Madrid. 20:00 horas. Las jornadas sobre "Ética y Futuro de la Democracia", organizadas por la Fundación García Morente y la Universidad CEU San Pablo, llegan a su fin. El encargado de clausurarlas es el arzobispo Madrid, Antonio María Rouco Varela. Sale a escena cuando quedan cuatro días para las elecciones europeas y sólo seis días después de que el cardenal Cañizares declarase que "no son comparables" los abusos sexuales a menores realizados en escuelas católicas irlandesas entre 1950 y 1980 "con los millones de vidas destruidas por el aborto". Unas palabras que el día después ratificaba el candidato 'popular' Jaime Mayor Oreja. Y claro, la pregunta es obligada: "¿Qué opinión le merecen estas declaraciones?". No termino de hacerla y siento en mi propia piel qué se siente al ser abucheado.
Él más diplomático que su público.
El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define abuchear como: "Dicho especialmente de un auditorio o de una muchedumbre: Sisear, reprobar con murmullos, ruidos o gritos". Eso es lo que ha pasado. No hay gritos, pero sí murmullos generalizados y sobre todo muchas reprobaciones.
El Salón de Grados de la Universidad CEU San Pablo está lleno. Pocos periodistas, pocos estudiantes y muchas personas cuya media de edad superaba los cincuenta e incluso los sesenta años. Los mismos que esta mañana estuvieron escuchando al ex presidente Aznar. Católicos convencidos que se dirigen al arzobispo Rouco Varela en términos de "Querido don Antonio" o "eminencia". Las preguntas van por los mismos derroteros. Nadie da la nota discordante. Una señora cuenta que tiene 11 hijos y que el más pequeño padece Síndrome de Down. No se quiere imaginar qué sería de su familia si hubiese abortado "como permitirá la nueva ley". Otro señor le pregunta sobre cómo es posible votar a un partido que legaliza el aborto y el uso de la píldora del día después que "según dicen los expertos es abortiva".
Llega mi turno. "Buenas tardes. Me gustaría saber qué opinión le merecen las declaraciones hechas la semana pasada por el cardenal Cañizares, en las que comparó el aborto con la pederastia". Ya no puedo continuar. Oigo voces por lo bajo. El público ha fijado su mirada inquisidora en mí. "Es mentira, no lo comparó", "eso está manipulado", "es cosa de los sociatas", son algunas de las frases que llegan a mis oídos. Rouco Varela, para el que el aborto es "una acción terrible", es mucho más diplomático: "Estoy seguro que el Cardenal Cañizares habló y se expresó con claridad y se manipularon expresamente sus declaraciones".
Con estas palabras el arzobispo de Madrid, con las que sale en defensa de su compañero, parece querer poner punto y final a la polémica que lleva coleando desde el pasado jueves cuando Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación por el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, hizo esa comparación en una entrevista en la televisión autonómica catalana (TV3). Según aseguró, "esas conductas (la pederastia) son totalmente condenables y tenemos que pedir perdón. No obstante, no es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios, con los millones de vidas destruidas por el aborto".
Al día siguiente Jaime Mayor Oreja no es que no le quitase la razón, sino que lo apoyó. Aunque su partido ha procurado mantenerse al margen de las movilizaciones contra la reforma del aborto, el candidato 'popular' no dudó en dar su opinión en Antena 3: "La postura del cardenal es exacta".
Y ahí terminó todo. Por lo menos en lo que al Partido Popular se refiere. Porque sólo quedan unos días para las elecciones y es mejor mantener la prudencia. El mismo viernes, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ya le quitó hierro al asunto al declarar que los abusos a menores es de "los peores crímenes" que se pueden cometer al tiempo que evitaba hablar de las declaraciones de su compañero. También lo hizo el propio líder del partido, Mariano Rajoy, que el sábado eludió el tema.
Todo lo contrario a lo que ha ocurrido en el Partido Socialista. El mismo jueves, la ministra de Sanidad pidió al cardenal Cañizares que retirase sus declaraciones, que tachó de "absolutamente inadmisibles, inadecuadas y totalmente inoportunas". Dos días después, el ex presidente Felipe González atacaba directamente a Mayor Oreja para el que "es peor ejercer un derecho que cometer un delito con niños". Mientras, esta mañana la ministra Aído declaró que le "sorprende" que el candidato del PP a las elecciones europeas "compare el derecho a decidir de las mujeres con un delito abominable como es el abuso y la violación de niños". Además insistió en que debe "pedir perdón a la ciudadanía".
Hasta José Bono, presidente del Congreso y católico reconocido, aseguró ayer durante su intervención en las jornadas organizadas por el CEU que es "absolutamente inaceptable" establecer una comparación entre aborto y la pederastia, aunque añadió que si Antonio Cañizares "tuviese que hacer" esas declaraciones hoy "las matizaría". El que ni siquiera se ha pronunciado al respecto es el embajador español en el Vaticano, el socialista y católico Francisco Vázquez, que también ha asistido a esos cursos. "Comprenderán que a tres días de las elecciones no voy a dar ningún titular. Mi postura sobre el aborto es pública y notoria. Soy contrario como socialista y católico". Con esas palabras cerró su intervención.
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