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Susan, los hay más feos que tú: esto ya lo vimos antes

  • Susan Boyle se convierte en un fenómeno porque canta muy bien... para lo fea que es
  • La historia de la música está plagada de feos, la que no lo está tanto es la de la televisión
Por SEBAS ALONSO (SOITU.ES)
Actualizado 17-04-2009 17:24 CET

Susan Boyle se ha convertido en el gran hit de internet de la última semana. El sábado pasado apareció en un programa cazatalentos del Reino Unido y dejó a todo el mundo boquiabierto porque cantaba fenomenal... para lo fea que era. A sus 47 años lo tiene todo: está soltera, vive con su gato, está en paro y nunca la han besado. Sin embargo, no se sabe lo que termina de haber de nuevo en todo esto. O igual es que uno ve demasiado poco la televisión.

El fenómeno Susan Boyle es precioso y divertido. Sony BMG ya está detrás de ella, su fama ha cruzado el charco, va a ser entrevistada por Oprah Winfrey y el polémico jurado Simon Cowell, inspiración de Risto, dice que va a ser número 1 en Estados Unidos. Algo que pocos artistas británicos consiguen. La cosa ha llegado a tal punto que a las personas apellidadas Boyle de su pueblo no para de sonarles el teléfono por si guardan algún tipo de relación con ella.

The Herald ha señalado que el triunfo de Susan Boyle es una victoria del talento sobre la belleza física e incluso el prestigioso The Guardian ha tirado por lo feminista en la columna de Tanya Gold, asegurando que sólo se exige a las mujeres ser guapas para triunfar.

Que la industria castiga a las mujeres de mediana edad es una realidad, pero se están llevando las cosas a unos límites de demagogia extremos. Micah P. Hinson es uno de los cantautores no sólo más prestigiosos sino más exitosos del mundo (abarrota recintos allá por donde pasa) a pesar de que uno hasta piensa que explota su propia fealdad. Thom Yorke, líder de Radiohead, considerada una de las mejores bandas del momento, tampoco se ha caracterizado nunca por ser un gran sex symbol. Antony & The Johnsons incluso ha llegado a ser número 2 en España, no desde luego gracias a su físico.

¿Sólo hay cantantes poco agraciados en el mundo independiente? Echando un ojo a los discos más vendidos de la historia puede que te lleves más de una sorpresa. Uno de ellos es 'Jagged Little Pill' de Alanis Morissette, que nunca utilizó su sexualidad ni su feminidad para promocionarse. Los hermanos Gallagher de Oasis vendieron casi 20 millones de copias de 'Morning Glory' sin depilarse las cejas. AC/DC, Eagles o Pink Floyd tampoco se caracterizaban por sus atributos físicos. 'Thriller', el mayor de los superventas, no lo fue porque todo el mundo se quisiera acostar con Michael Jackson, por no mencionar que ahora mismo, en su peor estado físico, acaba de agotar las entradas de decenas de shows en Londres para cientos de miles de personas.

En nuestro país, se repiten exactamente los mismos patrones. Rosana consiguió vender más de un millón de copias con 'Lunas rotas' y Pedro Guerra era un artista multiplatino durante los 90.

Definitivamente, para triunfar, la belleza no tiene tanto que ver como tu talento y, de acuerdo, las técnicas de márketing con que te promociones, seas como seas. La androginia de Alanis fue vendida como una actitud, clave para un público despreocupado por la imagen como el post-grunge. En otras ocasiones, un personaje no especialmente atractivo, como Madonna, se ha convertido en uno de los referentes sexuales claros del siglo XX.

La conclusión es que el circo montado por 'Britain's Got Talent' se ha salido totalmente de madre. Ni el público, aplaudiendo, la dejó cantar, ni las caras de sorpresa del jurado parecen muy convincentes (especialmente la de Amanda Holden), ni parece muy verosímil que el programa no le hubiera hecho un cásting previo y supiera la que se iba a montar. De hecho, ya tenían el precedente (calcado) de Paul Potts, un vendendor de móviles que en 2007 se lanzó a cantar ópera en aquél mismo escenario, ante aquél mismo jurado, con bastante menos teatrillo. En nuestro país está el caso de Rosa de España, por ejemplo, que se ganó el favor del público y acabó venciendo la primera edición de OT.

Quizá lo que nos quieran decir es que los programas cazatalentos, siempre sujetos al riesgo del zapping, son los que no consienten presentadores o concursantes feos, porque el mundo de la música siempre ha estado lleno de ellos. Nadie sabe muy bien exactamente qué tiene que ver un programa tipo OT con triunfar en el mundo de la música, pero igual lo que hay que reivindicar son más Chapis en antena.

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