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La tecnología contra el 'instante decisivo'

Por RAMÓN PECO (SOITU.ES)
Actualizado 08-09-2008 11:13 CET

Hace pocos días hablábamos del lanzamiento de la primera cámara réflex capaz de filmar vídeo. Más allá de lo que supone el atrevimiento de Nikon al lanzar este modelo, la D90, lo cierto es que los incipientes sistemas híbridos de fotografía y vídeo, capaces de lograr calidades profesionales, están comenzando a provocar un intenso debate, no exento de creatividad y polémica, entre los profesionales y estudiosos de la imagen.

Las preguntas que planean ante el acercamiento de la imagen estática y la imagen en movimiento son muchas y de gran relevancia: ¿Sufrirá una transformación drástica el proceso fotográfico tal y como hoy la conocemos? ¿De qué forma afectará al trabajo del fotógrafo el uso de cámaras que capten secuencias ilimitadas de imágenes? ¿En que medida tendrá sentido la toma de fotografías sin recurrir al disparo secuencial? ¿Desaparecerá la autoría única ante una tecnología que da un gran protagonismo al editor fotográfico? ¿Cómo influirá la dimensión sonora en esta disciplina silenciosa que hoy es la fotografía? Cinco figuras clave de la fotografía artística, el fotoperiodismo, y la teoría audiovisual nos ayudan a poner un poco de luz ante estas cuestiones.

¿Que será del instante decisivo?

Ramón Masats, Premio Nacional de Fotografía y una figura ineludible de la historia de esta disciplina en España, realizó cine y televisión durante casi 20 años. Al solicitar su opinión sobre las nuevas perspectivas que se abren ante el acercamiento de la fotografía y del vídeo, Masats advierte, con su característica modestia, que él no ha trabajado nunca con equipos digitales fotográficos, aunque opina que este acercamiento "no es algo nuevo", y describe el método que se empleaba hace años para fotografiar el negativo cinematográfico de 35mm, aunque dejando claro que cine y fotografía son "dos lenguajes distintos".

Al preguntarle sobre si estos desarrollos tecnológicos pueden dotar al lenguaje fotográfico de cierto frenesí explica que "me parecen unos avances extraordinarios, yo estoy convencido de que habrá fotógrafos que puedan sacar partido a esto", pero matiza que "siempre habrá fotógrafos que hagan una fotografía más sosegada (...) quizá puedes coger una fotografía por casualidad, pero no veo a Cartier-Bresson haciendo con una de esas cámaras un instante decisivo".

¿Qué esperamos del nuevo lenguaje visual?

Santiago Lyon, director de fotografía de la agencia Associated Press y reportero gráfico curtido en numerosas guerras, nos atiende desde su oficina en Nueva York para darnos algunas claves de la influencia de las tecnologías de imagen secuencial en la información periodística, un asunto que domina en profundidad.

Sobre lo puramente tecnológico Lyon, que explica que las agencias informativas (quizá las más interesadas en la sinergia por razones pragmáticas) mantienen un importante contacto con los fabricantes de tecnologías de imagen, dice que el debate técnico se centra en "esperar a que las cámaras de vídeo permitan escoger una fotografía, o que una réflex profesional permita filmar vídeo con calidad. Son dos vías de atacar el mismo deseo". Sin embargo, aunque califica de "logro importante" que las cámaras réflex logren filmar secuencias, piensa que esa tecnología "es interesante para complementar el vídeo existente, pero no para obtener vídeo de calidad", e incide en las limitaciones a la hora de captar el sonido de forma profesional. Es por ello que al apostar por una tecnología híbrida para lograr vídeo y fotografía con calidad vea más factible la "cámara de vídeo que atrapa la foto".

Respecto a la nueva faceta del fotógrafo, que además de fotos realiza tomas en vídeo para su empresa o clientes, Lyon narra la experiencia de los denominados "ensayos videográficos" de Associated Press, en los que "los protagonistas de una historia hablan de la historia". En este proyecto experimental participan 12 fotógrafos de la agencia. Estos van equipados, además de con su propio equipo fotográfico, con una cámara portátil de vídeo que filma con calidad profesional, pues el metraje no se destina únicamente a la red. Por otra parte, ellos mismos realizan montajes rápidos de sus tomas, de forma que al llegar a la redacción el reportaje está listo para emitir. Lyon explica que "los fotógrafos con estas cámaras tardan en entrenarse, pero el fotoperiodista tras varias semanas logra buenos vídeos".

Al preguntarle sobre si el profesional no siente un rechazo ante este trabajo añadido reconoce que este "se sobresatura", y es de la opinión de que algo así no se puede imponer: "necesitan querer hacerlo, esto no es una cosa que puedes forzar". Por otra parte, para que este trabajo sea factible resalta la gran importancia de comprender qué expectativas por parte del consumidor de información se quieren satisfacer. Por ello, Lyon lanza en voz alta esta pregunta: "¿Qué es lo que esperamos de este proceso?", añadiendo que "el vídeo al igual que la fotografía tiene muchas facetas (...) cuando el profesional lo tenga claro será posible hacerlo, si eso no está cerrado es complicado".

¿El autor dejará de pisar la calle?

Chema Conesa tiene una dilatada experiencia profesional como fotógrafo y editor gráfico en varias publicaciones, ha comisariado importantes muestras fotográficas, dirige la colección de libros PhotoBosillo, y es asesor de la Fundación World Press Photo. Desde esta privilegiada atalaya Conesa explica que la convergencia entre las cámaras de imagen fija y en movimiento "es una cuestión vieja que se veía venir. Alguna agencia había pedido ya que le fabricasen una de estas cámaras". [Ante esta afirmación no nos hemos resistido a consultar a Nikon sobre si su recién aparecida D90 puede haber sido fruto de algún encargo, a lo que fuentes de la empresa nos han respondido que la versión oficial es que "como no es una cámara profesional sino de consumo, no responde a ninguna demanda"].

Sobre las repercusiones de estas tecnologías híbridas Conesa apunta: "Saldrán ganando los medios de internet, pero perderá la fotografía. Se creará una división entre medios que apuesten por una imagen reflexiva y los que no". Conesa, que tiene un pie en la fotografía de prensa y otro en la netamente artística, dice, no sin cierta ironía, que "la imagen imperfecta es una imagen moderna", y es de la opinión de que estos desarrollos técnicos potencian la figura del editor fotográfico, pues "los editores se van a convertir en los verdaderos fotógrafos, los que están en la calle van a ser meros obreros".

De hecho, Conesa dice que esta situación le recuerda a lo sucedido en la guerra de Vietnam, cuando a los vietnamitas se les daba "una cámara y un carrete, y cuando volvían con las fotos se les entregaban cinco dólares. Los fotógrafos de agencias se atribuyeron algunas de estas fotos, que incluso obtuvieron premios".

Para él, que conoce bien la labor tanto del fotógrafo como del editor, "la fotografía seleccionada de una secuencia de 24 imágenes por segundo va a sufrir, pues será una abstracción tomada por un editor". Esto, en su opinión, también tiene consecuencias en la autoría de las imágenes que "será compartida", pero resalta que, al menos a efectos teóricos, esta situación provocará que "el autor verdadero sea el editor".

La falsa neutralidad de la tecnología

José Baeza, editor fotográfico del dominical de La Vanguardia, no augura nada bueno ante esta nueva perspectiva profesional, sobre todo en lo relativo a sus consecuencias laborales para el fotógrafo y a la calidad del resultado final. En ese sentido Baeza es rotundo: "La tecnología es neutra, pero sus aplicaciones no. Los que la generan saben cual va a ser su resultado".

Rechaza las tecnologías híbridas de imagen porque "en un mismo tiempo obligan a escribir en dos lenguajes, y eso es empobrecedor", y añade que además "la figura del autor se debilita". Baeza reivindica de hecho la figura actual del fotógrafo, pues "los editores no somos autores, ni tenemos que serlo". En su opinión esta situación puede desembocar en la misma "derrota profesional que la que viven los cámaras de televisión, a los que no se les reconoce como autores".

Baeza, que muestra claramente crítico ante esta nueva situación, plantea que "en función de que existe esa tecnología trabajar con ella se va a convertir en una norma", y pone el ejemplo de muchos periodistas locales, a los que ya se les pide que redacten texto, hagan una foto, y dispongan de sus propios medios para llegar al sitio de la noticia. Por otra parte, en lo puramente tecnológico, lanza esta pregunta clave: ¿Volvemos a una cámara pesadísima o apostamos por un concepto de sencillez en el que prima el ojo?

¿Democratización tecnológica o banalización del discurso visual?

Esperanza Collado, profesora de Cultura Visual en el Departamento de Artes Creativas de la Dublin Business School, nos proporciona una perspectiva teórica sobre esta sinergia visual que nos ocupa. Al recabar su opinión sobre si ciertamente la tecnología puede provocar que fotografía y vídeo se unifiquen creando un mismo lenguaje comenta que "efectivamente nos estamos acercando a un lenguaje unificado de la imagen. Los más positivistas lo entenderían como una democratización de lo tecnológico, mientras los pesimistas lo consideran su estetización difusa o banalización".

Sobre las implicaciones de esto en los medios de comunicación comenta que "por experiencia personal puedo confirmar que es muy cómodo tomar fotografías con la cámara de vídeo. Quizá a un nivel mediático, relacionado con la difusión de información pueda plantear muchas facilidades, aunque en el ámbito artístico siempre existe un sector que se vuelca hacia formas tecnológicas más antiguas".

Evidentemente, estas tecnologías, de las que ya hemos hablado bastante en lo que respecta a su vertiente en la comunicación periodística, tienen también poderosas consecuencias en el terreno de las artes: "De la misma forma que la fotografía ha heredado del cine la narratividad y el tiempo expandido de exposición, el cine ha coqueteado con la imagen fija creando películas parpadeantes que nos demostraban que cine no es movimiento, sino variación luminosa y duración".

Collado además alude a lenguajes híbridos que ya son realidad en las artes: "tanto el cine como la fotografía -y su unificación- han alterado enormemente el lenguaje visual tanto en el circuito artístico como en la cultura visual en general. Las secuencias de imágenes fijas, las fotografías de exposición larga, el cómic, los flip-books, la percepción 3D, y el diaporama son ejemplos de esa unificación".

Un futuro de luces y sombras

Muchas más serían las líneas que podrían escribirse ante tan inagotable tema, pero lo cierto es que es tiempo de quedar a la espera de acontecimientos. La industria de las tecnologías de la imagen, pese a sus esfuerzos y a la fuerte demanda de las empresas de comunicación, aún no ha logrado equipos que puedan abrir de par en par la caja de pandora, tan llena de luces y de sombras. Sólo cuando eso suceda, podremos comprobar de qué forma las industrias informativas, los profesionales, y los consumidores de imagen e información se enfrentan a las nuevas oportunidades y amenazas de los futuros lenguajes de la imagen.

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