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¿Por qué los ministros si prometen y no juran tienen delante la Biblia y el crucifijo?

Por EDU SÁNCHEZ (SOITU.ES)
Actualizado 14-04-2008 18:47 CET

Ninguno de los 17 ministros de Zapatero ha jurado el cargo. Todos han prometido. Pero tenían delante la Biblia y un crucifijo. La tradición de los primeros Gobiernos de la democracia, donde era casi unánime el juramento (incluso con genuflexión) se mantiene en una interpretación del Real Decreto que regula este acto. En la mayoría de los países de nuestro entorno es habitual también la doble fórmula, pero son muy pocos donde hay símbolos religiosos.

El acto es breve, solemne y, como todo lo que se celebra en Zarzuela, está perfectamente regulado por el protocolo. Los diecisiete miembros del Gobierno (nueve mujeres y ocho hombres) han prometido su cargo por orden de antigüedad de su ministerio (empezando por el titular de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, que actúa en el acto como Notario Mayor del Reino). Y uno a uno han posado su mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución Española, abierto por el Título IV Del Gobierno y la Administración, mientras repetían la fórmula "cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey de guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado y de mantener secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros".

Pero todos tenían en la misma mesa un crucifijo y una Biblia de 1791 que perteneció al monarca Carlos IV y que estaba abierta por el 'Libro de los Números', que hace referencia a los juramentos. Es una muestra más de la presencia religiosa que tienen muchos actos oficiales de un Estado aconfesional como es España: en los cuarteles hay curas castrenses, el futuro jefe del Estado se casa en una catedral o los funerales de soldados muertos o de atentados masivos (como fue el 11-M) son católicos. Tanto desde el Gobierno como desde la Casa Real se justifica la presencia de estos dos elementos religiosos en cumplimento del Real Decreto, "porque si alguno ministro quiere jurar, debe ser poniendo por testigo a Dios", señalan desde estas dos instituciones.

En Zarzuela no han recibido durante estos años ninguna solicitud para que se quitaran estos símbolos -"además es algo que no depende de nosotros, sino del legislador"- y ninguno ha manifestado públicamente profesar religión distinta al catolicismo. Se podría dar en un futuro la situación vivida hace unos meses con el congresista norteamericano Keith Ellison, el primero en jurar su cargo sobre un Corán, que perteneció curiosamente al tercer presidente norteamericano, Thomas Jefferson.

En los países de nuestro entorno también es habitual la doble fórmula del juramento o la promesa cuando una persona asume un cargo público. En Alemania, por ejemplo, el presidente federal, el canciller y los miembros del Gobierno juran dedicar sus esfuerzos "al bienestar del pueblo alemán, promover su bienestar, protegerlos de daños, respetar y defender la Ley Fundamental...". Al final de la declaración se añade "Así me ayude Dios" que, por supuesto, es opcional. El primer canciller en no utilizar esta coletilla fue Gerhard Schröder en 1998. En ningún caso hay elementos religiosos en el Parlamento. Esta misma opción de "así me ayude Dios" se repite en varios países como Polonia o Estados Unidos, este último con un enorme abanico de opciones de juramento, habitualmente sobre un ejemplar de la Bibilia y ante el presidente del Tribunal Supremo. Pero ha habido presidentes, como Johnson, que juró en el avión presidencial o Franklin Pierce, el primer inquilino de la Casa Blanca que utilizó la fórmula de "afirmación" y no de juramento.

En Italia, "donde Estado e Iglesia católica son, cada uno en su propia esfera, independientes y soberanos", según reza la Constitución, los miembros del Ejecutivo tienen que "jurar" su cargo. En Chile el modelo es muy similar al español, con la posibilidad de jurar o prometer el cargo en el Palacio de la Moneda y en presencia del jefe del Gobierno y del secretario de Interior. En ningún caso existe ningún elemento religioso en la sala. En Francia los actos de toma de posesión de los miembros del Ejecutivo, empezando por el presidente de la República, tienen un marcado carácter laico, consagrado en su Constitución. Casi en el polo opuesto, aunque por motivos distintos, en el Reino Unido el primer ministro jura lealtad a Su Majestad, no sólo jefa del Estado sino también de la Iglesia Anglicana.

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