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Demografía en Gaza: ¿arma o estrategia de supervivencia?

  • La Franja de Gaza tiene una de las mayores tasas de crecimiento del mundo
  • Las previsiones calculan que en 2020 la población árabe superará a la judía
Por MARÍA SÁNCHEZ DÍEZ (SOITU.ES)
Actualizado 12-01-2009 11:22 CET

Gaza es como una cárcel al aire libre. En los últimos días y, desde el recrudecimiento del bloqueo de Israel sobre la Franja, ésta es una comparación recurrente hecha por medios de comunicación y ONGs. La metáfora no es casual. Al fin y al cabo, Gaza comparte con las prisiones uno de sus tradicionales problemas endémicos: el hacinamiento. Con un millón y medio de habitantes concentrados en 365 kilómetros cuadrados, tiene la mayor densidad de población y una de las mayores tasas de crecimiento del mundo: un 3,4 frente al 1,18 de media en el conjunto del planeta.

Más allá de factores geopolíticos o militares, la demografía ha jugado y juega un papel esencial en el desarrollo del conflicto en Palestina. Las proyecciones prevén que para 2020 la población árabe en Israel (más la palestina en Gaza y Cisjordania) supere a la israelí. Estos datos preocupan al Gobierno del Estado sionista. Desde hace años, varias voces han señalado la "amenaza demográfica" que se cierne sobre la existencia de un Estado con una mayoría judía que no está garantizada. Desde el siglo pasado, cuando los judíos comenzaron a emigrar a lo que después sería el Estado de Israel, el movimiento nacionalista sionista ha establecido como propósito estratégico convertirse en el grupo mayoritario en el territorio. Un objetivo que ahora ven peligrar.

Demografía de resistencia

La influencia del crecimiento en el conflicto tiene varias lecturas. Hay quien ve en las altas tasas de crecimiento y en su "demografía de resistencia", como la denomina Rosa Gómez-Redondo, demógrafa en la facultad de sociología de la UNED, una de las principales armas con las que cuentan los palestinos. Que se trata en parte de una opción ideológica es algo que parece claro. Según algunos expertos palestinos, tener familias numerosas se ha convertido en casi un deber patriótico. El aumento de la población árabe se convierte en un mecanismo de seguridad: la garantía de continuidad de la resistencia y el combate.

La balanza poblacional se inclina hoy hacia el grupo étnico árabe. Desde la creación de Israel, la proporción de hebreos y palestinos se ha mantenido más o menos en una proporción constante de 80-20 por ciento en el territorio israelí. La estabilidad de la relación ha surgido de un juego de vasos comunicantes: la tendencia demográfica al alza de los palestinos se ha contrarrestado con las migraciones de judíos desde todos los rincones del mundo. Sin embargo, a estos números hay que sumarle Gaza, Cisjordania y los casi cuatro millones de refugiados palestinos que viven en los estados árabes limítrofes y cuyo regreso es una reivindicación tradicional.

La juventud de la población es otro de los aspectos más llamativos de la composición de la población en Gaza. La edad media en la Franja es de 17 años y el 45 por ciento de los palestinos tienen menos de 14. Esto supone para algunos otro motivo de preocupación, especialmente teniendo en cuenta algunas opiniones que achacan la explosión de disturbios y de técnicas terroristas al alto porcentaje de jóvenes. Es el caso del sociólogo alemán Gunnar Heinsohn, que hace hincapié en que la explosión demográfica y el desproporcionando número de jóvenes sin perspectivas de futuro se convierte en una cantera de combatientes terroristas dispuestos a cualquier cosa. Es decir, una especie de avispero de personas educadas en el odio y el hostigamiento.

Una bomba de relojería para Israel

La percepción del crecimiento como una "bomba de relojería" ha calado en la sociedad israelí. Incluso voces moderadas, como la de Shlomo Gazit, ex comandante del servicio de informaciones de las fuerzas armadas, militante pacifista identificado con el laborismo y contrario a la ocupación de los territorios palestinos, ha calificado el crecimiento demográfico palestino de "amenaza existencial" en su artículo 'Demographic, existential threat' (aquí en español).

Esta sensación de peligro a la que hacen alusión algunas autoridades israelíes se ha convertido en uno de los pilares que han motivado algunas controvertidas políticas públicas hebreas. Tal y como explica Nuria Tomás, investigadora del programa de conflictos y construcción de paz y especializada en Oriente Próximo de la Escola de Cultura de Pau, la demografía es utilizada como argumento en los intentos de Israel de "tratar de preservar un Estado judío en el que no sólo sean mayoría, sino que sea étnicamente homogéneo". En este sentido, este centro de derechos humanos denuncia que el discurso poblacional se encuentra bajo fenómenos vigentes como "la colonización, la demolición de casas, la discriminación de la minoría árabe en territorio israelí, la política de judeización de Jerusalén o la expropiación de tierras".

Argumentos pseudocientíficos para decisiones políticas

Para Gómez-Redondo, la demografía se está utilizando como un instrumento político para justificar cierto tipo acciones que no tienen una base científica real. "Es imposible analizar una población sin tener en cuenta su historia reciente y de contexto social", explica. Y en un caso como el de Gaza, "donde se da una falta absoluta de posibilidades de desarrollo económico", las dinámicas de evolución de la población se alteran. Y es que, además de un posible argumento ideológico que empuje a los palestinos a tener más hijos, existe, según Gómez-Redondo, otro meramente demográfico: "Para que una población pueda emprender su transición demográfica, tiene que reducir previamente su mortalidad infantil y juvenil", afirma. "Si eso no ocurre y tampoco mejoran las condiciones de vida, es imposible que descienda su fecundidad", sentencia.

La ecuación es sencilla: mientras no se alcancen ciertas cotas de bienestar, el crecimiento poblacional en Gaza se mantendrá por una simple cuestión de supervivencia. Las variables culturales tampoco ayudan a invertir la tendencia. Por ejemplo, la imposibilidad de acceso a una cultura y formación básicas. O la falta de medios sanitarios o de políticas de control de la fecundidad en un marco de bloqueo económico y falta endémica de recursos. También la religiosidad de la comunidad palestina es determinante en su tendencia al crecimiento: la musulmana, como casi todas las religiones, es un factor impulsor de la natalidad.

Sin embargo, estas pautas se reproducen también en Israel, donde la comunidad judía ortodoxa registra unas tasas de natalidad muy elevadas. El dato, no tan profusamente mencionado en los análisis poblacionales de la región, la sitúan en casi un empate técnico con los árabes de la Franja. Sea como sea, tal y como señala Gómez, países vecinos con una fuerte impronta religiosa, como los del Magreb, están experimentando una drástica reducción de su fecundidad. La explicación del elevado crecimiento en Gaza y entre los ortodoxos vuelve a hundir sus raíces en el escenario socio-político y en las condiciones de vida de ambas sociedades.

Esta imposibilidad de desligar el análisis de la situación de inestabilidad y de permanente enfrentamiento entre grupos terroristas y Ejército invalida, para la demógrafa, esas previsiones de futuro que tanto preocupan a las autoridades hebreas. "Hacer hipótesis y proyecciones manteniendo los actuales datos es inflar la población", señala. "La tendencia está fuertemente determinada por una situación política que no tiene nada que ver con la demografía", añade. Su teoría es que, en caso de que el enfrentamiento cese y Gaza pueda iniciar un proceso normal de desarrollo cultural, industrial y económico, la "inercia demográfica" hará su trabajo: reducir la población.

Sin embargo, no es sólo la estructura demográfica la que pone en peligro la pretensión de Israel de mantener una mayoría judía. La falta de condiciones mínimas de paz y estabilidad que permitan emprender la creación del Estado palestino contemplado en la hoja de ruta de los acuerdos de Annapolis pone sobre la mesa otra opción: un estado binacional. Los partidos políticos israelíes lo rechazan. Pero, según Tomás, esta solución está cada vez más presente entre algunos movimientos sociales israelíes, que han emprendido un "candente" debate sobre ello. La idea básica es crear una ciudadanía común, no basada en la diferencia étnica o religiosa. La cuestión poblacional dejaría de tener la importancia que tiene ahora, pero parece poco probable que la idea prospere. El propio Olmert advirtió recientemente de que si fracasa el proceso de paz, a Israel no le quedará más remedio que aceptar esta fórmula. Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina ya ha hecho pública esta demanda.

Algunos datos de población de la Franja de Gaza

  • Edad media: 17,2
  • Estructura de la población: De 0-14 años: 44,7%; de 15-64 años: 52,7%; más de 65 años: 2,7%
  • Mortalidad infantil: 19 muertes (por cada 1.000 nacimientos).
  • Tasa de fertilidad: 5,19 niños por mujer.
  • Esperanza de vida: 73,16 años.
  • Tasa de nacimientos: 37,75 nacimientos por 1.000.

Fuente: CIA: The World Factbook.

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