La izquierda ha muerto

En el post del día 31 de julio, justo antes de marcharme de vacaciones, me puse la túnica de Rappel y lancé dos predicciones. La primera, que pasaría el mes de agosto retozando en las playas de Hawái. La segunda, que Zapatero solucionaría el tema de la televisión de pago que necesitaba el empresario de izquierdas Jaume Roures antes de que comenzase la Liga, "con la nocturnidad y alevosía habitual en estos casos". Es decir, en el Consejo de Ministros del 13 de agosto. Acerté el 50% de estas previsiones...

(EFE)

ZP solucionó lo de la TDT con nocturnidad y alevosía.

Como tenía el pasaporte caducado, he pasado el mes de agosto en Serranillos Playa. Aquí, al lado de Talavera de la Reina. Muchos serranillos y poca playa, la verdad. Así que he vuelto al tajo de muy, pero que de muy mala leche...

Será porque me he dado cuenta de que no soy el único visionario de este país. El 8 de agosto 'Público', el diario de Roures, anunciaba sorprendentemente la parrilla de fútbol televisado para la liga 2009/2010. "Una vez que el Gobierno apruebe la televisión de pago... previsiblemente la próxima semana", decía 'Público' en un gran reportaje de investigación donde se hablaba en presente de Gol TV, la tele de pago de Mediapro (es decir, de Roures) que, sorprendentemente, nació cinco días después.

País de iluminados éste. Y de sabandijas. Miguel Sebastián, ministro de izquierdas (y de Industria), parecía que no podía caer más bajo después de aquel memorable debate con Gallardón en el que utilizó detalles de la vida privada del alcalde. Error. La capacidad de un político para enfangarse resulta inconmensurable. Sebastián se ha superado a sí mismo al menospreciar el interés general (ignorando una Ley General Audiovisual que debería poner orden en el panorama mediático) y abanderar la aprobación urgente de una nueva modalidad televisiva (la TDT de pago) que beneficia claramente a un grupo empresarial afín a su persona y a Zapatero. ¿Un escándalo? De ninguna manera: son sólo negocios entre políticos de izquierdas y empresarios de izquierdas.

Quien ha levantado la voz con más fuerza ante este despropósito es, quien lo diría, otro empresario de izquierdas: Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo Prisa, propietario de Sogecable (Canal+ Liga). El mismo que hace tres años se frotaba las manos cuando Zapatero, en una maniobra de trilero similar a la actual, realizada también bajo camuflaje veraniego (el 29 de julio del 2005), autorizó a Canal+ a emitir en abierto bajo el nombre de Cuatro.

¿Imaginan lo que hubiese escrito un servidor si todas estas miserias televisivas hubiesen tenido lugar con Aznar en el poder? Amiguismo, ausencia de moral, burla a la democracia, abuso de poder, manipulación... Pues las miserias televisivas han sucedido con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno. Hay que hablar de amiguismo, ausencia de moral, burla a la democracia, abuso de poder, manipulación...

"La TDT de pago va a beneficiar al país... El país de la nación, claro", dijo Zapatero, humorista además de presidente, tras anunciar que su última gran ocurrencia para hacer frente a la crisis es subir los impuestos. Un Zapatero que ha tratado de justificar la utilización del decreto ley para aprobar esta modalidad de TDT diciendo que "el motivo es no perder el tiempo". Le ha faltado decir: "ni el dinero de Roures". Y es que otra temporada con el empresario de izquierdas regalando el fútbol en abierto le hubiese situado en la cuerda floja.

El resultado de esta apresurada puesta en marcha de la TDT de pago es el total desconcierto. En la primera jornada de Liga muchos telespectadores no hemos podido seguir los partidos de nuestros equipos favoritos: Digital Plus aún no ha llegado a un acuerdo final con Mediapro, no se podían comprar partidos de 'pay per view', los descodificadores de Gol TV aún no están a la venta, los aparatos de TDT que se han vendido hasta ahora no sirven para la TDT de pago... Una falta de respeto absoluta con los ciudadanos telespectadores.

"¿Y si la izquierda ha muerto?", se preguntaba Suso del Toro en El País del pasado 15 de agosto. Es difícil responder a esa pregunta. Pero es fácil sentir arcadas ante el tufo a podrido que emiten determinadas actitudes de nuestra izquierda exquisita. Un hedor que no debe impedirnos ver cómo las piezas siguen encajando. El desmantelamiento de la plantilla y la supresión de la publicidad en la televisión pública, la posibilidad de que cadenas que habían nacido en nombre de la pluralidad puedan fusionarse, el nacimiento por decreto ley de Gol TV... Esta vez es la izquierda, la supuesta izquierda, quien está creando un nuevo imperio de poder mediático. Y Zapatero está ahí para consentirlo, para avergonzar a los que se niegan a creer que la izquierda ha muerto.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con Pedro J. Ramírez. Con esta frase cerraba su Carta del Director del pasado domingo: "Hace 34 años que no volvíamos de vacaciones con menos motivos para esperar nada de nuestros políticos. Los tipos se lo tienen bien montado y no hay forma de meterle mano a su blindaje. A los ciudadanos sólo les queda callar y votar... dentro de tres años. Además de un cambio de Gobierno, necesitamos un cambio de modelo. Y muchos fichajes".

Se acabaron las vacaciones. Bienvenidos a la sucia realidad.

Un motivo para no ver la televisión

Eudora Welty.
Cuentos completos.
Editorial Lumen.

Eudora Welty es una de las grandes damas de la literatura sureña. Y sus cuentos, como las canciones de Drive By Truckers o Mississippi John Hurt, como las historias de Flannery O'Connor, nos invitan a conocer detalles íntimos de los hombres y mujeres que sobreviven en el profundo sur norteamericano. Asesinos, jugadores, músicos... y también padres de familia desesperados, muchachas tullidas, hombres con sombreros inapropiados, vagabundos en busca de un último trago y chicas que viven en oficinas de correos.

Cuando se cumplen cien años del nacimiento de Eudora en Jackson (Mississippi), editorial Lumen edita por primera vez en castellano sus cuentos completos. Un libro magnífico, grandioso, imprescindible, redondo, con aventuras cotidianas, diálogos de sencilla perfección y sutiles descripciones que se elevan por encima de los paisajes y las referencias históricas. Una obra maestra.