y la inglesa parecía ya maldita para alcanzar la gloria final.
Si todo sigue su curso, el próximo 22 de enero acumulará otras dos nominaciones. Siete en trece años, y aún le queda mucho para cumplir los 40. A su edad, Katharine Hepburn tenía tres.
Quizá a Winslet le faltó en ese momento la belleza estándar de Gwyneth Paltrow, el inusual halo capaz de eclipsar todo tipo de talento que desprende Hilary Swank o el status de estrella de Julia Roberts. Ha pasado una década y la muchacha rechoncha capaz de influir en hacia donde viraba el inestable transatlántico que le hizo famosa tiene ahora un poquito de todas esas actrices y mucho de sí misma. La Winslet, que es de las que saben que las verdaderas victorias son las que se cultivan a largo plazo, ha conseguido, por ejemplo, imponer una nueva forma de sensualidad a golpe de desnudo, ya sea en el cine o en las suntuosas páginas del 'Vanity Fair'.
Su imponente composición de personajes —en 'The reader', sin ir más lejos— le coloca ya en un selecto olimpo de diosas del celuloide tan lúcidas como hermosas, a pesar de ser el fruto de tres generaciones de actores de teatro.
'Olvídate de mí' fue la constatación de que Kate no sólo sabe bordar intensos dramas de época
Estuvo en la película más taquillera de la historia pero desde entonces no se acercaba a un 'blockbuster' ni muerta. Con el 'Titanic' hundido del todo, se empeñó en rebuscar papeles de enjundia en dramas de toda índole. Se le dan más que bien los biopics histórico-intelectuales como 'Quills' o 'Iris' y tampoco le ha costado mucho convertirse en la musa de un 'indie' de culto como Michel Gondry para encarnar la idea del amor posmoderno en 'Olvídate de mí'.
A juzgar por sus últimas decisiones artísticas parece que ella misma es la que ha impuesto que era éste su momento. Hace dos años aceptó participar en uno de esos proyectos que tanto agradece la industria, 'The Holyday', una comedia romántica—navideña para mayor goce de la taquilla- con Cameron Diaz, Jude Law y Jack Black.
Luego se puso a rodar con dos directores que tienen siempre un asiento reservado en el Kodak Theatre. Encadenó el trabajo junto a su marido Sam Mendes, que le ha reunido con Leonardo Di Caprio en 'Revolutionary road', con el de Stephen Daldry, o lo que es lo mismo, el que dirigió 'Las horas'.
De esta intentona está obligada a salir necesariamente victoriosa en los Óscar. Puede que vuelva a repetir doblete o que comparta la gloria —esperemos que con nuestra Pe—, pero la maquinaria de Hollywood ya se ha puesto en marcha para encumbrar definitivamente a su nueva mejor actriz del planeta.
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