Oye, Hillary, ¿y si hablamos del envío de armas a Israel?

Nada más concluir la ofensiva terrestre israelí sobre Gaza, los enviados de Amnistía Internacional (AI) —que esperaban apostados en la frontera a recibir el permiso— accedieron a Palestina para comprobar sobre el terreno el alcance del anunciado descalabro humanitario. Y, entre las ruinas de un paisaje devastado, hallaron evidencias de que Israel —al igual que Hamás, aunque estos lo hicieran de forma más modesta— había utilizado de forma indebida armas suministradas desde el extranjero para cometer crímenes contra la humanidad, fundamentalmente fósforo blanco y los explosivos 'DIME'. Este hallazgo ha llevado a la organización a pedir a la ONU "que imponga de inmediato un embargo total de armamento a Israel, Hamás y otros grupos armados palestinos hasta que se encuentren mecanismos eficaces para garantizar que las municiones y demás material militar no se utilizan para cometer violaciones graves del derecho internacional", según ha afirmado Malcolm Smart, director del Programa Regional de AI para Oriente Próximo.

(EFE)

¿Se lo preguntará?

La sección española de la organización tampoco ha querido dejar pasar la ocasión, y más si tenemos en cuenta que el asunto de la venta de armas patrias a Israel no está del todo claro —como quedó de manifiesto tras la pregunta de Rafael Lafuente a Zapatero en el programa 'Tengo una pregunta para usted'—. Pues bien, la ramificación española ha tenido una iniciativa singular, que es la de enviar una carta al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, para exigirle que mañana martes traslade a la secretaria de estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, "una petición expresa para que su país revise sus acuerdos militares con Israel de cara a suspender todas las transferencias que contribuyen a graves violaciones de derechos humanos", según afirma la organización en un comunicado.

En efecto, la ocasión parece inigualable ya que mañana ambos dirigentes mantienen el primer contacto político directo entre ambas administraciones. Además, uno de los puntos principales que figuran en la agenda es el de debatir sobre la situación en Oriente Próximo. Y, por si esto fuera poco, resulta que en la cita de mañana se verán las caras el primer proveedor de armas a Israel —Estados Unidos— con el octavo —España—. El ministro Moratinos manifestó que, en una conversación con la secretaria de Estado, quedaron en llamarse por sus respectivos nombres para facilitar la comunicación. Entonces, ¿se atreverá Miguel a decir, en algún momento, "oye, Hillary, y si hablamos del envío de armas a Israel?".

Hay motivos que hacen pensar que, tal vez, el ministro no se atreva a dar ese paso. El primero es su inmediata reacción a la decisión del juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional, de investigar los crímenes de guerra cometidos por Israel. En aquel momento, Moratinos disolvió cualquier atisbo de tensión diplomática con los israelíes al afirmar que se revisarían las atribuciones de la justicia española para investigar crímenes cometidos en otro territorio. "Israel es un país amigo", ha dicho en alguna ocasión el ministro. Además, la probable determinación del responsable de Exteriores podría verse coartada por el evidente empeño de la diplomacia española en reverdecer las relaciones con la administración estadounidense, ahora en manos del presidente Obama, lo cual podría impedir que se pusieran sobre la mesa cuestiones incómodas.

Es una realidad sobre la que llama la atención Alberto Estévez, portavoz de AI en la Campaña Armas Bajo Control, al afirmar que "es en estas ocasiones cuando España debe mostrar en realidad ese impulso ético y pacifista que, sobre el papel, guía su política internacional. Este tipo de conversaciones bilaterales son la 'prueba del algodón' para comprobar la verdadera voluntad del Gobierno, algo en lo que ya defraudó España tras sus encuentros con las autoridades chinas y colombianas. Si no saca el tema de la venta de armas a Israel, Moratinos quedará retratado, y saldrá a la luz el doble rasero de la política exterior española", asegura Estévez.

Amnistía Internacional también ha exigido al Gobierno en ocasiones una mayor transparencia en el acceso a la información sobre la venta de armas. "Y es que, si bien ha habido algunos pasos en una buena dirección, existe una gran renuencia a la hora de reconocer qué productos exactos y a qué destinatarios concretos envía las armas, de forma que es imposible asegurar a dónde va a parar y para qué se utiliza el millón y medio de euros que, sólo en el primer semestre de 2008, sue transferido en armas a Israel. Esta falta de información —se dice que se transfirió material de defensa y tecnologías de doble uso "no letales", aunque sin especificar cuáles—, inevitablemente, genera ciertas suspicacias, porque no es lo mismo vender 500 pistolas a la policía sueca que a unidades militares de un país en el que no existen garantías del cumplimiento de los tratados internacionales" asegura Estévez.

¿Y cómo puede garantizarse que un país no usa las armas para cometer crímenes de guerra y otras violaciones del derecho internacional humanitario? Pues, al margen de la transparencia informativa, existen algunos mecanismos como, por ejemplo, la imposición de un 'certificado de destinatario final', que permite comprobar que las armas llegan al destino previsto y no hay desviaciones (España ya ha aplicado este tipo de regulaciones, pero no siempre se ha demostrado su eficacia). Del mismo modo, existe una 'cláusula de uso final', que faculta a los agregados militares en el exterior a controlar a quién llegan las armas y qué uso se hace de ellas, un procedimiento que no se emplea en España y que Estados Unidos sí ha aplicado en alguna ocasión, como en Turquía. Sin embargo, para que este tipo de medidas gozaran de cierta efectividad en el caso concreto, el primer paso sería reconocer que Israel, y también Hamás, no garantizan al 100% el uso adecuado de las armas, algo a lo que no parece dispuesta, de momento, la comunidad internacional, según recuerda Alberto Estévez.

No obstante, hay algunas señales que invitan a un mayor optimismo. Por ejemplo, la campaña existente a favor de un Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas, respaldado por 150 países, el cual podría empezar a redactarse a finales de este año, y que básicamente supondría la prohibición de exportaciones con un riesgo alto de que puedan ser utilizadas en violaciones de los derechos humanos.

En el plano español, hay otras noticias favorables, según reconoce el portavoz de Amnistía Internacional. Y es que, debido a la campaña que vienen organizando desde hace años diversas organizaciones —impulsada en parte por la mencionada intervención de Rafael Lafuente en televisión— el Gobierno parece haberse puesto las pilas, según reconoce Estévez, y mañana la Secretaria de Estado de Comercio comparece para informar, entre otras cosas, "del grado de avance o ejecución de las políticas que se están poniendo en marcha en el área de Comercio y, en especial, las relativas a la venta de armas y material de doble uso al Estado de Israel y otros Estados que se encuentren en situaciones de conflicto".

Y volviendo a la reunión entre Clinton y Moratinos. ¿Existe alguna posibilidad de que la propia Hillary saque el tema de la venta de armas ante el cambio en la política exterior estadounidense tras la llegada de Obama? Hay muchos que, como Alberto Estévez, esperan "un paso adelante" por parte de la nueva administración. Sin embargo, lo cierto es que "el Gobierno de Obama aún no ha anunciado cambios políticos sustanciales con respecto a Israel y los territorios ocupados. Precisamente, las decisiones relativas a la venta de armas serían una buena vara de medir", añade.

Tras el enfrentamiento entre Israel y Hamás la comunidad internacional no ha adoptado ninguna medida de peso, lo que nos podría llevar a preguntarnos, ¿Qué lección hemos aprendido de aquellos ataques? ¿Se ha hecho algo para que no vuelvan a repetirse? "De haber un retorno a la normalidad como si nada hubiera ocurrido las consecuencias para la población civil de Gaza e Israel serán previsiblemente demoledoras", ha afirmado Malcolm Smart.