Bush pide a China que respete los DDHH sin antes barrer su casa

Semanas reclamando a la comunidad internacional que saque los colores al régimen chino por su escaso respeto a los Derechos Humanos y resulta que quien levanta la voz es el presidente estadounidense más cuestionado por este mismo motivo. George W. Bush, que ha hecho escala en Tailandia antes de acudir mañana a la inauguración de los Juegos Olímpicos, expresó su "profunda preocupación" por la ausencia de libertad del pueblo chino y exigió el respeto de los "derechos naturales" que tiene todo ser humano.

Sin embargo, el presidente norteamericano circunscribió estas peticiones en torno al argumento económico. Tras elogiar los cambios introducidos por el régimen comunista -más abierto a la economía de mercado en los últimos años- señaló que "confiando mayor libertad a su gente, China puede desarrollar todo su potencial" como gran potencia. E insistió en que "la gente joven que ha crecido con libertad para comerciar con libertad, pedirá, en última instancia, libertad para intercambiar ideas, especialmente en un internet sin restricciones".

Ya se puede imaginar Bush la respuesta del régimen comunista. Y es que, a pesar de las claras diferencias entre el sistema estadounidense y el chino (entre otras que Bush termina su mandato en enero de 2009, mientras que Hu Jintao continuará en el poder mientras quiera el partido único), resulta sorprendente que sea precisamente este presidente estadounidense el que reclame respeto a los derechos humanos, ya que se ha convertido en uno de los líderes mundiales más denunciado por las organizaciones internacionales dedicadas a esta labor.

Antes de concluir sus ocho años de permanencia en la Casa Blanca, Bush podría ponerse a barrer su propia casa en esta cuestión. ¿Ejemplos de por dónde empezar?

• Guantánamo: El centro penitenciario construido en la bahía cubana sirve desde 2002 para retener en condiciones infrahumanas a supuestos combatientes a los que se vincula con actos de terrorismo o simplemente por ser "combatientes enemigos". Sin embargo, durante años no se presentaron acusaciones formales, la Administración republicana les ha negado la protección de prisioneros de guerra y no han quedado protegidos por las leyes norteamericanas (alegando que estaban fuera de su jurisdicción). Los continuos varapalos de la justicia contra este campo de internamiento han sido contestados por el Gobierno con reformas legislativas, hasta que el Tribunal Supremo reconoció hace unos meses el derecho de los presos a acudir a la justicia ordinaria para defenderse.
• Los vuelos secretos: La agencia estatal de la CIA utilizó -incluso se cree que sigue haciéndolo- aviones y barcos como cárceles secretas donde retener a sospechosos de formar parte de la difusa organización Al Qaeda. También les trasladaba a terceros países -donde el respeto a los derechos humanos brilla por su ausencia- para allí llevar a cabo prácticas de torturas en interrogatorios, que ahora también pueden practicarse en suelo norteamericano. Un informe del Consejo Europeo acusa a catorce países del viejo continente dieron su beneplácito a estas prácticas y ofrecieron su colaboración o simplemente hicieron la vista gorda.
• Irak: Después de la invasión del país -al margen de la legalidad de la ONU-, el Ejército estadounidense ha cometido flagrantes violaciones de derechos humanos en la prisión de Abu Ghraib, que fueron desveladas por la prensa. Distintas investigaciones apuntaban a la responsabilidad del entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que acabó siendo destituido a finales de 2006 y denunciado ante los tribunales alemanes por crímenes de guerra.
• La pena de muerte: Se aplica en todo el país por delitos federales y militares y 38 Estados la siguen aplicando bajo sus jurisdicción. Sólo Nebraska la ha declarado inconstitucional. Muchas organizaciones estadounidenses, así como instituciones internacionales (la ONU o la UE, por ejemplo) han reclamado al Gobierno norteamericano la abolición o moratoria de la pena capital, a la vista de distintos fallos judiciales (generalmente con afroamericanos y latinos como víctimas) y por los métodos con los que se aplica (la silla eléctrica o la inyección letal).
• Suscribir las leyes internacionales: Bush podría aprovechar estos últimos meses de mandato para suscribir distintas leyes en materia de respeto a los derechos humanos. Por ejemplo, la Convención de los Derechos del Niño (de 1989), que no ha firmado al igual que Somalia; la Corte Penal Internacional (2002) para la persecución de delitos de lesa humanidad; o el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1997), firmado pero todavía no ratificado.