Ni Hiroshima, ni Nagasaki. El ensayo nuclear de Corea del Norte no puede compararse en potencia con ninguna de las dos bombas atómicas lanzadas en 1945 por Estados Unidos. Los datos registrados por el sistema internacional de vigilancia de la ONU (CTBTO) desmiente lo que políticos surcoreanos y algunos medios de todo el mundo han anunciado en grandes titulares.
Nubes de hongo de las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima
El ministro surcoreano de Asuntos Exteriores, Yu Myung-hwan, fue uno de los primeros en vender que la prueba nuclear de sus vecinos superaba entre tres y cuatro veces la fuerza de las bombas lanzadas por EEUU sobre Hiroshima y Nagasaki en la II Guerra Mundial. Lo mismo hizo el Ministerio de Defensa ruso, que aseguró que la detonación pudo ser de entre 10 y 20 kilotones, potencia similar a las bombas lanzadas en Japón. Mientras tanto, muchos medios de comunicación nacionales e internacionales se han hecho eco rápidamente de este alarmismo y lo han reflejado en sus titulares. Pero nada más lejos de la realidad: los análisis sismológicos demuestran que la potencia de este ensayo fue mucho menor.
El ensayo nuclear norcoreano —que se produjo exactamente en las coordenadas 41.306°N, 129.029°E— causó un seísmo de 4,52 grados en la escala Richter, según datos de CTBTO (Comisión Preparatoria de la Organización del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares). Una cifra que aumenta ligeramente hasta los 4,7 grados si miramos los registros de los satélites estadounidenses de 'U.S. Geological Survey'.
Como nos cuenta la propia Comisión Preparatoria por teléfono, "a falta de la información definitiva, esta magnitud de 4,52 grados correspondería a una bomba nuclear con un potencial destructivo de no más de cuatro kilotones". Ahora bien, si pensamos que las bombas atómicas lanzadas por los estadounidenses en 1945 sobre las dos ciudades japonesas superaron los 15 kilotones (la de Nagasaki sobrepasó incluso los 20 kilotones), la explosión subterránea que hizo temblar Corea del Norte no se aproxima ni a una tercera parte de la fuerza de estas bombas atómicas. Eso sí, el país asiático superó con su nuevo ensayo la potencia de su anterior test nuclear realizado en 2006, que registró una magnitud de 4,1 grados.
La ONU cuenta con 170 instalaciones monitorizadas repartidas por 76 países para detectar los movimientos sísmicos que se producen bajo tierra, y especialmente para descubrir ensayos nucleares. Gracias a los satélites equipados con sensores y sismómetros, se pueden medir las ondas generadas por un seísmo y determinar minutos (e incluso segundos) después su localización, fuerza y naturaleza. Los datos captados llegan a la central que la Comisión Preparatoria tiene en Viena y donde los expertos determinan si el seísmo se debe a un proceso natural o a la acción del hombre. Lo cierto es que el análisis de las ondas sísmicas se ha convertido en una de las técnicas más fiables para detectar explosiones atómicas subterráneas.
Como cuenta Emilio Carreño, director de la Red Sísmica española, "una explosión nuclear tiende a concentrar la energía en las primeras ondas, a diferencia de un terremoto que es más regular". Esta es una de las pistas que ayudan a los científicos a determinar el origen de las ondas. Además, añade Carreño, los satélites detectan los primeros movimientos con gran rapidez: "la explosión de Corea del Norte tardó 13 minutos en registrarse en la estación de Torete, al norte de Guadalajara; la velocidad de detección suele ser de unos 6 kilómetros por segundo".
Antes de que se utilizara la tecnología que estudia las ondas sísmicas, en los años 50, Estados Unidos enviaba por el mundo aviones para captar las partículas radiactivas (radionucleidos) del espacio generadas por los posibles ensayos nucleares de la Unión Soviética. Como cuenta Carreño, "era un buen método, pero con dos grandes inconvenientes: no era válido si la meteorología era mala y era un procedimiento muy caro".
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Pues es aberrante y muy preocupante que en vez de hablar de desarme se hable de proliferación. +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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